A pesar de que durante la totalidad del gobierno kirchnerista el gobierno provincial tuvo una directa relación política con la Nación, incluyendo en ella la gestión del radical Julio Cobos, Mendoza no fue tenida en cuenta con Néstor ni con Cristina en las decisiones del Ejecutivo sobre inversiones en obras públicas.
Hubo decenas de anuncios -especialmente durante las fiestas de la Vendimia- que no alcanzaron concreciones, y hasta se firmó un acuerdo en el que Mendoza dejaba de reclamar una deuda por regalías a cambio de la construcción de la obra de Portezuelo del Viento que terminó quedando sólo en eso: la firma del convenio. Sería interesante que en algún momento alguno de los actores de esos años explicara el motivo del ninguneo por el que atravesó la provincia en la gestión del matrimonio Kirchner, aunque también es dable señalar que no fue la única afectada ya que gran parte del dinero para la obra pública fue derivado a la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, que es donde están los votos, y al sur del país, donde los intereses políticos de la Nación se mezclaron con los económicos de algunos amigos del Gobierno.
A pesar de ser el único presidente en el actual período democrático surgido de la Capital Federal, Mauricio Macri ha prometido generar una gestión “federal”, respetando los intereses del interior del país, y es de esperar que ello suceda. Que las obras públicas se distribuyan de manera tal que las economías regionales puedan trabajar y trasladar su producción sin estar a expensas de los problemas climáticos y que la fluidez del tránsito permita, a los empresarios del interior, llegar con sus productos a término al puerto capitalino.
Hace algunos días, en oportunidad de la inauguración de un puente sobre la ruta 8, en la localidad bonaerense de Exaltación de la Cruz, Mauricio Macri prometió duplicar en los próximos cuatro años las autopistas “en todo el país, para cuidar la vida de cientos de miles de argentinos que transitan las rutas”, agregando que resolverá temas concretos “porque las palabras pueden ser lindas, pero lo que cambia la vida son las obras”.
Poco después de esas palabras, visitó la provincia el ministro de Transporte de la Nación con la intención de anunciar las obras que se desarrollarán en el aeropuerto de El Plumerillo y que motivarán el cierre por 90 días de la estación aérea. Pero paralelamente decidió recorrer la ruta 40 norte hasta el límite con San Juan, indicando entonces que en agosto se llamará a licitación para la construcción de la doble vía que unirá a ambas provincias y que la intención es comenzar en diciembre con las tareas. Adelantó entonces que junto con el gobernador de la Provincia están trabajando en un plan de obras viales para Mendoza, que darán a conocer en breve.
El gobierno de Cornejo debe aprovechar esa “puerta abierta” que dejó el funcionario para efectuar los planteos a la Nación, a los efectos de que puedan concretarse obras necesarias, entre las que podrían contarse: una doble vía hasta San Rafael, el mejoramiento y la actualización de obras en el corredor internacional, o acordar con otras provincias como San Luis, Córdoba y Santa Fe, a los efectos de que se construya una doble vía en la ruta 7, a partir de Villa Mercedes hasta Luján, en Buenos Aires, camino que se encuentra colapsado actualmente durante todo el año y que serviría de paliativo ante la ausencia de un sistema ferroviario adecuado para esta zona del país.
Puede haber otras, y está en la habilidad de los funcionarios provinciales efectuar el planteo y en la inteligencia de las autoridades lograr su concreción definitiva.
