En este primer mes de este año 2013, en el que las elecciones parlamentarias de mitad de mandato pueden llegar a ser decisivas para la continuidad del actual modelo político y económico, ya surgieron comentarios que confirman que la estrategia re-reeleccionista no está desechada.
Recientemente, el legislador oficialista Héctor Recalde, abogado de la CGT cuando Hugo Moyano no era opositor al Gobierno, tocó el tema en declaraciones periodísticas y afirmó que él votaría a favor de una reforma constitucional en caso de que “el pueblo lo decidiera”. Obviamente, detrás de la referida enmienda de la Carta Magna está latente la modificación de la cláusula que impone una sola reelección para el cargo de Presidente de la Nación Argentina.
Añadió Recalde que, desde su punto de vista, una eventual habilitación para competir por un tercer mandato presidencial “va a ser justa porque el pueblo lo decidió”.
Esta sorpresiva apreciación fue relativizada con rapidez, aunque sin erradicar sospechas, por el presidente del bloque kirchnerista de diputados, Agustín Rossi, quien salió a aclarar que la reforma de la Carta Magna no es tema de debate en el Congreso. “No estamos trabajando en ningún proyecto”, aseguró. Fue la voz del jefe del bloque de diputados del Gobierno saliendo al cruce de lo dicho por uno de sus “subordinados”. Se limitó a opinar que lo que buscan es el voto masivo en las próximas elecciones para que Cristina Fernández pueda seguir ejerciendo su liderazgo político hasta 2015.
Más allá de este intercambio de opiniones dentro del propio oficialismo, los conceptos vertidos son los que deben preocupar a los argentinos.
La Constitución Nacional es muy clara: si la presidenta Cristina Fernández de Kirchner pretende volver a ejercer el cargo que ostenta actualmente puede intentarlo, pero “con el intervalo de un período”. Es decir, la actual primera mandataria podría intentar volver a ejercer su actual cargo recién en las elecciones de 2019.
Con respecto a si la Constitución es justa según las decisiones del pueblo, como sostiene el diputado Recalde, previamente debería plantearse en ese debate si es bueno para una Nación que una misma persona ejerza el poder sin límites de tiempo. Si lo que busca el oficialismo es la continuidad de un modelo, ¿acaso un partido mayoritario con características movimientistas no es capaz de hallar entre sus dirigentes, candidatos a suceder a quien hoy ejerce el liderazgo?
El pueblo debe decidir, sin ninguna duda, pero siempre en base a las propuestas electorales que se le formulen. Forzar una reforma constitucional solamente para perpetuar en el poder a una figura, es querer retrotraer la Argentina a tiempos pasados en los que ese tipo de experiencias no tuvieron un final feliz y llevar al país a modelos democráticos de forma pero con dudosa raíz republicana.
