La mañana comienza más temprano de lo que quisieras, y te disponés a la primera parte de tu periplo diario: preparar a los chicos, hacer el desayuno para todos, y una vez que la misión está cumplida disponerte para partir hacia tus dos trabajos, que te esperan a lo largo del día.
De pensarlo, ya te cansa. Y entonces las connotaciones acerca de lo laboral “y el peso pesado” que implican las jornadas de trabajo te hacen pensar y preguntarte: ¿por qué me siento de esta manera? ¿Me falta tiempo libre? ¿Es necesario que haga todo sola, cual mujer maravilla, o hay algo que se me está pasando?
Muchas veces contar con claves ayuda a ver en el problema, parte de la solución. Por ello, la psicóloga laboral Viviana Imperiale (titular de la cátedra de Psicología Laboral en la Universidad del Aconcagua y disertante en diversos claustros académicos) acerca y aclara determinadas pautas y connotaciones erróneas que, culturalmente, nos hacen ver las cosas con una mirada negativa y equivocada.
Claves para tu hacer diario
A modo de guía Imperiale explica las implicancias que los términos “tiempo libre” y “ocio” suponen: “pareciera que todo lo que no es trabajo es tiempo libre, y no es así. Por su lado, en el ocio la persona aparece en un ámbito de no producción, pero en ambos casos, y dependiendo de cómo se trate a estos términos, pueden aparecer como sinónimos o tener connotaciones negativas. Hay que entender que uno como persona tiene ‘X’ tiempo, no tiempo libre, y lo que hace es distribuirlo entre aquello que no sea prioridad”.
Entre las pautas para conciliar cada ámbito, la profesional enumera y explica:
Identificar cuáles son nuestras prioridades. Esta clave se trata de definir internamente si la prioridad para una persona pasa por el hogar, el trabajo o la subsistencia económica. No hay que mezclar estos dos últimos, ya que el trabajo actualmente tiene toda una connotación negativa como si se tratara de un peso, pero muchas veces una persona trabaja en lo que quiere, desea y disfruta. Entonces ese sujeto no va a sentir que necesita 'tiempo libre para disfrutar porque en el trabajo está esclavizado', ya que está gozando del mismo.
Saber ver el vaso medio lleno. En caso de trabajar en dos sitios, seguramente uno de los trabajos va a ser más positivo que el otro, y se va a disfrutar más, entonces la persona puede llegar a sentir que no necesita el llamado "tiempo libre", porque ese tiempo laboral es parte del disfrute de hacer algo que ama, o de compartir un buen ambiente de trabajo.
La nueva generación ‘Y’' viene priorizando el tiempo disponible, la elección de trabajos que le gustan más que otros, y el priorizar la vida personal que tiene diferentes esferas: la personal, la de pareja, la del hogar, la de los amigos, o la familiar.
No hacer de las responsabilidades, un peso. Esta idea se vincula con determinadas pautas culturales, que tienen mucho peso y de alguna manera hacen que una responsabilidad sea algo engorroso, y nunca un disfrute. Las responsabilidades también pueden conllevar algo bueno, ya que la persona puede elegir y priorizar lo que desea, con momentos fluctuantes. Esto implica que habrán semanas en donde se tendrá que poner más energía en el trabajo, mientras que en otras, se podrá darle mayor espacio a la pareja, los hijos o amigos.
Todo dependerá del ritmo de cada trabajo, para poder disfrutar del momento y no estar pensando en esquemas absolutamente rígidos.
Aprender a planificar y organizarse. Esto hay que llevarlo a cabo sin caer en excesos ni en ausencias, y dependiendo del trabajo. Para poder conciliar el ámbito laboral con el tiempo libre hay que poder aprender a planificar, y para que esto suceda, la persona debe establecer prioridades.
Otra clave, saber delegar. Se trata de saber compartir responsabilidades, dentro del trabajo, y de la escena personal y familiar. De esta manera, y al no haber una sobrecarga innecesaria, el sujeto le puede dar cabida al disfrute en cada esfera que emprende. Hay que internalizar que la omnipotencia no es una buena consejera.
Aprehender a decir "no". Es fundamental conocer las propias limitaciones ya que muchas veces se desea responder a todo el mundo, y dar cuenta de la autoimagen de un 'yo' omnipotente y que se las sabe todas, y esto no es así. No somos máquinas sino seres humanos, y tenemos límites. Hay que saber escucharlos por uno mismo y no por el afuera. Si el sujeto sabe cuándo necesita de un espacio (eso puede ser el ocio absoluto; como dormir, escuchar música, hacer actividad física), según sus necesidades, gustos y prioridades disminuirá las posibilidades de generar trastornos de estrés, ansiedad o pánico (entre otros).
Evitar dispersarse y no dilatar lo que se tiene que hacer. La imagen dicha en frase de "no patear para adelante lo que se tiene que hacer" es fundamental para poder distribuir las energías de lo que se tiene que planificar, en el trabajo y la actividad personal.
Priorizar y reconocer los límites son claves que posibilitan articular los diferentes espacios, ya que los mismos no son iguales y no en todo momento existen ganas de dedicarle la misma atención a todo.