Con una fuerte caída en la producción de materia prima que encarece la cosecha y sensibles aumentos de costos de elaboración, la industria de aceitunas en conserva y de aceite de oliva se prepara para transitar una temporada difícil. Es que a los problemas locales se suman una marcada depresión del mercado brasileño y el reposicionamiento de los principales productores mundiales, que presiona a los exportadores.
La cosecha de las conserveras ya está en marcha, y aunque desde el sector no se animan a precisar porcentajes de pérdida, hay quienes estiman que no sería menor al 40% en Mendoza, aunque aclaran que la situación, desde lo productivo, es más favorable en las provincias del Norte de país.
Sobre este punto, el industrial Guillermo Zaina precisó que la recolección comenzó “con las variedades redondas y algunas variedades tempranas que se traen de San Juan y de La Rioja”.
Es que “ha habido una merma en la producción de 2016, aunque en estas variedades, cultivadas con una mayor densidad por hectárea y con tecnologías nuevas, esa caída no se nota tanto aún en Mendoza”. Admitió que “es distinto el caso de la Arauco, donde esperamos la merma más significativa, aunque prefiero no arriesgar un porcentaje de pérdida porque todavía no comienza la cosecha de esa variedad”.
Situación del mercado
El empresario, que dirige el establecimiento Zaina Hermanos SRL, cree que, a pesar de la menor cosecha esperada en algunas variedades, no habrá escasez de oferta del producto terminado, porque “las fábricas tienen stock de la cosecha anterior” y los mercados están complicados.
Recordó en este sentido que “Brasil está atravesando una crisis muy compleja y el gobierno de ese país ha implementado una serie de medidas de ajuste que se han traducido en una caída del consumo”. De igual manera, “es de esperar que el consumo vaya a caer también en la Argentina”, donde “todas las medidas que se han venido tomando para normalizar la economía se reflejan en un menor circulante de plata”. De manera que “no esperamos un quiebre de stock; es un tema que verdaderamente no nos preocupa tanto”.
El aceite
En cuanto al negocio del aceite de oliva, el industrial Armando Mansur, de la firma Olivares de Don Ignacio, de Rivadavia, recordó que “en lo productivo, en el año 2015 tuvimos una cosecha muy buena y pudimos elaborar aceite de muy buena calidad”, mientras que en términos comerciales, “a los industriales argentinos nos benefició una coyuntura internacional que nos permitió exportar mucho, inclusive a España, que compró 14.000 toneladas en la Argentina, mientras que Estados Unidos se llevó de acá 12.000 toneladas porque los europeos no habían podido cumplir” con sus envíos regulares al país del Norte de América.
Es que los españoles habían tenido una cosecha excepcionalmente alta en 2013 lo que los alentó a la apertura de nuevos mercados, en Oriente particularmente, y con una cosecha 2014 medianamente normal, se encontraron con que no tenían mercadería suficiente para atender sus compromisos comerciales. Resolvieron el faltante comprando en Argentina, a pesar de tener un arancel muy alto para importar productos extra comunitarios.
Pero hoy los españoles siguen proveyendo a Brasil, adonde “llegan con una botella de medio litro de aceite de oliva extra virgen a un precio de entre U$S 1,80 a U$S 2,10, y nosotros no podemos ofrecer a menos de U$S 2,80, a pesar de los beneficios que hemos tenido” a partir de las nuevas medidas económicas.
Mansur, que preside la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen) y la Federación Olivícola Argentina (FOA), evaluó que “ahora estamos entrando en una cosecha yo diría que regular para Mendoza, que es la provincia olivícola más afectada por heladas y granizo”.
Aseguró que “la producción será mucho menor a la del año pasado, quizás de 40% menos; vamos a tener una derivación de aceitunas de conserva de las zonas más castigadas por el clima hacia la elaboración de aceite”.
Las perspectivas
En cuanto al escenario que deberá enfrentar la actividad este año, Guillermo Zaina reconoció que “el golpe de timón que tuvo la economía, dio un impulso a la agroindustria exportadora”. Admitió que su sector pudo capitalizar rápidamente esa mejora porque “antes de salir del cepo estábamos con un dólar de $ 9,80, y algunos lotes remanentes de operaciones de noviembre-diciembre que no habían sido liquidadas se han liquidado ahora a $ 15 por dólar. Eso ha ayudado mucho, igual que la eliminación de los derechos de exportación. Un 5% puede parecer una tontería, pero muchas veces el margen de rentabilidad del producto no ha llegado al 5%”.
En ese punto coincidió Mansur, al señalar que “el mayor volumen de operaciones del año pasado se había dado en las provincias del Norte, a un dólar previo, y nosotros pudimos hacer algunos envíos hacia fin del 2015, con el tipo de cambio ya liberado”.
Pero ahora, llegado el momento de ingresar a fábrica la materia prima para procesar, hay que empezar a hablar de precios. Zaina precisó que las aceitunas “sanas” de las provincias del Norte se han negociado “desde febrero y hasta los primeros días de marzo, a valores históricos de 50 centavos de dólar el kilo”, y que “algunas pueden llegar a 55 centavos, dependiendo del tamaño y de la calidad”.
Sobre este punto, y aunque la recolección de las variedades aceiteras no empezó todavía, Mansur estimó probable que este año se pague al productor “alrededor de U$S 0,30” por kilo de frutos con ese destino.
Por otra parte, “estamos pendientes de que salgan los nuevos convenios colectivos de trabajo y si a ello se suma el aumento del precio de los insumos, que acompañó a la devaluación, y el importante incremento de las tarifas de energía eléctrica, pareciera que estamos ante el riesgo de perder las mejoras logradas a partir de las medidas económicas; pero no perdemos el optimismo”, aclaró el industrial de Guaymallén.
Cabe destacar, de paso, que en el cuadro de costos de las fábricas de aceite hay algunos componentes que participan en una proporción mayor que en el caso de las conserveras. Entre ellos, la energía (la tarifa para la industria es la “T2 Especial”), porque tienen que utilizar motores más potentes en sus procesos y hay que considerar que, según Armando Mansur, “en abril ya vamos a tener que pagar tarifas con un aumento de 118% respecto de febrero, y no sabemos cuál será el incremento para mayo, cuando ya estemos elaborando”.
En cuanto al panorama de negocios para el aceite de oliva, “si bien esta coyuntura internacional nos favoreció en 2015, en 2016 no lo vemos con las mismas posibilidades”, advirtió el titular de Olivares de Don Ignacio. El empresario de Rivadavia explicó que “España volvió a tener una buena producción en 2015, de manera que “ya no vamos a tener la misma demanda del exterior”, siendo que “entre España y Estados Unidos, el año pasado se llevaron 26.000 de las 32.000 toneladas de aceite de oliva que había producido Argentina”.
Añadió que “los españoles ya están con producción nueva en el mercado, lo que hace que tengamos un precio internacional a la baja”. Concluyó que “vamos a volver a los niveles normales de exportación. De manera que, si bien han cambiado las condiciones macroeconómicas en el país favoreciendo los negocios con el exterior, estamos muy pendientes de lo que pasa con los mercados”.
Cabe apuntar que el mercado interno consume anualmente unas 8.000 toneladas de aceite de oliva, de manera que lo que ocurra con las exportaciones es muy importante para el negocio. Por eso Mansur prevé que “la temporada no va a ser fácil”.-
Independientemente de las dificultades de la coyuntura y del peso relativo menor de Argentina en el negocio global del aceite -participa sólo con el 2% de comercio mundial-, “la demanda internacional sigue creciendo para el caso de aceites de alta calidad”, explicó el presidente de la Asolmen. Admitió que “este no es un año normal para nosotros, pero afirmó que “en situaciones de normalidad, estamos en condiciones de llegar a los mercados con un producto que está en el mismo nivel de los mejores del mundo”.
De todos modos, las dificultades para competir son evidentes, y “si bien las medidas que dispuso el nuevo gobierno nacional favorecen las exportaciones, hay cosas por corregir”, concluyó Mansur.
Expectativas favorables, aunque quedan pendientes otras medidas
Para el gerente de la Cámara de Comercio de Cuyo (Cacec), Mario Bustos Carra, “la expectativa del empresariado es ahora totalmente distinta, mucho más positiva, porque hay una esperanza”.
El dirigente cuyano reconoció que “hay cierta ansiedad por tener soluciones lo antes posible, porque el empresario viene de varios años de soportar pérdidas, y algún temor por la posibilidad de que todas las ventajas que ahora se han obtenido se puedan perder”.
Señaló que el mejor ánimo se fundamenta no sólo en la unificación del tipo de cambio y la eliminación de retenciones a las exportaciones, sino también en otras medidas como “la flexibilización del ingreso de divisas y otras que estarían en estudio”.
Destacó que “actualmente, esas divisas pueden quedar como tales en el banco con el que opere la empresa hasta que venza el permiso de embarque -los 180 días- y el Central estaría evaluando autorizar la apertura de una cuenta en dólares para que las empresas puedan dejarlos en la entidad con la que operan”.
A criterio de Bustos Carra, “eso es bueno, no sólo porque le permite al exportador disponer de esos recursos en el momento que considere oportuno en función de sus necesidades y de la variación del tipo de cambio, sino también -y por sobre todas las cosas- porque le devuelve la libertad sobre la disponibilidad de sus bienes, sobre su propiedad; él decide cuándo va a liquidar y cuándo no”. Remarcó que “son cosas que ayudan y que hacen a la competitividad”.
Por otra parte, adelantó que el Ministerio de Agroindustria de la Nación “está estudiando medidas que ayuden a mejorar la competitividad (niveles de reintegro, financiación a tasas accesibles, etc.), sin devaluar, evitando así eventuales impactos en el conjunto de la economía.