En el tramo más reciente de su producción artística, Cecilia Carreras ha sentido la necesidad expresiva de decodificar, mediante la pintura, la intimidad que encierran, y para los otros esconden, los objetos propios, los íntimos, los apreciados.
Esa historia que guardan los elementos cotidianos es la que llevó a principios de 2017 al espacio Entre Cielos para dar a conocer la relación mágica que establece con las pequeñas cosas de su mundo cercano.
Esa realidad inmediata es la que también tradujo a la muestra que le siguió en Park Hyatt: “Interiores”. Los jardines de invierno como protagonistas de sus acrílicos, pero también los rincones habitados por la fuerza del color y del movimiento, la belleza tan propia del hogar y la naturaleza.
Esta vez la artista nacida y formada en prestigiosas instituciones de Buenos Aires fue más allá y encontró en el taller de otra creadora, la orfebre mendocina Agustina Argerich, una fuente exquisita para dar forma a la exposición conjunta que llevan adelante en Killka.
“Espacios de convergencia” es el nombre de la muestra que contiene pinturas y joyas nacidas de “el taller” como disparador y sitio de encuentro para que aflore el arte, y que cuenta con la curaduría de Sofía Jacky -coordinadora del espacio-, además de la artista y gestora Natalia Cabrera y el aporte, en el caso de Cecilia, del artista e historiador del arte, Jorge Zubiría.
Un abanico heredado y re-creado, una mesa de trabajo, herramientas de joyería, algunos cactus, unos huesos animales y unos pocos cacharros conforman los objetos del núcleo de obras que Cecilia Carreras materializó inspirada en el diálogo, la observación y la herencia reinventada por su colega de pequeñas dimensiones.
En otras, en cambio, el tema es su propio universo, su caballete, sus tesoros. Se trata de veinticinco pinturas, muchas de ellas monocromáticas -en colores- y con ritmos diferenciados.
“Con Agustina tenemos lenguajes muy distintos pero creo que al ir tanto a su taller y al mirar su espacio supe que por ahí iba la muestra, sumada a la mirada sobre mi lugar de trabajo y mi mundo íntimo”, comparte.
Piezas de joyería contemporánea que al recuperar transformó en otras nuevas, la reinvención y los detalles de un pasado vuelto tiempo nuevo, son los que toma Agustina Argerich para la exposición que contiene plintos con joyas y fotografías de sus creaciones.
Nácar, fragmentos antiguos, una taza de plata vuelta un par de aros, esmeraldas, gemelos y anillos son materia y producto de su evocación creativa. “Recolecto, junto, busco piedras, perlas, objetos con historia de viajes, plazas, lugares exóticos y pasados familiares. Lo que expongo son en su mayoría piezas diseñadas a partir de objetos heredados y en estrecho vínculo con mi pasado”, expresa.
Para Natalia Cabrera, el proyecto deja a la vista dos maneras de abordar la producción artística en escalas distintas que van de lo micro a lo macro o viceversa, en busca de un encuentro: “Esta muestra abre una puerta al interior, a la intimidad de las artistas, mostrando aspectos invisibles del proceso creativo. Invita a pensar la obra junto al espacio en que se gesta, ese espacio que sólo puede ser definido por los elementos que lo componen, pero también por la historia arraigada en cada objeto, alcanzando la síntesis en la obra concluida".
Sofía Jacky, coordinadora de Killka, sugiere que tiempo, espacio e historia son los satélites de la exposición.
“Es la fascinación por los objetos y por aquellos rincones lo que las conecta. En esta muestra convergen los universos de dos artistas, pero también convergen los universos de aquellos que la observan”, escribe. Así es como en “Espacios de convergencia” se pone en juego la mirada atravesada por la experiencia y una luz que alcanza el contexto en el que la alquimia sucede.
La ficha
La muestra de pinturas de Cecilia Carreras y joyas de Agustina Argerich puede visitarse hasta principios de marzo en Killka, el espacio de Bodegas Salentein.
En Ruta 89 - 5562, Tupungato. Informes: 02622 429570.