Una ola de atentados sacudió ayer tres continentes, causando la muerte de al menos 117 personas, sólo cuatro días después de que el Estado Islámico (EI) instó a los musulmanes a perpetrar ataques con motivo del mes de ayuno del Ramadán.
En un lapso de tres horas, Francia, Túnez y Kuwait -en ese orden- fueron ayer el blanco de sangrientos ataques que llevan el sello yihadista y que precedieron a un cuarto atentado, cometido en Somalia, donde el grupo terrorista Al Shabbab atacó una base militar de la Unión Africana (UA), matando a 50 soldados, en su mayoría de Burundi. En la jornada se cumplía la segunda semana desde el inicio del Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes.
Terror en la playa
Un hombre joven se deshizo de la sombrilla que cargaba y sacó un fusil tipo Kalashnikov para disparar contra europeos que se encontraban en un centro vacacional de Túnez causando al menos 39 muertes. Sousse, a 150 kilómetros de Túnez, es un balneario concurrido por tunecinos y europeos.
El ataque es el peor que ha ocurrido en el país donde el 18 de marzo se registró un atentado en el museo nacional del Bardo, que terminó con la muerte de 22 personas, la mayoría turistas, y ha generado dudas acerca de si el gobierno recién electo puede proteger al país.
Aunque autoridades dijeron inicialmente que dos hombres habían realizado el ataque, Rafik Chelli, un alto funcionario de seguridad, dijo que el ataque fue perpetrado por un joven estudiante que no era conocido por las autoridades de seguridad. El ataque en el hotel RIU Imperial Marhaba finalizó cuando murió a manos de la policía. “Sí tenía relación con algunos extremistas”, dijo Chelli, del Ministerio del Interior.
La matanza comenzó en la playa. De acuerdo con turistas inicialmente se escucharon explosiones y algunos pensaron que se trataba de fuegos artificiales pero pronto muchos corrieron para salvar su vida. Imágenes de video mostraron a personal de emergencias médicas usando sillas de playa para cargar a los heridos que vestían trajes de baño.
“Llevaba una sombrilla en la mano, luego se agachó para ponerla en la arena, sacó un fusil Kalashnikov y comenzó a disparar”, dijo Chelli.
El atacante entró al área de la piscina del hotel Imperial Marhaba antes de ir hacia el edificio disparando contra todo lo que se encontraba.
El Ministerio de Salud informó que entre los 39 muertos había ciudadanos tunecinos, británicos, alemanas y belgas.
Uno de los conserjes del hotel Muradi Palm Marina, ubicado dentro del complejo de hoteles sobre la playa, a escasos metros del RIU Imperial Marhaba, informó que los turistas evacuados del hotel atacado fueron reubicados en las instalaciones del Muradi Palm Marina.
“La mayoría de las víctimas son extranjeras y casi todas murieron con balazos en la espalda, porque recibieron disparos mientras corrían para salvar sus vidas.
El turista británico Gary Pine dijo que estaba en la playa cuando escuchó los disparos con su esposa y le gritaron a su hijo que saliera del agua, tomaron sus mochilas y corrieron al hotel. Su hijo les contó que vio a alguien caer en la playa.
El modo y la sangre fría con que fue perpetrado el atentado, por otra parte, sugiere que pueden ser de inspiración yihadista.
Desde el derrocamiento de la dictadura que gobernó al país hasta 2011, Túnez ha sufrido varios ataques terroristas, aunque apenas recientemente se han enfocado al turismo, que es uno de las principales fuentes de ingreso del país al aportar el 15% del PBI.
La economía de Túnez depende en buena medida del turismo y es muy probable que esos ingresos casi desaparezcan, lo que pondrá al país en una situación angustiosa en un momento crítico dentro de su transición política”, dijo Geof Porter, analista para el norte de África.
Un hombre sospechoso de tener vínculos con extremistas islámicos franceses estrelló un auto ayer en una envasadora de gas en el sureste de Francia. En el portón del predio apareció la cabeza cercenada de un empresario local y banderas con inscripciones en árabe. Dos personas resultaron heridas, dijeron las autoridades.
El gobierno inició inmediatamente una investigación por terrorismo.
Los fiscales franceses dijeron creer que el principal sospechoso es un chofer local de camiones conocido por los trabajadores de la empresa Air Products.
El fiscal Francois Molins dijo que el sospechoso, su esposa, su hermana y otra persona sobre la que no dio detalles estaban presos. Añadió que el hombre decapitado en la fábrica era el jefe de la compañía de transportes que empleaba al chofer.
La vocera de la procuraduría, Agnes Thibault-Lecuivre, dijo que todavía no han empezado a formular preguntas sobre los motivos del ataque y aún no se puede determinar si hay alguna conexión con grupos terroristas internacionales.
El ataque comenzó poco antes de las 10 de la mañana local, cuando un auto se estrelló contra la puerta de un establecimiento de gas en Saint-Quentin-Fallavier, al sureste de Lyon. El coche chocó luego contra garrafas de gas, provocando una explosión.
En principio ninguna organización reclamó la responsabilidad por el ataque. La colocación de una cabeza cercenada como en una pica en la entrada de la planta parece imitar la práctica del grupo Estado Islámico de decapitar a sus prisioneros y exhibir públicamente las cabezas.
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, dijo que un hombre conocido desde 2006 por mantener vínculos con extremistas fue atrapado por un bombero y que había varios presos más, entre ellos la esposa del sospechoso.
Añadió que el sospechoso, residente en la zona de Lyon, era conocido por los servicios de inteligencia, que lo vigilaban desde 2006.
Un agente de la policía francesa reveló que el cuerpo de la víctima estaba cerca del lugar de la explosión, pero que la decapitación no fue resultado del estallido sino que fue degollado con un arma blanca.
Un atacante suicida de una organización afiliada al grupo Estado Islámico (EI) hizo estallar ayer sus explosivos en una mezquita en Kuwait, donde dejó al menos 27 muertos y 227 heridos.
El ataque terrorista tuvo lugar en la capital de Kuwait, y es el primero en el país en más de dos décadas. Estuvo dirigido contra fieles chiítas al término de las oraciones del mediodía.
La jornada de violencia en tres continentes puso de relieve el alcance y capacidad del EI para llevar a cabo ataques a gran escala, incluso en esta nación árabe del Golfo Pérsico, que es predominantemente tranquila y segura, cuya suntuosa capital tiene espectaculares centros comerciales, hoteles de cinco estrellas y cadenas de tiendas occidentales.
El atentado sucedió en la mezquita chií Imam Sadiq, una de las más antiguas en esta nación predominantemente sunita. La mezquita se ubica en el vecindario residencial de Al Sawabir, donde se cree que al menos una tercera parte de la población es musulmana chiíta.
La explosión alcanzó hasta la parte trasera de la mezquita, cerca de la puerta, y ocurrió cuando los fieles estaban hombro a hombro en una oración grupal, de acuerdo con uno de los testigos, Hassan Al Haddad. Dijo que otros de los fieles detrás de él recuerdan haber visto a un hombre entrar al templo, mantenerse detrás de la congregación y detonar sus explosivos.
En un mensaje difundido en una cuenta de Twitter que se sabe pertenece a una organización del EI, la autodenominada Provincia Najd, señaló que el atentado lo perpetró un atacante suicida.
Los extremistas del EI consideran herejes a los musulmanes chiítas y se refieren a ellos de manera despectiva como “antagonistas”. El EI dijo en un comunicado que el ataque tuvo como objetivo un “templo de los apóstatas”.
El testigo Ahmed al-Shawaf dijo que un hombre interrumpió la oración con el grito “Allahu Akbar”, que significa “Dios es grande” en árabe. Luego, el sujeto gritó algo de que se uniría al Profeta Mahoma a tiempo para el iftar, el almuerzo del atardecer con el que los musulmanes rompen su ayuno del Ramadán, que actualmente está en su segunda semana. Después ocurrió la explosión.