La odisea de viajar en colectivo

La odisea de viajar en colectivo

Hay de todo, ya lo sé. Choferes amables -dos o tres- y choferes que descargan su furia con los pasajeros en un servicio público. Escribo esta carta en realidad para descargarme porque cuando se trata de grandes empresas los diarios aplican la censura, ya me ha pasado otras veces. Y de este tema sé bastante, desde los cinco años viajo en colectivo todos los días.

La primera empresa que tengo que mencionar es una que paradójicamente siempre gana premios a la excelencia y la ponen de ejemplo: es el grupo 9, El Cacique. Sobre todo, sus queridos y amables choferes del 151.

Estaba esperando esa línea en la calle San Juan al salir de Salud Laboral de la DGE, cansada, con hambre -tenía turno a las 13.20-, paro uno y el chofer groseramente me informa que "no puede tomar el micro acá tiene que ir"... no le entendí nada más, entonces le respondí: "Bueno, perdón, no sabía", tampoco es para que me pegue, pensé. Por supuesto el chofer me cerró la puerta en la cara, no sin antes acordarse de mi mamá, mi abuela y demás familiares.

Me pregunto, ¿qué tipo de estudios psicofísicos les realizan? ¿O les dan clase de cómo maltratar a los pasajeros? Lo que más me enferma es que este tipo podría ser mi hijo, gana más que yo y seguramente no tiene ni estudios universitarios (aclaro para que no haya confusiones, no está mal que los choferes ganen bien, lo que está mal es la falta de equidad y que los docentes, por ejemplo, con estudios universitarios y posgrados no ganemos nada.

Hace un mes en la parada del carril Sarmiento casi Ponce le hice seña a un 151; dulcemente el chofer abrió la puerta y gritó: "Aquí no es parada", cuando en ese lugar está indicado como parada de la línea 9 y 10.

El año pasado, en un 162 de la línea en cuestión subió un anciano después de dos señoras que viajaban con monedas; no habían terminado de colocar todas y pararon para seguir buscando, el señor mayor no sabía esto y pasó su tarjeta, que obviamente consumió las monedas que ya habían puesto las señoras. ¡Para qué!, el chofer empezó a insultarlo.
 
Para colmo, el señor no tenía dinero para devolver las monedas. Y el chofer seguía: "No se puede ser tan inútil, etc., etc.". Al señor se le llenaron los ojos de lágrimas. Y lo peor, nadie en el colectivo, que iba lleno, dijo nada. Me acerqué, le dije que no se preocupara, que el desubicado era el chofer y pagué con mi tarjeta los pasajes de las dos señoras, que insistían en darme por lo menos 50 centavos.

Pero no me pude contener y antes de irme hacia atrás le aclaré al mal educado: "Usted es un ordinario sin valores, y agradezca que el señor no es mi papá porque le bajaba los dientes".
 
La respuesta del chofer, fue simplemente una cara de desprecio. Y llamar a la empresa no sirve de nada, porque displicentemente responde una voz cansina, que se limita a decir: "Sí, sí, ya vamos a ver". Es obvio, que no ven nada, porque los choferes siguen igualitos, parecen clonados.

Otra línea adiestrada para el maltrato es la 1. Yo conozco sólo la que va a Luján. Sus choferes manejan como si llevaran ganado, frenan de golpe en las paradas -si es que paran-, le gritan a la gente que sube con monedas, arrancan antes de que terminen de subir todos los que esperan desde hace media hora el colectivo, entre otras "sutilezas".

Está claro que todos podemos tener días malos, pero los problemas no pueden ni deben llegar al lugar donde uno trabaja. Menos cuando se lleva a seres humanos, aunque los choferes no parecen haberse enterado que en su mayoría se dirigen al trabajo o la escuela.

Como ya dije, del sueldo no se pueden quejar, de la insalubridad del trabajo menos; yo trabajo en escuelas con las ventanas selladas y sin ventilador.

Pero es importante aclarar que de todo esto, nosotros, los pasajeros, tenemos la culpa, porque permitimos estos abusos. La gente baja la cabeza, se pone los auriculares y a otra cosa. Si alguien trata de hacer respetar sus derechos, lo miran como un extraterrestre desubicado y hasta lo hacen callar.

He subido una sola vez al Metrotranvía, y definitivamente lo mejor que tiene este medio de transporte es que no tenés contacto con el chofer.

Patricia Cepeda - DNI 21.840.485

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