Desnudado y torturado para que confesara que era un espía de la CIA, el fotógrafo independiente estadounidense Matthew Schrier relató ayer su vida de rehén a manos de un grupo islámico sirio durante 7 meses.
El fotógrafo de 35 años fue secuestrado el 31 de diciembre al dejar Alepo, sin duda traicionado por un conductor de taxi.
El 29 de julio, logró escaparse de una prisión al fugarse por un tragaluz, pero tuvo que abandonar a un desafortunado compañero estadounidense, muy corpulento para pasar, según relató al diario The New York Times y la CNN.
Según el diario neoyorquino, unas dos docenas de occidentales han sido secuestrados o han desaparecido en Siria este año. A final de julio, Jonathan Alpeyrie, un fotógrafo franco-estadounidense fue liberado tras 81 días de cautividad.
El relato de Matthew Schrier ilustra el deterioro de la situación para extranjeros y para los sirios moderados en este país arrasado por la guerra civil tras más de dos años de conflicto.
En el momento de su secuestro, sus captores, miembros del Front al Nosra, un grupo próximo a Al Qaeda, se mostraron en un principio "indolentes" y "educados", ofreciéndoles incluso té, según cuenta. Esto cambió rápidamente. Le pidieron al cabo de algunos días los códigos de sus tarjetas de crédito e identificadores de internet. Usurpando su identidad, enviaron correos para tranquilizar a su madre y compraron por eBay computadoras portátiles, iPads y piezas sueltas de Mercedes.
Lo torturaron reiteradamente, hasta que decidió "confesar" que era de la CIA y "convertirse" al Islam. Tras esto, sus condiciones de detención mejoraron y un día logró escapar.