El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentó ayer su plan contra la violencia por armas de fuego, firmando una serie de decretos y exhortando al Congreso a cambiar la legislación, a poco más de un mes de la masacre en una escuela en Newtown.
"No podemos postergar más" las medidas para controlar la circulación de armas, dijo Obama en un discurso en la Casa Blanca frente a las familias de las víctimas de la masacre en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown (Connecticut, noreste) y de niños que le escribieron después de esa tragedia.
Obama también llamó al Congreso a aprobar leyes más estrictas. "El Congreso debe actuar. El Congreso debe actuar rápido", afirmó Obama, instando a los legisladores a prohibir las armas de asalto y los cargadores de más de diez balas y comprometiéndose a utilizar todo el peso de su cargo.
El presidente admitió, sin embargo, que "será difícil hacer avanzar" el tema, dada la oposición de algunos legisladores a cualquier medida que parezca oponerse a la Segunda Enmienda de la Constitución, que dispone el derecho de los estadounidenses a portar armas.
El senador del partido republicano por el estado de Florida, Marco Rubio afirmó que "las armas no son el problema. Los criminales y los enfermos mentales susceptibles de violencia lo son".
Por su parte, el principal grupo de lobby pro armas en Estados Unidos arremetió contra el plan de Obama diciendo que "atacar las armas de fuego e ignorar a los niños no es la solución".
"Sólo los propietarios de armas honestos y apegados a la ley se verán afectados y nuestros niños seguirán siendo vulnerables a la inevitabilidad de más tragedia", dijo la Asociación Nacional del Rifle (NRA) en un comunicado, tras el anuncio de Obama.
El alcalde independiente de Nueva York, Michael Bloomberg, partidario desde hace tiempo de un control estricto de la circulación de armas, dijo en cambio sentirse "animado"por las medidas anunciadas por el presidente, y exhortó al Congreso a "aprovechar esta ocasión, defender a nuestros niños, nuestras colectividades y nuestros policías".
Obama, quien estuvo en el pueblo de Newtown poco después de la tragedia, contó asimismo que había colgado en su despacho un dibujo de una de las víctimas entregado por sus padres, el cual le recordaba diariamente su deber de actuar.
Entretanto, las acciones de los grandes fabricantes de armas en Estados Unidos subían en Wall Street tras la presentación del plan de Obama, dejando en evidencia que el mercado no percibe ninguna amenaza creciente contra el sector.
Tras su alocución, el mandatario firmó las 23 medidas que conforman su plan de lucha contra las armas de fuego, elaborado a partir de la reflexión de un equipo encabezado por el vicepresidente Joe Biden, presente a su lado.
Los decretos establecen entre otras cosas la obligación de que los vendedores de armas verifiquen los antecedentes de los compradores, y ordenan a los organismos públicos a estudiar nuevas formas de impedir que personas "peligrosas" tengan acceso a armas.
Actualmente, 40% de las armas se venden en EEUU a través de transacciones entre particulares o en ferias no sujetas a ningún control, recordó Obama. Hasta 300 millones de armas de fuego circulan en el país, casi una por habitante.
En lo que atañe al Congreso, donde sus adversarios republicanos son mayoría en la Cámara de Representantes, Obama le pidió que reinstaure la prohibición de las armas de asalto y de los cargadores de alta capacidad, el equipamiento empleado por el autor de la matanza de Newtown.