Sr. intendente de Capital, gran satisfacción produjo el llamado a licitación para la reconstrucción de 5 cruces de calles. Obras imprescindibles y anheladas por todos. Una vez terminadas, los vecinos verán que sus contribuciones están bien administradas y cubiertas sus expectativas.
Se podría exagerar que el contribuyente paga gustoso sus tasas municipales. La comunidad es sabia, y sabe perfectamente lo que su querida ciudad necesita. Podría afirmarse que en el inconsciente colectivo está instalada la premisa de que un buen intendente será mejor mientras mejor sepa receptar, interpretar y cubrir esas necesidades, usando racionalmente los recursos.
Ello lo compromete a establecer las obras prioritarias que beneficien a la mayor cantidad de ciudadanos, con calidad y precios más conveniente.
Los recursos son siempre escasos y las necesidades tienden al infinito. Es ahí donde el pueblo valora los talantes del mandatario que cumple con la obligación de captar lo que ese pueblo precisa, y actúa con la máxima eficacia.
En el caso de las referidas obras, a su finalización, seguramente usted y sus colaboradores serán acreedores del reconocimiento de la ciudadanía, recibiendo, de esa forma, un pago colateral inestimable y un gran incentivo para continuar haciendo obras. Opino que estas obras, como las de reconstrucción integral de calles, son las que más se necesitan. Como consecuencia, se minimizarán los accidentes, roturas de vehículos y demás situaciones no queridas. Bienvenidas dichas obras y felicitaciones usted y a sus colaboradores.
Pero, a veces, las ansias de hacer y arremeter contra los inconvenientes de su comunidad podrían, involuntariamente, turbar al ejecutor y, en alguna medida, esa avidez por realizar obras lo pondrían en riesgo de cometer errores. De ellos nadie está exceptuado.
Tal es el caso de la ciclovía de la calle Avellaneda, contracara de las obras indicadas al inicio de esta carta, la que para la gran mayoría de los vecinos de esa calle (diseñada originalmente para que, con cierta fluidez, circulen automotores en toda su amplitud y su larga extensión), con este “parche”, se transformaría en inconducente, peligrosa y una espectacular pista expedita para la fuga de los motochorros. Un despropósito. Esto se padece, justamente, en la ciclovía de calle Juan B. Justo.
Señor intendente, en ejercicio del derecho legal de peticionar ante las autoridades, pero más como vecino preocupado, me atrevo a consignar un sabio pensamiento: Un primer error puede ser admitido, perdonado, asumido su costo, aunque no olvidado. Pero la reiteración del mismo error no obstante las advertencias, puede ser operativamente fatal; generar quizá un gran desprestigio político y provocar en la comunidad una gran desazón y descontento generalizado.
En base a lo expuesto, me atrevo a insistirle que no ejecute la ciclovía de calle Avellaneda. No empañe las buenas obras llevadas a cabo por sus antecesores y por usted, con una obra inconveniente y onerosa. Seguro que hay mejores alternativas.
Esos recursos pueden afectarse a reparar la calle Avellaneda y a colocar un semáforo en Avellaneda y Granaderos; donde los continuos accidentes pueden costar muchas vidas.
Alberto Echevarría - DNI 8.153.983