Omar Félix llega con extrema puntualidad a "La picada" de Los Andes. Se lo ve tranquilo. Casi ni se le nota el trajín electoral que atraviesa en estos días de campaña. Con paciencia se presta a las demandas del fotógrafo y del equipo de filmación. Con dotes de un político experimentado, se dispone a responder las preguntas.
-¿Qué es más importante: la unidad del partido o el resultado de esta elección?
-Siempre el resultado es importante, pero si se da en un marco de unidad y entendimiento, mucho mejor. El PJ no es como los demás partidos. Tiene características de movimiento, lo que hace que tengamos matices internos, con diferencias de forma más que de fondo. Eso nos obliga a construir consensos.
-En Guaymallén se repartió folletería referenciando en Cristina Fernández. ¿Cambió la estrategia?
-Unidad Ciudadana integra Somos Mendoza y los compañeros se referencian en Cristina. Es legítimo y tiene que ver con este paraguas que es el movimiento justicialista. Hoy hay un debate profundo en las provincias, en una elección de distritos. El tema de las conducciones nacionales será el desafío del año que viene, cuando Cristina seguramente tendrá un rol importante. Será en ese marco en el que irán surgiendo conducciones. Hay un espacio valioso para pasar de conducciones personalistas a orgánicas, con una construcción diferente a la que en algún momento fue gregaria o caudillesca. Yo creo más en las conducciones orgánicas.
-¿Cómo retendrá los votos de Unidad Ciudadana?
-Se van a retener porque esto tiene que ver con lo que es el movimiento, donde nunca hubo un pensamiento único. Tenemos más diferencias con Macri o Cornejo que entre nosotros. Nuestras diferencias son generalmente de forma o símbolos, pero en lo profundo somos mucho más parecidos.
-¿Contra quién compite usted: Cornejo o Najul?
-El Gobierno intenta instalar una especie de convalidación de la gestión. La sociedad debe interpretar que dar calidad institucional a una elección es poner en valor qué se está eligiendo. En este caso, se eligen legisladores, no se plebiscita una gestión. El rol de los legisladores es el debate que está en los cuerpos colegiados nacional, provincial y municipal.
-En seguridad, Cornejo lleva una política de "mano firme", ¿Cómo ve el tema?
-La mano firme debe estar con los más fuertes, no con los débiles. No veo que haya bajado la inseguridad. Conozco los índices del Gobierno, pero tengo dudas, porque cuando uno va a hacer una denuncia le dicen que la haga on line y mucha gente no la hace. Hay que tener políticas de inclusión, educativas, que mejoren las condiciones de vida, y después las medidas.
-¿Tiene planeada alguna medida?
-Nuestro equipo presentó un proyecto que es ley: sistema de control de ingresos y egresos a la provincia. Proponemos que al ingresar a la provincia, además de revisar si trae verdura, se pida DNI, que un escáner controle si hay armas o un perro controle si hay estupefacientes. Eso combatiría al narcotráfico, trata de personas, robo de vehículos y autopartes, tráfico de armas. La ley se aprobó y no se implementó. Mendoza es un colador. Los tres últimos operativos narcos más importantes pasaron por acá: el camión de bobinas, el operativo de San Juan con 20 detenidos y el de Canadá.
-Combatir al narcotráfico excede a la policía local...
-Es nuestra obligación cuidar a los mendocinos, sobre todo a los jóvenes. Cuando era intendente, venían delegados barriales y me decían que en el barrio se vendía droga. Cuando uno planteaba a las autoridades, decían que estaban “investigando”. No quiero que los jóvenes consuman droga. En los barrios buscan a los chicos sin trabajo para que vendan. Todos saben dónde venden, pero los vecinos tienen miedo de denunciar.
-¿Hay que legalizar la marihuana?
-El chiquito que consume es una víctima, debe ser ayudado, no detenido. En todo caso se debe tratar, asistirlo, incluso a su familia, para salir de ese flagelo. No sé si hay que legalizar y cuál sería su efecto. Lo que sé es que si un joven tiene una adicción, es responsabilidad del Estado tratarlo. En San Rafael avanzamos en una casa de día, con tratamiento y contención, pero no alcanza.
-Pide a Cornejo medidas económicas, sobre todo por la competitividad vitivinícola, pero el peronismo gobernó. ¿Qué hizo para mejorar eso?
-Tal vez algunas cosas no se hicieron tan bien y por eso perdimos las elecciones (risas). Cuando hay excedentes vínicos, los grupos concentrados exigen al Estado que los compre. Para el productor la uva o el vino no valen. Encima le pagan a 8 o 10 meses. Cuando falta stock la situación es inversa: importamos vino de dudosa calidad y la excusa es que hay que conservar mercados. Eso también atenta contra la posibilidad de conservar mercados. El Estado invirtió fuerte en años pasados para instalar el vino argentino en el mundo. Al decir que hay que conservar mercados, el sector concentrado piensa en su rentabilidad, no cuida la cadena y el productor es variable de ajuste.
-Las pujas entre viñatero y bodeguero son históricas...
-Si antes las cosas se hicieron mal, no quiere decir que hay que seguir así. En algún momento hay que animarse a cambiar y a tener más equidad, para que el esfuerzo del productor le sirva para llevar una vida digna. Quizás es un discurso de fondo, pero importar productos primarios, no sólo vino, significa menos trabajo.
-¿Qué propuestas tiene?
-Impediría la importación. También debe apoyarse la producción primaria. En el Sur estamos desarrollando una pulpera que servirá al productor de durazno, damasco, pera, para que transforme su producto en comodity. Porque también quedan pocas fábricas conserveras y se han concentrado. Saben que el productor es el apurado, porque cuando el durazno madura no puede esperar a ver cómo se comercializa a mejor precio; tiene que colocarlo.
-¿Hay que hacer la reforma laboral?
-La verdad es que no se conoce ningún proyecto, pero se sospecha que es una reforma al estilo Brasil, que pone en debilidad a los trabajadores. No vamos a acompañar ninguna reforma que vulnere los derechos del trabajador y lo ponga en debilidad. Esto no quiere decir que no estemos dispuestos a escuchar: la propuesta tiene que estar sobre la mesa. Si en el análisis surge que se debilita la posición del trabajador ante la patronal, no vamos a estar de acuerdo. Se pueden adaptar los marcos normativos a los tiempos, pero esa adaptación nunca debe ir en detrimento de los más débiles de la cadena.
-En el Congreso podría surgir un pedido de desafuero a Julio De Vido. ¿Cómo votaría?
-Primero hay que analizarlo. Cualquiera que haya cometido un hecho de corrupción debe ir a la Justicia y responder ante ella y la ley. Ahora, la opción a la corrupción no es el ajuste, para eso está la Justicia. La política haciendo Justicia es mala. Y la Justicia haciendo política, también es mala. La Justicia, sin injerencias del sector político, tendrá que determinar y en todo caso pedir los desafueros y actuar, sea en el caso de De Vido o de cualquier otro sospechado o acusado de ilícito. Lo que ocurre es que el tema se termina utilizando desde lo político y se desvirtúa.
-¿Cómo ve el caso Santiago Maldonado?
-Cuando pasa esto y hay una organización como Gendarmería, una fuerza de seguridad, no hay tiempo que perder. Lo que ocurre en las primeras 48 o 72 horas es fundamental. El Gobierno decidió creer lo que decía Gendarmería y el tiempo pasó. Hay un error del Estado y de la ministra, que deben hacerse cargo de sus responsabilidades. Cuando el Estado da ciertas libertades a la fuerza de seguridad y ésta actúa, aunque haya habido un accidente, después empieza a ocultar los hechos.
-¿Cuál será su primer proyecto?
-Estoy pensando en uno vinculado al trabajo joven. Un desarrollo del Gobierno de Córdoba, no estoy inventando nada. El Estado financia un año el trabajo de jóvenes en empresas privadas. Primero se audita a la empresa para ver cuántos operarios tiene, para que no despida a nadie al incorporar a alguien que durante un año pagará el Estado. El joven entra y después de un año queda en planta permanente. Se compensa a la empresa con una ventaja impositiva.
-Algo de eso se hizo en el gobierno de Francisco Pérez.
-Sí, pero donde funcionó fue en Córdoba.
-¿En qué bloque se ubicará en el Congreso? ¿El justicialista o el del FPV?
-Voy a trabajar mucho para que el peronismo se unifique en un solo bloque. Y si no es así, voy a formar un monobloque que se dedique sólo a los problemas de Mendoza.
Ping Pong
Félix aceptó el desafío de definir a políticos con una o dos palabras:
Alfredo Cornejo: autoritario
Noelia Barbeito: inteligente
Claudia Najul: aguerrida
José Luis Ramón: me hace reír, me divierte
Mauricio Macri: empresario
Ernesto Sanz: un buen abogado
Cristina Fernández: carácter (dudó un instante la respuesta)
Omar Félix: un luchador
La pelea para figurar desde el Sur
Omar Félix tiene una amplia historia política. Sin embargo nunca logró instalarse en el inconsciente colectivo mendocino. Él lo atribuye a las “características” de la provincia y a los medios de comunicación que, según él, no muestran lo que hace un intendente de Alvear, San Rafael o Malargüe. Para vencer esa barrera, hace dos años se mudó al Gran Mendoza: “Así aumenté mi nivel de conocimiento. Lo dicen las encuestas”.
Desde su visión, eso también se traslada a la relación provincial con el Sur. Por más que en el almuerzo de la Cámara de Comercio sanrafaelina del lunes pasado, Cornejo anunció avances e inversiones, él entiende que “no ha mejorado” la situación.
“No es discriminación, es una situación natural. Es lo mismo que ocurre a nivel país”, dice y agrega: “No ahora, desde siempre, a Mendoza le falta un proyecto de desarrollo federal armónico y uniforme”.
Perfil
Omar Félix tiene 57 años. Está casado con Alejandra y tiene tres hijos. Es productor agropecuario y se reconoce un militante político "desde siempre".
Actualmente es presidente del Partido Justicialista de Mendoza. Ocupó numerosos cargos públicos.
Concejal. De 1995 a 1999.
Senador provincial. Desde 1999 a 2003.
Intendente de San Rafael. Desde 2003 a 2009.
Diputado nacional. Desde 2009 a 2013.
Director de YPF. Entre 2013 y 2015, durante la gobernación de Francisco Pérez.