Hay ciertos datos que pasan a formar parte del conocimiento que una comunidad tiene sobre el lugar donde habita y que no vuelven a ser revisados. Generaciones aprendieron que el Aconcagua medía 6.962 metros y hace poco se difundió que la última medición arrojó 6.960,8 metros.
Algo similar ocurrió con el porcentaje de territorio de la provincia que corresponde a tierras no irrigadas. Para subrayar la importancia del cuidado del agua, se repetía que sólo 3% del suelo corresponde a oasis y el 97% restante, a secano. El reciente análisis de imágenes satelitales llegó a un porcentaje diferente: el oasis mendocino alcanza 4,8%.
El dato fue difundido esta semana por el secretario de Ambiente, Marcos Zandomeni, y surgió a partir de un relevamiento que realizó el Sistema de Información Ambiental Territorial (SIAT).
El anuncio fue hecho en el marco de la designación de los tres candidatos a convertirse en la autoridad que dirigirá la Agencia de Ordenamiento Territorial, el organismo que resta crear dentro de los que preveía la Ley de Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo.
La coordinadora del Equipo de Ordenamiento Territorial, Soledad Sallenave, explicó que el 3% era un dato que siempre se tomaba como referencia pero hacía bastante tiempo no se actualizaba. Sin embargo, en el marco de las tareas que se están desarrollando en distintos ámbitos para llegar al Plan Provincial de Ordenamiento Territorial se necesitaba actualizar el número.
Esto, porque -para plantearlo de un modo simple- primero es necesario conocer qué existe hoy en el territorio para después definir a qué situación se aspira llegar y qué es necesario cambiar o potenciar de las tendencias actuales.
Rubén Villegas, responsable del Nodo Ambiente, uno de los que integra el SIAT, comentó que tomaron imágenes satelitales de varios servicios y en un primer momento el análisis arrojó que 5,1% del territorio era oasis. Esto es, todo el suelo que haya sido modificado por el hombre, ya sea con construcciones urbanas o cultivos, y excluyendo ríos y embalses.
Pero en una segunda instancia, ese porcentaje quedó en 4,8% y en la tercera, ya con imágenes de alta definición, llegaron a 4,86%. Villegas consideró que, cuando se hagan relevamientos en terreno, es probable que esa centésima varíe, pero que se mantenga en 4,8%.
El tiempo que puede transcurrir hasta que ese valor pase a 4,9% dependerá de la tecnología, porque el crecimiento está ligado a la disponibilidad de agua, pero se fijó que cada cinco años se hará una nueva medición, para a partir de ahora ir actualizando la referencia.
De todos modos, Miriam Cumaodo, coordinadora del Sistema de Información Ambiental Territorial, planteó que no necesariamente se debe hablar de variación, porque las mediciones con imágenes satelitales se realizan de acuerdo a una metodología que se define y no han podido hallar documentación sobre los criterios que se utilizaron para llegar a ese 3% en el pasado.
Tampoco les ha sido posible encontrar si el porcentaje tiene 20 o 30 años de antigüedad. Aunque también señaló que es indiscutible que ha habido un crecimiento del territorio transformado por el hombre.
Cumaodo resaltó que el próximo paso es hacer una verificación de las imágenes satelitales en el terreno y, por otra parte, comparar el mapa tentativo -que se puede consultar en www.siat.mendoza.gov.ar- con otros de la década del '90 y del año 2000. Este análisis histórico permitirá determinar qué áreas crecieron y cuáles sufrieron un retroceso.
Soledad Sallenave explicó que vislumbrar esas tendencias es el primer paso para luego establecer escenarios, sobre qué ocurriría si determinado proceso continúa, y cómo intervenir en lo que se establezcan como problemas y fortalecer las oportunidades.
Además, destacó que esta discusión se viene desarrollando en forma paralela en distintos ámbitos, con la participación de los 18 municipios, organismos que tienen competencia sobre el ordenamiento y la comunidad en general.
La coordinadora del SIAT, Miriam Cumaodo, adelantó que es innegable que el Valle de Uco ha crecido y que las imágenes muestran claramente el desequilibrio territorial que ya anticipaba la Ley 8051 (de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo), porque el desarrollo de los tres oasis -norte, centro y sur- es muy diferente.
Analizar cómo se expande el oasis
María Elina Gudiño, directora del Doctorado en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable (de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo), planteó que ese 3% histórico estaba ligado a las tierras que tienen derecho a riego, otorgado por el Departamento General de Irrigación.
Esto, porque si hay disponibilidad de agua, se puede cultivar en la mayor parte del suelo mendocino. De ahí que el porcentaje varíe en función del acceso a nuevas tecnologías, como el riego por goteo, que hace posible utilizar tierras que antes no se ocupaban.
Sin embargo, advierte Gudiño, sólo pueden recurrir a estas tecnologías las grandes inversiones de capital, locales y extranjeras; mientras los pequeños y medianos productores, cuyas explotaciones suelen no ser rentables, van perdiendo espacios frente al avance de la urbanización.
La especialista añadió que mientras algunos cultivos se extienden a tierras que no tienen derecho a riego, como el pedemonte en Valle de Uco, los productores con menores posibilidades se ven obligados a trasladarse al área metropolitana para buscar otras ocupaciones.
Por eso, subrayó que el ordenamiento territorial es fundamental para planificar el territorio y discutir qué modelo de desarrollo quieren los mendocinos en su conjunto. Además, la investigadora subrayó que se debe analizar a quiénes afecta la expansión del oasis.