Hace dos meses fue noticia en Los Andes por haber construido un robot capaz de rodar en la superficie del planeta Marte (y que probó recientemente en la NASA, ver aparte). Ahora, Marcos Bruno (20) promueve en Mendoza un proyecto de la Universidad de Stanford (EEUU) para que la mayor cantidad de instituciones educativas tengan microscopios para todos sus alumnos. A ello se le agrega un condimento extra: los aparatos cuestan sólo 1 dólar pero llegarían gratis a cualquier facultad, escuela o instituto que los solicite.
“Los envían a países en vía de desarrollo o de escasos recursos. Es una iniciativa que podría cambiar radicalmente las prácticas y posibilidades de cualquier persona”, explica Marcos, estudiante de Ingeniería Industrial de la UNCuyo.
El microscopio “barato” cabe en un bolsillo, tiene aproximadamente 17 cm de largo por 7 cm de ancho y permite analizar muestras como cualquier otro de alta complejidad, que cuesta miles de dólares. “Todo centro de salud podrá agilizar los diagnósticos de cáncer o de cualquier otra enfermedad, e incluso cualquier niño curioso podrá pasar por la lente del microscopio una hoja que encuentre en el suelo sin que los padres tengan que desembolsar una fortuna”, aseguró el joven.
Marcos remarca que las posibilidades con este aparato son infinitas y que las limitaciones sólo están en la mente de cada usuario. Además, dice que servirá para democratizar la ciencia, ya que evita que el conocimiento quede en manos de quien posee dinero.
Marcos se encontró en EEUU de casualidad con este objeto, que es una especie de rectángulo de cartón: “Llegué a Stanford con mucha suerte, porque en el viaje que hice para presentar el robot conocí a Jeel Moya (25), de Perú, quien me ofreció la posibilidad de ir a esta universidad. Obviamente fui, porque es una de las instituciones más prestigiosas del mundo. Ahí conocí el proyecto del microscopio”.
Los componentes
Lo primero que uno imagina cuando le hablan de un microscopio es una complicada maquinaria, con partes metálicas, lentes y sistemas para procesar la información que uno desea obtener.
Sin embargo, todo prejuicio cae cuando observa que este microscopio -llamado foldscope y creado por Manu Prakash- viene en un sobre y que gran parte de sus componentes son de papel troquelado.
“Por un dólar se pueden tener dos planchas con los troquelados (ellos mandan dos porque se supone que una es para regalar), que se arman a modo de origami”, indica Marcos, al tiempo que coloca los elementos sobre su escritorio.
En el paquete vienen las instrucciones para armarlo, la forma en que la muestra debe ser colocada, una luz led (lo más voluminoso de todo porque lleva una pila), imanes, dos lentes de aumento de 10x y una de 40x, un condensador, un soporte para proyectar, la explicación de cómo utilizarlo en combinación con el celular para sacarle fotos y una carta de Stanford agradeciendo por compartir esta forma de adquirir conocimiento.
“Lo bueno de cómo lo han pensado es que hasta se puede transmitir en streaming o proyectar en un cuarto oscuro lo que uno está analizando.
Además, si lo ves con lentes con aumento, todo se ve más grande. Por sólo un dólar se puede ver un mundo que uno no imagina", asegura Marcos.
Para sumar bondades al invento, el joven estudiante explica que se puede pisar, romper o sumergirlo en el agua y es poco probable que le ocurra algo. "Hay que darle muy duro", dice en alusión a la posibilidad de que se rompa.
“Viendo imágenes de gente que sube lo que ve a través de este microscopio, realmente te llegás a sorprender. Por ejemplo, un chef que estaba haciendo una paella analizó una parte de una almeja y aún se veían partículas de materia viva”, describe.
Marcos remarca que la idea de fondo es que cada institución educativa de Mendoza tenga uno lo más rápido posible, eliminando trámites burocráticos. “Si una institución muestra real interés en que sus alumnos tengan el microscopio, Stanford los envía. Enviarlos no les genera gastos y aun si se tuviera que pagar por ellos, resulta mucho más barato que adquirir uno solo de alta complejidad”, reconoce este impulsor del “foldoscopio” de la Universidad de Standford.
El robot marciano
Marcos Bruno estuvo en mayo en Utah, EEUU, donde llevó un robot que diseñó junto a su amigo Gabriel Caballero y que puede instalar instrumental y trasladar cargas livianas en Marte. Lo probó en una base de The Mars Society, una entidad de la NASA que simula exactamente la vida en el planeta rojo.
El artefacto cuenta con cuatro ruedas y una especie de grúa, además de un motor que permite instalar instrumental y hacer girar un tornillo. También tiene una cámara, que es el celular de Marcos, y un router WiFi que posibilita la comunicación con una computadora.
El joven estuvo 15 días probando el robot y tuvo que enfrentar y solucionar los problemas técnicos del día a día. El trabajo tuvo buenos resultados y todo su proyecto de investigación lo publicará en unos tres meses The Mars Society.
Una nueva carrera
La UNCuyo dictará desde 2017 la carrera de Ciencias de la Computación en la facultad de Ingeniería, para formar profesionales capaces de diseñar e implementar software, generar nuevas formas de utilizar las computadoras, y desarrollar formas efectivas para resolver problemas de computación.
Esta Licenciatura, que se dictará por primera vez en Mendoza, se fundamenta en la importancia que representan hoy las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) en la innovación y la creación de nuevos negocios.
Para saber más
En internet. Marcos Bruno recomienda visitar la página www.microcosmos.foldscope.com para poder observar las muestras que personas en todo el mundo han hecho con este microscopio. Es una experiencia imperdible.
Contacto. Para comunicarse con él, sólo hay que enviar un mail a marcos.249@hotmail.com y así él podrá realizar el pedido.