Ha sido llamada "la epidemia del siglo XXI", porque constituye un problema en salud que se presenta en todo el mundo. Se la puede definir como el exceso de grasa corporal, cuya magnitud y distribución condicionan la salud del individuo.
En la actualidad hay 250 millones de personas con obesidad a nivel mundial, y se espera llegar a 300 millones en el año 2.025. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 61% de los adultos tienen sobrepeso u obesidad en las Américas, incluyendo EEUU y países no continentales.
En América Latina, cerca de un cuarto de la población es obesa, y la prevalencia de obesidad ha aumentado en mayor magnitud en países como México, Argentina y Chile. Datos recientes informan que el 20-25% de los niños y adolescentes (de 0 a 18 años) tienen sobrepeso u obesidad en América Latina. Se espera que el 81,9% de las personas adultas presenten sobrepeso u obesidad en el año 2030, en América Latina y el Caribe.
En Argentina, según el Boletín de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles y Factores de Riesgo del Ministerio de Salud, publicado en el año 2016, la prevalencia de exceso de peso fue de 57.9% en la población de 18 o más años. Este indicador se compone de un 37.1% de personas con sobrepeso y un 20.8% de personas con obesidad. En relación con otros países de la región, Argentina es el país con uno de los niveles más altos de obesidad y exceso de peso en estudiantes entre 13 y 15 años; así mismo se encuentra tercero en el consumo de bebidas azucaradas entre estudiantes, luego de Uruguay y Chile.
Es bien conocido que la obesidad se asocia con complicaciones cardiovasculares, respiratorias, metabólicas, articulares y aumenta la probabilidad de la aparición de algunos tipos de malignidad como carcinoma de mama o de colon. Estas entidades clínicas contribuyen a afectar significativamente la calidad y expectativa de vida del paciente obeso.
Más específicamente, la obesidad desempeña un papel clave en el desarrollo de la Diabetes Mellitus tipo 2 y en la evolución de su control metabólico y tratamiento. El efecto es tan importante que la diabetes tipo 2 en la adolescencia se ha convertido en un problema metabólico a descartar.
La evidencia científica respalda la asociación entre el aumento de peso corporal y el consumo de productos ultraprocesados con alto contenido calórico y bajo valor nutricional, la ingesta habitual de bebidas azucaradas y la actividad física insuficiente. Estos condicionantes de la dieta, junto con el desarrollo de hábitos poco saludables producto de la creciente urbanización (como baja o nula actividad física), factores genéticos, y aspectos socio-ambientales (como la ausencia de instalaciones deportivas y de recreación en espacios públicos, entre otros) influyen y condicionan la presencia y el grado del sobrepeso y/o de la obesidad.
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(*) Postgrado en Metabolismo, Nutrición y Diabetes. Máster en enfermedad Cardiovascular. Miembro del Equipo de Centro Quirúrgico de la Obesidad.