El freno de la economía ya se hace sentir en el sector fabril: la actividad industrial en mayo cayó 1,9% contra el mismo mes del año anterior, según un informe que difundió por la Unión Industrial Argentina. Es el primer registro negativo en lo que va del año. De hecho, entre enero y mayo el sector acumula un crecimiento de 2,4%. Para lo que resta del 2018 se espera que los números positivos se vayan diluyendo por la caída de la demanda y el encarecimiento del financiamiento.
Dentro de la industria los sectores muestran una evolución dispar. La recuperación de la industria había arrancado en mayo de 2017 y desde entonces, pese a que varios sectores venían rezagados, el único registro negativo había sido en diciembre, a causa de la parada de plantas por motivos estacionales.
Si bien la magnitud es diferente, la baja de la producción industrial también se notó en el Indice de Producción Industrial (IPI) de FIEL, que en mayo cayó 0,9% respecto al mismo mes del año anterior. En el acumulado para los primeros cinco meses, dice FIEL, la industria modera su ritmo de crecimiento y suma una mejora de 3,1%.
¿Qué pasó con los distintos sectores?
Del lado de los que que ya traían números negativos está el sector metalmecánico que cayó 1,1% por el menor dinamismo de maquinaria agrícola.
También alimentos y bebidas perdió 4%.
Los que sufren el mayor desgaste son textil e indumentaria y calzado, a los que se suma la producción química y petroquímica, afectada por el cierre de algunas plantas de fertilizantes y básicos inorgánicos.
La suba del 2,4 por ciento entre enero y mayo se va a ir deshilachando.
"Ese incremento seguramente se va a transformar en una desaceleración, con tendencia a profundizarse en los próximos meses", postula el informe realizado por la Unión Industrial Argentina.
Esto será consecuencia de la retracción de la actividad en general, la merma de la construcción, el impacto de la sequía en la agroindustria, el aumento del costo al financiamiento para las pymes a partir de la suba de tasas y un menor dinamismo del mercado interno.
Los datos que se conocen hasta ahora respecto de junio no son auspiciosos.
Los despachos de cemento cayeron 2,8 por ciento el mes pasado, los insumos para la construcción bajaron 5,4 por ciento y la producción automotriz se contrajo 13,4 por ciento debido en gran parte al efecto del paro de camioneros que se realizó en Brasil a principios de mes.
Problemas en los trabajos industriales
En cuanto al empleo registrado en el sector, el último dato disponible corresponde a abril y marca una baja de 1,5% con respecto al mismo mes del año pasado. A diferencia de lo que ocurre con otros rubros de la actividad económica, el empleo registrado en el sector fabril nunca llegó a levantar cabeza.
Comercio exterior y el efecto Brasil
Para el comercio exterior, si bien se notó también una caída en mayo, las perspectivas son algo mejores que para el resto de los sectores industriales.
Entre enero y mayo las ventas externas totales crecieron 7,1%, mientras que las importaciones se expandieron 17,9% con respecto a igual período de 2017.
Con ventas totales por U$S 24.750 millones e importaciones por y U$S 29.440 millones, la balanza de la industria sigue siendo deficitaria, con un rojo de U$S 8.471 millones.
Respecto a las exportaciones a Brasil, los envíos crecieron 8,6% interanual en mayo. Aquí jugaron a favor los cereales, ya que los rubros industriales cayeron 9,6%. Si a las exportaciones industriales, que cayeron 0,9% en mayo, les descontamos las ventas externas del sector automotor (11%), el resultado hubiera sido una contracción de 19,1%. Esto se contrapone al dato positivo acumulado en las exportaciones de manufacturas de origen industrial de los primeros cinco meses del año donde el incremento es de 27,8%.
Pero las alarmas con respecto a Brasil se encendieron en mayo, cuando la actividad económica de ese país cayó 3,34%, la mayor baja mensual en los últimos 15 años. Esto llevó a rebajar las proyecciones de crecimiento para el país vecino, que en pocos meses pasaron del 3% al 1%.
Si la demanda brasileña se frena, las posibilidades de recuperación de la industria argentina son todavía más exiguas y complejas.