La obesidad es una enfermedad crónica que se caracteriza por un aumento de la grasa corporal y, en consecuencia, un incremento del peso corporal con respecto al que le correspondería tener a una persona por su talla, edad y sexo. Es la enfermedad metabólica más frecuente y se asocia con numerosas complicaciones.
Es uno de los principales problemas de salud pública en los países desarrollados, y ha sido considerado por la OMS como una de las epidemias del sigo XXI por las dimensiones que ha adquirido en los últimos años, su impacto sobre la calidad de vida y las repercusiones sobre los costes sanitarios.
La obesidad es la consecuencia final de un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético. Diferentes elementos de la sociedad moderna influyen en el incremento relativo del consumo energético o a una reducción de su gasto. La tecnología que permite ahorrar esfuerzos, los alimentos de alta densidad energética y de bajo costo; el marketing de los alimentos; la dependencia de los automóviles; el poco tiempo que se tiene para preparar los alimentos en casa y otros aspectos más del ambiente moderno contribuyen al aumento de peso.
El tratamiento nutricional debe estar orientado a la modificación de la conducta alimentaria, identificando todas las barreras y obstáculos que enfrenta la persona que presenta obesidad, para lograr una alimentación saludable.
La reducción de peso, y especialmente de grasa corporal, no debe considerarse como un objetivo a corto plazo, sino como un proceso de larga duración. Se debe establecer una meta dentro de una perspectiva realista, y así ayudar al paciente a disminuir la ansiedad por querer lograr el peso ideal.
Se debe trabajar en conjunto planteando estrategias que logren añadir hábitos más saludables. Entre ellos, disminuir los alimentos de alta densidad calórica, reducir el tamaño de las porciones y evitar el picoteo entre comidas.
Para llegar al objetivo de una alimentación adecuada se debe incorporar a diario alimentos de todos los grupos, tener una correcta hidratación, estimular el consumo de frutas, verduras y cereales integrales, lácteos descremados, carnes magras; y limitar el consumo de bebidas azucaradas y de alimentos de alto contenidos de grasas y azúcar. También es de suma importancia no saltear ninguna de las comidas principales del día, desayuno, almuerzo, merienda y cena.
Por lo tanto, para tratar la obesidad el enfoque debe estar en el cambio de estilo de vida y la modificación de la conducta, acompañado de una alimentación saludable, equilibrada y adaptada a cada persona y a la incorporación de la actividad física a la rutina diaria.
El ejercicio físico es uno de los factores indispensables para tratar y prevenir la obesidad. Practicado en forma sistemática y en combinación con una nutrición adecuada, logra un descenso de peso saludable.
Es importante conseguir la adherencia al movimiento y aumentar tanto el ejercicio físico como la actividad física diaria. La actividad física es todo movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos y que ocasiona un gasto energético. Incluye las actividades realizadas al trabajar, las tareas domésticas y las actividades recreativas. En cambio, el ejercicio físico es toda aquella práctica regular y sistemática de actividad física que da como resultado el mejoramiento de la aptitud física y motriz; tiene un objetivo, una duración, frecuencia e intensidad.
La inactividad física, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es uno de los principales factores de riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer. Las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen entre el 20 y 30% más de riesgo de muerte que las personas que realizan al menos 30 minutos de actividad física moderada la mayoría de los días de la semana.
Conocer los beneficios que tiene el ejercicio físico para la salud, es fundamental para tomar conciencia de la importancia de su práctica regular y en niveles adecuados. Los efectos son varios: aumenta el gasto energético, disminuye los niveles de colesterol, triglicéridos, insulina y la grasa corporal; mejora y aumenta la capacidad cardiorespiratoria; reduce el riesgo de hipertensión arterial, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular; mejora y aumenta la fuerza muscular y la capacidad aeróbica; reduce el riesgo de caídas y fracturas; reduce los niveles de stress y ansiedad, y mejora la relación con el propio cuerpo.
Antes de comenzar a moverse es importante una evaluación física inicial para poder planificar y adecuar las actividades de acuerdo a las posibilidades individuales. Las diferentes Sociedades de Obesidad y la American College of Sports Medicine (ACSM) recomiendan que los individuos deben incorporar la actividad física aeróbica moderada, incluir un mínimo de 150 minutos por semana y la meta de 300 minutos a la semana, incluyendo el entrenamiento de fuerza de 2 a 3 veces por semana.
La combinación de estas dos capacidades físicas, resistencia aeróbica y fuerza muscular, deberán estar complementadas durante el entrenamiento, ya que tendrá mejores resultados en el descenso de la grasa corporal y fortalecimiento de la masa muscular, necesaria para mantener activo el metabolismo basal, aumentar el gasto energético durante la actividad y en reposo, logrando de esta manera los objetivos deseados. Actividades físicas aeróbicas como caminar, bicicleta y natación se complementarán con actividades físicas de fuerza muscular por ejemplo fuerza con el propio peso, mancuernas, bandas elásticas o máquinas que generen resistencia, con una frecuencia e intensidad progresiva individual.
Por lo tanto, es una tarea importante y necesaria el trabajo interdisciplinario en equipo para el tratamiento de la obesidad y de sus enfermedades asociadas, que merecen dedicación y tiempo.
(*) Lic. Mariela Abaurre - Lic. en Nutrición, Especialista en Nutrición Clínica Metabólica. Docente, Investigadora de la Universidad Juan Agustín Maza. Miembro del Equipo de Centro Quirúrgico de la Obesidad.
Lic. Natalia Pampillón - Lic. en Nutrición, Diplomada en Nutrición Clínica. Docente, Investigadora de la Universidad Juan Agustín Maza. Miembro del Equipo de Centro Quirúrgico de la Obesidad.
Lic. Cecilia Penutto - Lic. y Profesora de Educación Física. Miembro del Equipo de Centro Quirúrgico de la Obesidad.