Inusuales problemas sanitarios y lluvias que superaron holgadamente los registros históricos en época de cosecha (afectando la calidad del producto), y una agresiva estrategia comercial de otros países en el mundo, fueron creando un escenario adverso que tendría luego, como corolario, el ingreso a Argentina de nueces extranjeras, favorecido por la decisión del Gobierno nacional de abrir las importaciones.
Hoy, la realidad está indicando que no era infundado el temor de los productores cuando, hacia mediados de abril de este año, advertían sobre el impacto que podían tener estas circunstancias en un negocio que prometía más de lo que finalmente está dando.
Es que el mercado interno estaba sin stock y las colocaciones en el exterior venían relativamente sostenidas por lo que se esperaba un retorno más interesante en las ventas locales y, con la liberación del tipo de cambio dispuesta en diciembre, mejores condiciones para sostener los mercados externos, pese a la agresividad que ya estaban mostrando los competidores, fundamentalmente Estados Unidos y Chile.
Afectación productiva
En el plano estrictamente productivo, ya estaba claro, al empezar la cosecha, que el volumen y la calidad de la oferta mendocina de nueces no sería la que se esperaba al salir de la primavera 2015. Por varias razones. Hugo Gottardini, productor del Valle de Uco que empaca y comercializa en el mercado interno y en el exterior, ratificó ahora que, primero, “se perdió entre el 10% y el 12% de la producción por bacteriosis”, y reveló que, cuando llegó el momento de la cosecha, las lluvias afectaron severamente la calidad de los frutos.
Sobre este último punto, señaló que cuando abría el pelón (la cobertura verde que tiene el fruto mientras está en la planta) y la nuez caía, quedaba sobre el suelo encharcado hasta que se pudiera entrar a cosechar. Ese contacto con el agua terminó oxidando la pulpa, que quedó manchada y, consecuentemente, con un valor comercial significativamente menor.
Gottardini aseguró que entre el 40% y el 50% de lo que se cosechó “quedó con deterioro de calidad ocasionada por las lluvias en el momento de la cosecha”, y precisó que el precio de esa nuez manchada se ubicó “entre un 25% y un 30% menos que el de una nuez de primera calidad”. Con el agravante que “cuesta mucho venderla, porque hay que competir con las nueces de Chile -que sufrió el mismo problema- porque ellos venden mucho más barato que nosotros”.
Mercados enrarecidos
Éste es, precisamente, el problema -cuyo impacto no puede dimensionarse aún- que más preocupa a los productores mendocinos. Confluyen aquí dos factores. El escenario internacional y el mercado interno.
En el primer caso, la agresividad de jugadores como Estados Unidos y Chile ha dejado fuera de competencia a los exportadores argentinos.
Hugo Gottardini apuntó que los norteamericanos siempre están con precios más bajos, pero este año más aún, "porque tuvieron una producción por encima de la media histórica", y "sus precios, por kilo, están siempre 2 dólares por debajo" de los que puedan cotizar otros exportadores. Tienen con qué, porque anualmente producen entre 450 y 500 millones de kilos (Argentina probablemente esté empezando a superar los 13 millones de kilos anuales, de los cuales entre 3,5 y 4 millones los produce Mendoza).
Chile, en tanto, venía con perspectivas de una muy buena cosecha 2016, cercana a los 81 millones de kilos. Por eso “ya en marzo -explicó Gottardini- empezó a negociar con Europa a precios que fluctuaban entre U$S 1,20 y U$S 1,50 menos que lo que había cotizado el año anterior”. Pero al momento de la cosecha los productores trasandinos se encontraron con el mismo problema -por lluvias- que afectó a sus pares de Mendoza. Habría sufrido afectación de calidad entre el 20% y el 60% de la producción, según las regiones.
A raíz de ello, "salieron con precios más bajos todavía", porque empezaron a tener inconvenientes para colocar su fruta en los mercados de ultramar.
Pero para Chile se abriría una opción comercial mucho más cercana: Argentina, a partir del momento en que aquí se "encendió la luz verde" para las importaciones.
Avanzada trasandina
Todo parece indicar que los primeros en abrir las puertas a la nuez chilena fueron los súper e hipermercados que operan en el país, que se habrían abastecido con mercadería de primera calidad.
No se sabe con precisión qué parte de la producción nacional de nuez venían absorbiendo las grandes cadenas (antes de la apertura de las importaciones), pero algunos conocedores del negocio coinciden en estimar que puede llegar al 20%, y en que la mayor parte de las compras en el mercado interno las hacen grandes distribuidores, dietéticas y la industria de la repostería y las confituras.
Rodrigo Reina, quien está a cargo del proyecto Uco Nuts, que desarrolla nueces Premium de exportación, sostuvo que “hemos notado el ingreso de nuez chilena en el mercado argentino. Creo que tenemos que preocuparnos porque el problema que tiene la industria es que no somos competitivos de la misma forma en que lo es Chile”.
En este sentido, el empresario destacó que “tenemos los rendimientos y la tecnología pero no somos tan competitivos por otros factores. Este año fue muy difícil por el tema climático y decidimos exportar menos de lo pensado y hemos volcado parte de nuestra producción al mercado interno”.
Precios al productor
En medio de todo este desajuste comercial, los productores vieron frustradas, por ahora al menos, sus expectativas de mejor precio.
La demanda nacional no es despreciable -son unos 8 millones de kilos anuales- y se mantiene, pero este año entraron a tallar los chilenos.
José Luis Miguelo, que es pequeño productor de nueces y vid, y asesora a productores de vid, ciruelas y nueces, sostuvo que “están entre 50 pesos y 70 pesos el kilo con cáscara, según la calidad”. Pero aclaró que “localmente, nunca es suficiente la nuez que se produce, porque es poco lo que hay y se comercializa acá mismo”. Señaló que “los acopiadores compran muy poco y se vende particularmente al menudeo”.
Sigue siendo negocio y se extiende el cultivo
Al margen de los contratiempos sufridos este año, en el sector coinciden en que el negocio sigue siendo prometedor y sigue habiendo inversiones.
El empresario de Tupungato, Hugo Gottardini admite, no obstante, que "el cultivo de nuez es muy costoso y de largo plazo. Lo hace solamente aquel productor que tiene viñedos, frutales, ajo, zanahoria y, si tiene un excedente, va invirtiendo". Aunque "también hay gente de otras actividades" que está entrando en el sector.
Cree que en toda la provincia de Mendoza hay unas 3.000 hectáreas cultivadas con nogales y reconoce que la falta de estabilidad de la economía argentina atenta contra una decisión sostenida de apostar por las inversiones productivas.
Comparó la situación con las de sus pares chilenos quienes, por la estabilidad de la economía de su país, “pueden hacer plantaciones con créditos a 20 años y a una tasa del 4% anual”. Por eso “pueden darse el lujo de vender un año a muy bajo precio para mantener su presencia en los mercados”.
Pero “de todos modos -dijo- esta situación no deja descolocados a los productores”. Ratificó que la nogalicultura “sigue siendo un buen negocio” y que “entre todos los productos que se han comercializado este año, la nuez ha dejado un margen de rentabilidad, a pesar de las adversidades”.
El sanrafaelino José Luis Miguelo señaló, en igual sentido, que en el Sur, “todos los años se van sumando algunas hectáreas más de nogales” a las “alrededor de 400” que, según estima, habría entre San Rafael y General Alvear.
Aclaró que “la superficie en producción es menor que la implantada, porque muchos de los cultivos son nuevos”.
