Desde temprano la Avenida Las Tipas se fue tiñendo de azul. Bombos, redoblantes y trompetas ponían música a esa “peatonal leprosa”. Bajo el lema “Nunca jugarás en silencio”, miles de simpatizantes de la Lepra se autoconvocaron para brindar todo su apoyo al plantel que ayer por la tarde jugaba uno de los partidos más importantes en este torneo.
Fueron pocos los que decidieron partir cuando la intensa lluvia caía en el parque General San Martín. Estaban todos, filiales, barrios, y hasta alguno que se iba al Legrotaglie de “incógnito” pensando cómo haría si el Azul convertía un gol pero nada importaba; sólo estar presente en un clásico que esperó 8 años para volverlo a ver.
Cerca de las 16, las puertas del Bautista Gargantini se abrieron para que el micro que trasladaba a los jugadores emprendiera su marcha hasta la calle Lencinas, ahí a la vuelta.
Los hinchas que esperaban ansiosos ese momento se hicieron escuchar “esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde tenemos que ganar” y desde arriba del micro los jugadores acompañaron con el mismo hit. De a poco el ómnibus se fue alejando para ir a cumplir con el compromiso más importante de los últimos tiempos.
La llegada al Víctor Antonio Legrotaglie fue en paz. Un gran trabajo policial dejó que tanto el micro que trasladó a los jugadores como a los allegados pudieran ingresar sin sobresaltos.
Un reto para los "allegados"
La tribuna suroeste fue la que se brindó a los dirigentes azules que llegaron al Legrotaglie. Fueron unas cien personas entre dirigentes y algunos hinchas los que estuvieron presentes. Y claro, apenas salió el equipo a la cancha se escuchó el aliento para los jugadores, pero después del primer gol leproso ya ese grupo (supuestamente compuesto en su mayoría por dirigentes) se hacía escuchar en el estadio Mensana.
Fue ahí cuando Juan Carlos Calleri y Leonardo Comperatore, ambos fiscalizando la seguridad, se acercaron para hablar con los dirigentes azules y pedirles que tuvieran cordura para evitar algún hecho que lamentar.
Unos 15 minutos antes de finalizar y luego del primer gol de Pereyra, la policía evacuó ese sector para que todo terminara en paz.