En oportunidad de poner en práctica el “cepo” al dólar, desde las más altas esferas del Gobierno nacional se dijo que debía priorizarse el turismo interno y hasta se intentó generar un sentimiento de culpa para aquellos que preferían veranear afuera. Para ello, la medida de la Administración de Ingresos Públicos fue modificándose con el correr de los meses.
De aquellos 70 dólares por día que se otorgaban para “gastar” en el extranjero, se pasó luego a 50 dólares, hasta llegar al momento actual en que, porque “se cayó el sistema” o “porque no cuentan con capacidad de ahorro de acuerdo con los niveles de ingreso”, casi nadie recibe un dólar para viajar, aunque ese viaje responda a urgencias. Sin embargo, mientras eso se exige a la población, las delegaciones oficiales que concurren al exterior constituyen la muestra más acabada de que para ellos la reducción de gastos no tiene vigencia.
Para la asunción del Papa Francisco y aún a pesar de que el propio Sumo Pontífice había pedido que no concurrieran debido a las difíciles circunstancias por las que atravesaba el país, la delegación argentina estuvo conformada por casi una veintena de personas entre las cuales figuraban personajes que nada tienen que ver con las relaciones exteriores o la unificación de lazos con el Vaticano, como los intendentes de Corrientes y de Florencio Varela o los sindicalistas Caló, Viviani y Suárez, lo que permitió deducir que sólo se trató de una devolución de favores políticos.
Intendentes, legisladores -entre ellos el jefe máximo de La Cámpora- y funcionarios también integraron la delegación a Venezuela para el juramento de Nicolás Maduro, en una actitud que contrastaba con la decisión del presidente uruguayo quien, para reducir gastos, pidió viajar a Venezuela en el Tango 01.
Si bien lo que sucede con las comitivas presidenciales es preocupante, lo que ocurre con el vicepresidente supera todos los límites. En sus giras, además de custodios, suele sumar a varios asesores. Así, sólo por viáticos pagó más de 25 mil dólares en un viaje a Suiza y U$S 21.600 en otro a Francia.
Pero el colmo de la incongruencia y el descaro se ha dado con la integración de la comitiva que viaja a Holanda para la entronización de Máxima Zorreguieta como reina de ese país. Para un acto que se cumplirá durante una jornada, los argentinos han realizado reservaciones en hoteles para una semana.
Además, habiendo un decreto presidencial -el 1191/2012- que indica que todos los funcionarios públicos deberán viajar por Aerolíneas Argentinas, Boudou y su gente irán con la holandesa KLM, cuyos pasajes tienen un costo de 6.770 dólares para la clase ejecutiva y de 2.310 dólares para la turista.
El colmo se completa con quienes integran la comisión. Han decidido asistir a la asunción de Máxima: la segunda y tercera autoridad del país (el vicepresidente y la presidenta provisional del Senado).
A Boudou lo acompañan dos integrantes de su oficina de Ceremonial y Protocolo, su jefe de prensa y dos custodios, mientras a Beatriz Rojkés, la presidenta provisional y esposa del gobernador de Tucumán, va acompañada por su hermano, que ocupa un alto cargo en el Senado, su hija (que no tiene cargo oficial), dos integrantes de la secretaría privada y el jefe de la custodia. Sin lugar a dudas la delegación argentina será una de las más numerosas y de las más costosas que asistirán al acto.
Frente a esa imagen de despilfarro, sorprenden, causan desagrado y enervan las palabras del ministro de Planificación, Julio De Vido cuando, al referirse a la marcha del 18 de abril, dijo muy suelto de cuerpo que sus integrantes marchaban porque reclamaban dólares para viajar a Miami.
