A 10 años del inicio de la guerra en Irak, Barack Obama rindió tributo ayer al “sacrificio” de los soldados estadounidenses, sin hacer referencia a las víctimas civiles ni a la decisión de su predecesor George W. Bush de invadir el país, a la que se había opuesto con vehemencia.
“Honramos la memoria de casi 4.500 estadounidenses que realizaron el supremo sacrificio para dar a los iraquíes la posibilidad de definir su propio destino luego de muchos años difíciles”, afirmó el mandatario en un comunicado. Obama había pronunciado en octubre de 2002 en Chicago un discurso en forma de requisitoria contra los preparativos de invasión de Irak por parte de la administración republicana, denunciando las “guerras idiotas” y las “guerras impulsivas”.
Ese discurso había contribuido al ascenso de Obama, entonces un joven congresista local, a la escena política nacional. Así, el retiro de los soldados estadounidenses de Irak se convirtió en uno de sus principales compromisos electorales para la campaña presidencial de 2008. Obama mantuvo ese compromiso tres años después de su elección, cuando las últimas unidades estadounidenses abandonaran el país en diciembre de 2011, “con la cabeza en alto”, recordó nuevamente este martes.
“Estados Unidos continuará actuando junto a sus aliados iraquíes en favor de nuestros intereses comunes de paz y seguridad”, agregó, en momentos en que Irak enfrenta una aguda crisis política y es víctima de actos de violencia intermitentes, como el que este martes mató al menos a 52 personas, dejando heridas a más de 170.
"Los historiadores evaluarán"
El comunicado elude por el contrario el tema del desencadenamiento de la guerra, justificado por la administración Bush con el objetivo de neutralizar armas de destrucción masiva de las que supuestamente disponía el régimen de Saddam Hussein, pero que jamás fueron encontradas.
Interrogado al respecto en su encuentro diario con la prensa, el portavoz de la Casa Blanca Jay Carney estimó que “los historiadores evaluarán las decisiones políticas que fueron tomadas por la administración que gobernaba entonces”.
“Liberar al mundo de Saddam Hussein era una buena cosa para el mundo y para Irak, pero (...) el presidente, como candidato, se opuso a la decisión de invadir Irak. Se comprometió a poner fin a esta guerra con mayor responsabilidad que la demostrada para iniciarla y mantuvo su promesa”, agregó Carney.
Al mismo tiempo, un puñado de veteranos de Irak manifestaba frente a la Casa Blanca para denunciar que para ellos la guerra no ha terminado. “La guerra no ha terminado para los veteranos y las familias que deben vivir con las consecuencias del conflicto, ya sea por la pérdida de sus seres queridos o bajo la forma del síndrome de estrés postraumático y otras heridas”, explicó Maggie Martin, de la ONG Veteranos de Irak contra la guerra.