El ministro de Hacienda, Marcelo Costa, fue a la Legislatura, tiró los datos acerca de cómo se modifican los números del Presupuesto con la devaluación del dólar y planteó una necesidad de financiamiento de $ 1.500 millones, que podrían achicarse unos $ 200 millones adicionales si el Gobierno nacional prorroga los vencimientos de la deuda que tiene Mendoza con la Nación.
De esta forma, los vaivenes económicos parecen haber beneficiado a las cuentas públicas, puesto que en el proyecto de Presupuesto original, la autorización al crédito que pedía el Ejecutivo ascendía a $ 1.700 millones.
Pero lo de ayer apenas fue una modificación de cifras pero no en la forma de plantarse en la mesa de negociación con la oposición. Así pues, tanto los del PD como los de la UCR salieron del encuentro ratificando lo mismo que venían sosteniendo cuando el debate por el Presupuesto 2014 quedó en vía muerta a fines de diciembre: en las condiciones en las que están la Provincia y el mercado de capitales, es inviable otorgar autorización al crédito por esa cifra.
La conclusión del encuentro es que, aunque todos declamen su voluntad de diálogo, todos hablan distintos idiomas. En algún momento, sobre el final de reunión, el senador radical Sergio Moralejo tiró una frase que parecía un guiño. Palabra más, palabra menos, el radical pidió acordar una pauta inflacionaria, una cotización del dólar y una tasa de crecimiento realistas y, sobre esa base, armar las cuentas de vuelta, pero nadie pareció captar la soga que se tiraba.
Costa esquivó la propuesta respondiendo que un Presupuesto es una estimación y que no hay certezas de lo que se viene. "Nosotros no medimos inflación y creemos que el dólar se mantendrá en 8 pesos", se defendía el ministro.
Cierto es que el Presupuesto es una estimación, pero también es cierto que el cálculo de gastos que ha presentado el Ejecutivo en la Legislatura está estimado con una inflación del 10%, un dólar de $ 6,50 y una tasa de crecimiento del producto bruto geográfico del 5%.
Es acá adónde la queja radical apuntaba, pero resulta difícil que el Gobierno blanquee que la inflación puede llegar o superar el 30% o que el dólar podría llegar a superar los 9 pesos a fin de año, o decir que el crecimiento podría ser bastante menor al 5% y menos con las paritarias estatales abiertas.
Esos tres supuestos son la base de las divergencias en las cuentas que oficialismo y oposición sacan. El propio Costa acababa de explicar que con un dólar a 8 pesos las regalías petroleras sumarían 425 millones más de lo que se había estimado en diciembre con un dólar a poco más de 6 pesos; también se incrementa en 31 millones el canon extraordinario de producción que pagan las empresas que tienen áreas concesionadas en Mendoza.
La cotización del dólar también influye el Fondo Federal Solidario que distribuye la Nación de las retenciones por las exportaciones de soja. Costa explicó que como esas exportaciones se hacen en moneda estadounidense, Mendoza recibiría 143 millones de pesos más de lo que se había estimado a fines del año pasado.
Incluso la inflación beneficia a las cuentas públicas: al crecer los precios crece la recaudación del IVA, que es un impuesto nacional coparticipable y también crece la recaudación de Ingresos Brutos. Esto representa 599 millones de pesos más de fondos.
La cotización del dólar también influye en el costo de la deuda pública tomada en dólares, al tiempo que la inflación y la devaluación también impactan en el crecimiento de las tasas de interés que se pagan por el endeudamiento tomado en pesos. Por estos dos ítems, la Provincia deberá pagar 260 millones de pesos más de lo previsto en diciembre.
Con todos estos cambios, Costa dijo a los legisladores que la necesidad de financiamiento sería de 1.500 millones de pesos, pero que si el gobierno de Cristina Fernández volvía a prorrogar vencimientos de capital e intereses de la deuda que Mendoza tiene con la Nación, tal como sucedió con los pagos que vencían en el primer trimestre, esa necesidad podía bajar a 1.300 millones.
Así Costa habló de todos los cambios en los números modificados por la realidad económica y así es que el radicalismo abrió una puerta para cerrar esos puntos y después, con el cálculo de ingresos y egresos hechos sobre la base de datos más reales, ver cuánto hace falta efectivamente de endeudamiento.
Habrá que ver si esa negociación tiene lugar. Por lo pronto, en los próximos días se definiría si la comisión de Hacienda y Presupuesto del Senado recibirá al resto de los ministros. Ayer todo terminó sin que nadie atinara a esbozar cómo seguir adelante aunque radical dejó una frase que puede servir de anticipo: "Parece que el Gobierno no quiere Presupuesto este año".
