El anuncio indicando que en poco tiempo más se iniciarán las obras de ensanche en calle Almirante Brown, en Chacras de Coria, es sólo uno de los cientos de ejemplos que se multiplican a lo largo y a lo ancho de la provincia.
En ese esquema resulta interesante hacer hincapié en lo que ocurre en los departamentos del Gran Mendoza, en razón de que son tantas y tan variadas las iniciativas que se desarrollan, que han generado un verdadero problema para los vecinos en su intención de transitar las calles.
No se puede poner en discusión la decisión de las autoridades municipales en impulsar obras de mejoramiento en las distintas arterias, en razón de que han pasado tantos años en los que no hubo mejoras, que llevaron a muchas de ellas a convertirse en intransitables.
Es sabido también que no se trata sólo de realizar una mejora transitoria sino que en la gran cantidad de los casos se trata de obras de envergadura, que necesitan de fuertes inversiones.
También es dable de destacar la decisión de las autoridades en el sentido de derivar de inmediato los aportes recibidos a la realización de obras que van en beneficio de la comunidad.
Sin embargo, es necesario señalar que todo tiene un "pero" y en este caso podríamos referirnos a los problemas que se plantean cuando las obras se desarrollan en el mismo momento pero en distintos lugares, lo que convierte a sectores en verdaderos laberintos.
Señalar algunos inconvenientes en particular puede servir para graficar mejor la situación.
En la Capital, el mejoramiento de Arístides Villanueva cortó prácticamente en dos a un importante sector de la Quinta y en muchos de los casos los automovilistas se encontraron con problemas para moverse porque paralelamente se realizaban obras en otras arterias.
Es lo que sucede, ahora, por ejemplo, con la calle Boulogne Sur Mer en un importante tramo de la Sexta Sección.
Insistimos en aclarar que se trata de trabajos porque el arreglo es absolutamente necesario, razón por la cual sólo hacemos alusión a la necesidad de implementar una tarea ordenada que genere el mínimo inconveniente para los vecinos.
Una situación similar se vive en Guaymallén. El primer tramo de la refacción de calle Avellaneda (al Este del shopping) dejó en claro que se trata de una inversión costosa, necesaria y que ha quedado en perfectas condiciones, por lo que no queda otra que felicitar a las autoridades municipales. La segunda etapa llega a Bandera de los Andes, que ha debido ser cortada para la realización de los trabajos. Ésta es una de las arterias que lleva a la ciudad, como alternativa al Acceso Este. Pero resulta que paralelamente se están realizando obras de mejoramiento en calle Godoy Cruz, en San José, que es otra de las arterias "alternativa". Esta situación ha obligado a los automovilistas a utilizar calles "interiores", como Pringles o Patricias Mendocinas las que, al no contar con la base necesaria, quedaron rápidamente intransitables.
Situaciones similares se viven en otros departamentos y habrá que establecer ahora de qué forma se encarará la obra de ampliación de la calle Almirante Brown, en Luján, de modo tal que afecte en la menor medida posible a los vecinos. Un verdadero desafío.
Por su crecimiento desordenado, sin una planificación previa y por el hecho de que deben respetarse los cursos principales del agua de riego, en el Gran Mendoza resulta muy difícil realizar obras de mejoras en las arterias sin provocar molestias a los vecinos.
De allí que las autoridades correspondientes se ven en la obligación de extremar los estudios técnicos para enfrentar la coyuntura porque, en definitiva y al final del camino, los usuarios terminarán agradecidos.
