Nuevos conceptos productivos

Las nuevas tecnologías están modificando las pautas de consumo incrementando la oferta y demanda de alimentos orgánicos más saludables.

Nuevos conceptos productivos
Nuevos conceptos productivos

Todos los días oímos o leemos noticias referidas a nuevas tendencias en materia de consumo, donde gana terreno la demanda de alimentos orgánicos y, últimamente, productos biodinámicos.

Los primeros se refieren a alimentos naturales producidos sin utilizar agroquímicos, tanto en fertilizantes como en insecticidas o herbicidas, a la vez que excluyen productos modificados en forma genética.

La demanda de alimentos orgánicos es cada vez mayor. Si bien representa sólo el 3% de la oferta mundial y el 2% de la oferta argentina, su demanda va creciendo y existen protocolos para quienes quieran adaptar sus producciones con estas características que, además, deben estar certificados para poder utilizar un sello que otorga el Ministerio de Agroindustria de la Nación.

Los productos biodinámicos, además, incorporan una serie de principios filosóficos que suponen cuidar la naturaleza, manejar sólo fertilizantes naturales surgidos de la misma propiedad y con el principio de privilegiar la calidad por sobre la cantidad. El principio básico es respetar la naturaleza y no pedir más de lo que ésta puede dar, combinados con un calendario anual que regula las siembras con las fases de la luna.

Estos productos también vienen registrando mayor difusión en varias áreas. Si bien la producción aún no es muy grande, como la demanda recién comienza, ya se registran empresas argentinas que están exportando a Europa y Estados Unidos donde la demanda es mucho mayor. Además, en todos los casos, los consumidores están sujetos a pagar un precio diferencial para asegurarse consumir productos sin rastros de agroquímicos.

Dentro de la nueva cultura productiva comienzan a activarse también conceptos como el de la “economía circular”, que consiste en poner toda la inteligencia para evitar tirar los desechos y reutilizarlos en otras actividades que puedan ayudar a evitar la emisión de gases contaminantes.

El reciclado, como se lo conoce comúnmente, tiene varias vertientes que se usan para complementar estas actividades que se van transformando en una forma nueva y comprometida de encarar la vida.

Llevar adelante estas formas de producción implica, además, incorporar una rutina racional de registros porque no basta decir las características de un producto sino que hay que estar en condiciones de demostrarlo en todo momento.

Esta línea de registros es lo que se conoce como “trazabilidad” que muestra todo el ciclo de vida del producto. La comunicación y la claridad son  principios elementales para el conocimiento de los consumidores.

Pero más allá de la filosofía, se están desarrollando actividades científicas de apoyo que requieren una mayor difusión por parte de las autoridades específicas.

Una de ellas es la medición de la huella de carbono. La Huella de Carbono (HC) es un concepto que nació en Europa y que procura calcular el impacto que tiene la producción de bienes y servicios sobre el ambiente. Se trata de un indicador ambiental que expresa la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten a la atmósfera por acción directa o indirecta de un individuo, organización, evento o producto.

Esta huella se determina según la cantidad de gases de efecto invernadero producidos por la actividad humana, y se expresa en unidades equivalentes de dióxido de carbono (CO2). Se parte de una determinación global para, luego, desagregarla por actividades y así se puede ir bajando hasta llegar a mediciones de una propiedad o una familia.

En la Argentina, la huella promedio es de 5,71 toneladas (tn) al año, según un reporte de la Dirección de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Este número surge de cuantificar las emisiones producidas por el uso de energía, transporte, alimentación y hábitos de consumo y esparcimiento, entre otras actividades.

Según los mismos registros, más de 50% de los gases emitidos en Argentina proviene del consumo de energía. Por eso es tan importante el desarrollo de energías renovables que permitan disminuir las que provienen de energías fósiles. La segunda fuente viene de la producción agrícola y ganadera, con un 35%.

Todos estos datos son útiles para tomar conciencia y animar, a quienes ingresan a este sistema, producciones, tanto orgánicas como biodinámicas porque, además de generar un beneficio ambiental, pueden obtener mejores precios que compensen la menor escala natural.

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