El ovejero alemán Kazu y Ayelén Castro, por un lado; y la ovejera Rea y Lisandro Calderón, por el otro, son dos de los siete binomios perros-guías que conforman la Escuela de Adiestramiento Canino Mendoza (Escam). Se trata del primer grupo de búsqueda y rescate con canes constituido como ONG en la provincia.
Con una trayectoria de 12 años y 5 con personería jurídica, están siempre dispuestos para intervenir en terremotos, aludes, rastrillajes y búsquedas de personas. De hecho, han prestado su colaboración en el terremoto de Chile de 2010, en la explosión por una fuga de gas en Rosario en 2013 y más recientemente en rastrillajes en el barrio La Favorita para buscar rastros de la adolescente desaparecida Gisela Paola Gutiérrez, entre otros eventos.
En la creación del grupo tuvo fundamental participación el ovejero alemán Chopper, quien falleció tiempo atrás. “Un día se me ocurrió llevar a mi perro a una escuela de adiestramiento y ahí le vieron muchas capacidades para hacer rastreo, que es cuando uno le da una prenda con olor y busca a la persona a quien pertenece”, comenzó a explicar Ayelén, creadora del equipo.
En ese entonces a ella le encantó la idea de formarse junto a su querido animalito. “Me enganché y empecé a hacer cursos y especializarme en lo que es búsqueda en estructuras colapsadas y el tema de cadáveres”, continuó.
Con el tiempo la joven se fue contactando con apasionados como ella, con quienes acudía a diferentes lugares siempre que solicitaran su ayuda. Pero en 2010 se inscribieron como ONG para darle mayor institucionalidad al proyecto. “Hoy somos siete binomios y estamos capacitados en caso de búsqueda por terremoto, en búsqueda por estructura colapsada y cadáveres en tierra y agua”, detalló.
Para entrar en acción, responden al llamado del jefe de operativo de la Policía, del fiscal a cargo o de algún otro organismo oficial involucrado en el hecho. “No podemos responder a pedidos de un particular, para todo hay protocolos y las autoridades que están en el sitio son las que autorizan al grupo a entrar a trabajar”, señaló por su parte Lisandro.
Cuando llegan a una estructura colapsada, lo primero que hacen es ingresar al lugar junto al perro para que éste marque si hay una víctima. “Después de eso viene la búsqueda técnica con las cámaras para corroborar, y por último entra la brigada de rescate para hacer el trabajo final”, precisó Ayelén.
El hecho de trabajar con perro ahorra mucho tiempo en la búsqueda de una persona. “Lo que es vital, porque mientras más minutos pasen menos posibilidad de encontrar con vida a la persona. Es una carrera contrarreloj”, destacaron ambos entrevistados.
Capacitación constante
Para poder formar parte de Escam y actuar correctamente en la búsqueda de personas, sus miembros se capacitan constantemente. “Están centrados en profesionalizarse porque cuando pasa algo real uno quiere que a su familiar lo busque la persona más preparada”, resaltó Raúl Castro, coordinador de la organización.
Gracias a ese esfuerzo han logrado convertirse en uno de los tres grupos de rescate con perros del país con certificación nacional avalada por el Ministerio de Seguridad de la Nación. Los otros dos se encuentran en Córdoba y en Santiago del Estero.
“De hecho mañana (por hoy) parten a Bahía Blanca a rendir el segundo examen a nivel nacional”, indicó Castro. Además, remarcó que han sido pre aprobados para la participación en el examen internacional de búsqueda International Rescue Dog Organization (IRO), cuya instancia examinadora se realizará en Brasil en diciembre próximo.
“Con esa certificación podríamos ser llamados a colaborar en cualquier parte del mundo”, subrayaron.
Por su parte, Lisandro detalló que si bien el perro es la parte vital de la dupla, el guía debe estar muy bien formado. “No somos sólo la persona que suelta el perro y le da la orden, sino que tenemos que saber de primeros auxilios veterinarios y humanos, navegación terrestre por GPS y auto rescate, entre otros”.
Para mantenerse en forma entrenan dos veces por semana en distintos sitios: “Vamos pidiendo permiso para entrenar en lugares similares a los que sería la realidad: en bodegas semi colapsadas, en el Parque Metropolitano y similares”.
Todo a pulmón
Un aspecto en el que hicieron hincapié los miembros de Escam es que no cuenta con apoyo permanente de ningún organismo estatal ni privado. “Todos tenemos un trabajo aparte y ponemos de nuestros bolsillos para poder llevar adelante nuestra tarea”, explicó Castro, que aclaró que sí se sienten acompañados por la Municipalidad de Maipú, departamento al que pertenece el equipo.
En un futuro desearían contar con ciertos elementos que son fundamentales para sus labores, como por ejemplo un sistema de comunicación a través de radio, porque hoy se coordinan a través de sus teléfonos particulares. Además, necesitan equipamiento adecuado para entrar en acción (ropa especial y zapatillas), transporte para llegar a los sitios en donde se los llama, así como para trasladarse hacia los cursos que se realizan.
“Nos gustaría que se incorporara a Escam como grupo de emergencia, que tanto la autoridad del 911 como las fiscalías sepan que cuando tengan una necesidad real nosotros vamos a estar”, aseguró Castro y recordó que cuando desapareció la niña Morena Pereyra (7), el viernes anterior a la Vendimia, los llamaron a las 36 horas de conocido el caso. “Si nos hubieran llamado antes nosotros podríamos haber colaborado con la búsqueda”, señaló.
Es que sus miembros quieren ser tenidos en cuenta porque los llena de satisfacción poder colaborar con la sociedad. “Nosotros entrenamos duramente por si alguien nos necesita el día de mañana”, aseguraron los miembros del equipo que trabaja operativamente con los Bomberos Voluntarios de la Provincia y que es parte de USAR, la brigada de rescate dependiente de Defensa Civil.