Barack Obama y Mitt Romney comenzaron a prepararse en política exterior ayer con miras al debate final de mañana lunes, con el presidente optando por recluirse en Camp David y Romney encaminándose al lugar de la cita, en Florida.
El tercer y último debate frente a frente dará una oportunidad final al presidente y a su rival para exponer sus programas políticos y enfrentar sus argumentos ante decenas de millones de televidentes, a 15 días de que los electores acudan a las urnas.
Con ambos equipos de campaña admitiendo que el resultado de la elección es muy incierto y ante un consenso de que cada candidato ganó uno de los debates previos, habrá mucho en juego mañana.
Obama reunió a su equipo en la residencia presidencial de Camp David, situada en las Catoctin Mountains (Maryland, a unos 100 km de Washington) y viajará en avión a Florida mañana.
Romney optó por un poco de sol, dirigiéndose a Boca Ratón, donde pasará el día en un resort en la playa, con sus principales asesores y el senador Rob Portman, quien personaliza a Obama en los ensayos para el debate.
Al hacer los candidatos un alto en la campaña, sus compañeros de fórmula tratarán de ganar votos en las arenas electorales que probablemente determinen el resultado de la elección del 6 de noviembre.
El vicepresidente Joe Biden visitaba Orlando, Florida, y el republicano Paul Ryan viajó a Pittsburgh, Pensilvania.
El viernes, Obama utilizó en Virginia (noreste) un tono agresivo, acusando a “el señor conservador” Romney de cambiar de posición en temas clave y esperar que los votantes no adviertan su desplazamiento hacia el centro al acercarse la fecha de la elección.
“Está cambiando tanto, retrocediendo, desdiciéndose... ¡Pienso que eso se llama romnesia!”, dijo Obama en un acto en la universidad de Fairfax.
Romney respondió diciendo que los ataques de Obama “han sido ataques intrascendentes y tontos juegos de palabras”. “La campaña de Obama se ha convertido en una campaña increíblemente limitada. Este es un gran país, con grandes oportunidades y retos, pero siguen hablando de pequeñas cosas”, exclamó.
Romney aprovechó para afirmar que la campaña demócrata no tiene programa para el futuro del país, por lo que Obama no logrará “un segundo mandato”.
Además de las críticas republicanas, Obama recibe también las de los demócratas, que se encuentran al borde del pánico ante el descenso del presidente en las encuestas en las últimas semanas por no articular una visión clara para los próximos cuatro años.
Por su parte, los partidarios de Obama critican a Romney por no revelar cómo financiará un recorte de impuestos de 20% sin incrementar el déficit.
A poco más de dos semanas de la elección, las encuestas muestran un virtual empate, con los estados de Florida, Ohio y Virginia jugando un papel crucial en el resultado. Obama ganó en esos tres estados en 2008, pero hoy ninguno de ellos está definido, con Florida inclinándose hacia Romney, Virginia empatado y Ohio tendiendo hacia Obama, según la reputada encuesta promedio de RealClearPolitics.
La página en internet de la encuesta nacional de encuestas mostraba ayer un claro empate 47,1% de apoyo para cada candidato.
Esta puede ser una buena noticia para Obama, quien era aventajado en las encuestas luego del primer debate, realizado el 3 de octubre.
Al descender de su avión en la mañana de ayer al agradable clima de West Palm Beach, Romney ignoró las preguntas de los periodistas sobre sus planes para el debate de mañana en la Lynn University, de la cercana Boca Ratón.
El encuentro versará menos sobre la economía estadounidense y más en asuntos internacionales, en los que Obama está bien posicionado, luego del retiro de las tropas de Irak y la localización y muerte de Osama Bin Laden.
Pero la campaña de Romney ha criticado la política de Obama en Oriente Medio, acusándolo de distanciarse de Israel y de subestimar la amenaza extremista surgida en la primavera árabe.