El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, rechazó ayer cualquier incitación a la violencia en los actos de campaña, en una implícita crítica al aspirante republicano Donald Trump, y aseguró que el tono “vulgar y divisivo” que está cobrando la carrera electoral “mancha” la imagen del país en el exterior.
“Rechazo cualquier intento de extender el miedo, incitar a la violencia o acallar a la gente que intenta hablar, o hacer que unos estadounidenses se vuelvan contra los otros”, dijo Obama durante un almuerzo en el Capitolio para celebrar la herencia irlandesa en el país y el día de San Patricio, que será mañana jueves.
Obama no pronunció el nombre de Trump, pero sus palabras llegan después de varios episodios de violencia en torno a la campaña del magnate, favorito en la carrera republicana para las elecciones de noviembre y que incluso se vio obligado a cancelar un acto el viernes pasado por altercados entre los asistentes.
Primarias cruciales
Por su parte, los electores estadounidenses de cinco grandes estados votaban ayer en primarias presidenciales, que adquieren carácter decisivo para varios aspirantes y podrían permitir al millonario Donald Trump acortar su camino a la nominación republicana.
Se trata del segundo 'supermartes' de la larga carrera hacia la Casa Blanca, y, al igual que Trump, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton deberá mantener o ampliar entre los demócratas su ventaja sobre el senador Bernie Sanders.
En la jornada se realizarán primarias en Florida, Ohio, Illinois, Carolina del Norte y Misuri. Los republicanos tienen en juego 358 delegados y los demócratas 691.
Para los republicanos la jornada es casi de vida o muerte, ya que en los dos estados más importantes, Florida y Ohio, el vencedor se llevará la totalidad de los delegados (99 y 66, respectivamente), a diferencia de una distribución proporcional en el lado demócrata.
Al fin de la jornada, los dos grandes partidos de Estados Unidos habrán escogido a más de la mitad de todos sus delegados a las convenciones nacionales de julio, por lo que la votación es considerada un divisor de aguas en esta campaña.