La producción de agua potable sigue siendo un problema que exige la máxima atención por parte de la empresa responsable, Aguas Mendocinas, y en el que también tienen su cuota parte los usuarios. Hay muchas alternativas referidas al recurso hídrico que exceden el espacio de este comentario, y por eso nos vamos referir casi con exclusividad a las situaciones registradas en este tórrido verano, especialmente entre enero y la primera semana del mes en curso, en que se produjeron aluviones en el pedemonte, a la altura de Agua de las Avispas (colector Urfalino, en Cacheuta sur) y Blanco Encalada, ambos conductos situados en cada margen del río Mendoza. Esas corrientes turbias afectan cuando caen al curso mayor por debajo del dique Potrerillos.
Las fuertes correntadas arrastraron importante cantidad de barro y rodados, material que, de haber ingresado en forma permanente a las plantas de Benegas y Alto Godoy, hubieran producido contratiempos mayores y perjuicios más extendidos en el tiempo para los sufridos usuarios. No obstante, las plantas dejaron de producir por varias horas, especialmente la ubicada en las inmediaciones de puente Baigorria (Godoy Cruz), y miles de hogares se quedaron sin la dotación de líquido, con las consecuencias que ello implica.
Esta realidad se sufrió en gran parte de Dorrego (Guaymallén), sectores del noreste de Godoy Cruz, en la Quinta y Sexta secciones de la Capital y en la ciudad de Las Heras y El Challao, en este último caso afectando barrios muy habitados, como Cementista, Infanta y Municipal.
Los técnicos del Ministerio de Infraestructura provincial y de la compañía estatal tienen planeado cambiar el punto de toma de agua, que debe estar ubicado en un sitio donde estos aluviones no interfieran.
Hay que recordar que Aysam despliega en el presente un esquema de obras en plena ejecución, que tienen que ver con las actuales tomas del río Mendoza. Inclusive, la ampliación de la planta Benegas, que pasará de una producción de 350 litros a 1.100 litros por segundo, con una nueva capacidad de tratamiento de la turbidez, posee en la actualidad el inconveniente de incorporar el líquido en lugares impactados.
Lo que ha ocurrido este año con los desbordes de cursos que alimentan las instalaciones de la empresa, producto de intensas precipitaciones, no se había registrado con tanta intensidad y continuidad en los últimos 25 años, según la repartición, dando origen a una situación de vulnerabilidad de magnitud.
Al punto que en dos meses se sufrieron ocho tormentas con las consecuencias descriptas.
Por eso, ahora es necesario desarrollar el proyecto de ubicar una nueva toma de agua que brinde garantías en el aporte del recurso, y que podría construirse en Blanco Encalada, a la altura de la usina de Álvarez Condarco, posición que evitaría caer en estos recurrentes inconvenientes que tienen a mal traer a la población.
Es urgente apurar el proyecto en cuestión y asignarle prioridad en la carpeta de obras públicas. De ser posible, sería muy auspicioso que la actual administración ponga en marcha esta ejecución, que seguramente tendrá que inaugurar la que le continúe en el mandato. Se estima que no sería una obra muy cara.
Otra necesidad de los tiempos que vivimos es la instalación de medidores de agua, especialmente en áreas donde se detectan consumos de 800 litros diarios, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) estipuló que con 250 litros por persona alcanza para cubrir las necesidades básicas. En la actualidad existen, aproximadamente 350.000 usuarios de agua potable en la provincia. Sin embargo, sólo hay 26.000 de esos equipos instalados.
