Según la OMS, la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad + adulta y tienen más probabilidades de padecer, a edades más tempranas, enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. Por consiguiente es necesario priorizar la prevención de la obesidad infantil.
En la Argentina, en los resultados de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) de 2004-2005, se observó una prevalencia de obesidad del 10,4% en niños y niñas de 6 meses a 6 años de edad.
La obesidad infantil se relaciona directamente con la dieta y el sedentarismo. La publicidad de alimentos no saludables en televisión, sobre todo en horarios de mayor audiencia infantil, expone a nuestros niños al uso de técnicas de marketing que los inducen a consumir alimentos que no cumplen las recomendaciones nutricionales.
La industria de la alimentación promociona sus marcas con técnicas de marketing especialmente dirigidas a los niños. Sus campañas publicitarias se centran sobre todo en la TV, pero no sólo en ella, aunque es la principal. El marketing se extiende a las escuelas, clubes, internet, juguetes y productos con logos, premios, etc, creando un estímulo permanente al que los niños son vulnerables.
Es exitoso para las empresas porque la publicidad influye sobre la elección de alimentos en los niños, los pedidos de compra (berrinches en supermercados) y los patrones de consumo. Estudios afirman que desde los 2 años los niños ya pueden expresar su voluntad de compra influidos por la propaganda. Sin embargo para los niños, familias y sociedad el impacto es absolutamente negativo: los niños con sobrepeso están en riesgo de serios problemas de salud.
Los alimentos que más se promocionan son bebidas azucaradas, cereales azucarados, galletitas, snacks y comida rápida, generalmente asociados a diversión, alegría y estar en “onda”. Un envoltorio de felicidad con un contenido que promueve la enfermedad: un Caballo de Troya, una estafa.
Un estudio realizado en los Estados Unidos, utilizando los datos de las mediciones de rating televisivo, encontró que 97,8% de la publicidad vista por los niños de entre 2 y 11 años fue de productos con exceso de grasas, azúcar o sal, y la evidencia muestra que la publicidad de alimentos incrementa las solicitudes de venta y el consumo.
Hay una asociación demostrada entre la frecuencia de la publicidad de alimentos no saludables, con exceso de grasas, azúcares, sal, y la prevalencia de exceso de peso en niños. La revista científica European Journal of Clinical Nutrition realizó, en agosto de 2009, una investigación cuyas conclusiones fueron dramáticas: se podría haber evitado hasta uno de cada tres casos de obesidad infantil si se hubiera eliminado la publicidad de alimentos no saludables en televisión.
La Fundación Interamericana del Corazón-Argentina (FIC) realizó en agosto de 2015 una investigación sobre la publicidad de alimentos dirigida a niños y niñas en la TV argentina en 5 canales de televisión abierta y tres canales de cable dirigidos a niños. El análisis de las publicidades de alimentos en la televisión arrojó como resultado que casi 9 de cada 10 alimentos que se publicitan durante los cortes tienen bajo valor nutritivo (85,3%). Es decir que son alimentos con alto contenido en grasas totales, grasas saturadas, grasas trans, azúcares libres, sal y/o calorías. Los postres, lácteos, bebidas azucaradas, cadenas de comida rápida y snacks salados son las 5 categorías de alimentos más publicitadas. Además 1 de cada 4 publicidades de alimentos utilizan personajes animados y/o famosos, y 1 de cada 3 recurren a las promociones, como regalos, productos coleccionables, beneficios extra, sorteos, entre otros. Si se consideran los datos de audiencia de la Argentina que señalan que los niños de 4 a 12 años se encuentran expuestos a la televisión en promedio 3 horas al día, se estima que en nuestro país los chicos ven 60 publicidades de alimentos de bajo valor nutritivo por semana.
La situación es lo suficientemente grave como para soslayarla. Se impone tomar firmes medidas al respecto y se debe involucrar el Gobierno y a toda la sociedad. Algunas de las acciones recomendadas por los expertos son:
l Establecimiento de restricciones a la comercialización y promoción dirigida a niños, de alimentos y bebidas poco saludables.
l Reglamentación de los alimentos en el entorno escolar (programas de alimentación, alimentos y bebidas que se venden en las escuelas).
l Políticas impositivas que tiendan a limitar el consumo de alimentos no saludables.
l Uso de etiquetas de advertencia en el frente del envase (como hace Chile desde hace unos meses).
l Selección adecuada de los alimentos proporcionados, por programas sociales, a grupos vulnerables.
l Los entornos donde se reúnen los niños deben estar libres de toda forma de promoción de alimentos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos de tipo trans, azúcares libres o sal.
Nuestros niños no pueden seguir creciendo en medio de un bombardeo constante que pretende hacerles creer que una gaseosa es la felicidad o un postrecito. el amor maternal mientras socavan su salud futura.