Obama hizo un llamado a la integración de los inmigrantes

Barack Obama asumió su segundo mandato ante una multitud que se congregó en Washington. Desde allí dirigió un emotivo discurso en el que aseguró que “la década de la guerra llega a su fin”. Además, defendió sus políticas sociales y la necesidad de una ref

Obama hizo un llamado a la integración de los inmigrantes
Obama hizo un llamado a la integración de los inmigrantes

El 44º presidente estadounidense, Barack Obama, juró públicamente su segundo y último mandato ayer ante cerca de un millón de simpatizantes al pie del Capitolio, en Washington, con un renovado llamamiento a la unión y en defensa de los derechos de los inmigrantes y homosexuales.

El primer presidente negro de la historia de Estados Unidos renovó su cargo ante el pueblo como manda la tradición, un día después de haber sido investido oficialmente, como dicta la Constitución.

Para enfrentar los obstáculos económicos, para resolver el desafío educativo, solucionar problemas como la inmigración ilegal o el cambio climático, "ahora más que nunca debemos hacer estas cosas juntos, como una sola nación y un solo pueblo", dijo Obama.

Fue un discurso más corto que hace cuatro años, frente a una situación política más complicada, con el Congreso parcialmente en manos de la oposición republicana.

Obama no hizo gala de grandes ambiciones, pero sostuvo: "Estados Unidos seguirá siendo un faro de alianzas fuertes en todos los rincones del mundo.

"Responderemos a la amenaza del cambio climático, conscientes de que si no lo hacemos, estaremos traicionando a nuestros niños y a las futuras generaciones", dijo.

Luego preparó el terreno para una de sus prioridades legislativas, la reforma migratoria.

"Nuestro camino no estará completo hasta tanto no encontremos una mejor manera de dar la bienvenida a los esperanzados inmigrantes que siguen viendo a Estados Unidos como la tierra de la oportunidad", dijo.

La presencia hispana se dejó notar de forma destacada en la ceremonia pública: el pastor que dio la bendición, Luis León, pronunció en español unas cortas palabras.

"Señor presidente y vicepresidente, que Dios bendiga todos sus días", dijo León, en la primera intervención en español de esas características que se recuerda en la historia de las investiduras.

Obama además, se convirtió en el primer presidente en hablar abiertamente durante una ceremonia de investidura de los derechos de los homosexuales.

"Nuestro recorrido no estará completo hasta que a nuestros hermanos y hermanas gay se les trate igual que a todos los demás según la ley porque, si nos han creado iguales de verdad, entonces el amor que profesamos debe ser también igual para todos", dijo.

Previamente un poeta homosexual de origen cubano nacido en España, Richard Blanco, había recitado en inglés una obra especialmente compuesta para la ocasión (ver aparte).

Obama y Biden habían prestado juramento el domingo en sendas ceremonias privadas.

Fue una hispana, la primera mujer de ese origen en llegar a la Corte Suprema, Sonia Sotomayor, que invistió al vicepresidente Joe Biden.

La Carta Suprema estadounidense establece que el mandato presidencial empieza al mediodía del 20 de enero siguiente a las elecciones, pero cuando ese día cae domingo se hace un segundo juramento público. Es la 7° vez que el presidente estadounidense jura su cargo un 21 de enero.

Frente a la larga explanada conocida como el "Mall", el millón de personas, según estimaciones del comité organizador, agitó banderas, enarboló pancartas y aplaudió con entusiasmo el discurso presidencial. La asistencia fue inferior al récord histórico de 1,8 millón en 2009, pero el ambiente igual de entusiasta. Entre los presentes se hallaban los ex presidentes Bill Clinton (1993-2001) y Jimmy Carter (1977-1981). El republicano George Bush (1989-1993), convaleciente de una reciente enfermedad, mandó sus felicitaciones.

Celebridades como la actriz Eva Longoria y la cantante Beyoncé, que cantó el himno nacional, dieron color a la investidura.

Al caer la tarde, de nuevo bajo un sol resplandeciente, el presidente y la primera dama desfilaron hasta el número 1.600 de la avenida Pensilvania, como manda la tradición y salieron de su limusina para caminar varias cuadras, ante el clamor popular.

Unos 30.000 agentes de seguridad entre policías y militares custodiaban el recorrido, con bloques de cemento, vehículos militares con los colores de camuflaje, francotiradores en los tejados de los edificios.

Como hace cuatro años, Obama tiene una cargada agenda a partir de este mismo martes, empezando por la negociación con los republicanos para tratar de elevar nuevamente el techo para la deuda pública.

El presidente deberá también definir rápidamente el resto de su gabinete ministerial, del que salen pesos pesados como la secretaria de Estado Hillary Clinton y los dos únicos ministros hispanos, Hilda Solís y Ken Salazar.

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