Nuevo PBI, viejas manipulaciones

Las habituales maniobras oficiales para “dibujar” números se muestran otra vez en la reciente presentación, por parte del Indec, del llamado “nuevo PBI”, cuya falta de seriedad compromete seriamente la credibilidad del país.

Nuevo PBI, viejas manipulaciones

En los últimos días de marzo, el Indec publicó la estimación de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) para el año pasado, cuya cifra de 3% de incremento resultó notoriamente más baja al 4,9% que se había anunciado poco antes. Ese nuevo dato tiene importantes implicancias porque evitaría pagar el denominado cupón PBI, de los bonos emitidos por el Gobierno. Ahora, a comienzos de mayo, el Indec ha presentado las nuevas Cuentas Nacionales a partir de un cambio en el año base de cálculo: la anterior que venía usando era del año 1993, ahora se ha tomado 2004.

Si el Indec y el Gobierno han pretendido subsanar, aunque fuese en parte, la pérdida de credibilidad en las estadísticas oficiales a partir de las manipulaciones del Índice de Precios al Consumidor en el año 2007, no solo no lo ha logrado sino que parece estar ocurriendo lo contrario. La oscuridad y sospechas de manipulación anteriores y actuales han quedado aún más a la vista. A partir de la aparición de las nuevas Cuentas Nacionales, cuya expresión sintética ha pasado a ser “nuevo PBI”, una variedad de especialistas en estos temas han puesto en evidencia una significativa cantidad de inconsistencias en los datos y la poca seriedad técnica de las estimaciones.

La actualización del año base de cálculo es una exigencia de las normas estadísticas universalmente aceptadas. Por lo tanto era indispensable hacer el cambio, pero las normas estadísticas exigen que el nuevo año base reúna ciertas características. Una de ellas, que no tenga más de cinco años de antigüedad, en este caso es el doble. Otras son, por ejemplo, que el año que se toma la economía haya funcionado con normalidad, que no haya desequilibrios significativos y que haya abundante información complementaria que permita contrastar los datos, tales como censo económico general o un censo de población recientes.

En este caso se ha tomado la información del Censo Económico del año 2003. Un serio cuestionamiento es que el año base tomado, respaldado por el citado Censo, está lejos de ser un año normal. Se señala que la gran devaluación de 2002 había alterado completamente el sistema de precios, con un peso notoriamente subvaluado, el precio de los bienes transables –los que se puede exportar– muy elevado respecto de los sectores no transables. También la devaluación había abaratado el costo laboral e incrementado el costo del capital. La conclusión generalizada de los especialistas es que carece de solidez. Existen también numerosas objeciones a los índices de precios usados para transformar variables nominales en variables reales, que llevan a distorsiones en los resultados apreciables simplemente por el sentido común.   

Pero más allá de las cuestiones técnicas y de números a veces difíciles de comprender, de ellos surgen algunas conclusiones de interés para todos. Una de ellas es que los nuevos datos reducen la tasa de crecimiento anual del PBI para la década respecto al que ha venido manejando el gobierno en su “relato”. De todos modos, aun con ese ajuste, el dato oficial de ahora está bien por encima de los cálculos de otras instituciones, especialmente el destacado y reconocido trabajo del denominado Proyecto Arklens, dirigido por Ariel Coremberg en la Universidad de Buenos Aires. Este valioso trabajo hace tiempo que venía estimando el crecimiento de la economía a un nivel notoriamente más bajo que el Indec, especialmente cuando se considera la inflación real desde 2007 a la fecha. Por cierto, las nuevas cuentas nacionales cambian todas ratios importantes de la economía, como la estructura sectorial, la deuda y el gasto público en relación al PBI. En definitiva se hace necesaria una reescritura de la historia económica reciente.

Ahora bien, por la magia de las estadísticas resulta que habiendo crecido menos de lo que se decía, resulta que el PBI de 2013, medido en dólares, resulta notablemente superior al que se daba hasta ahora, 611.000 millones contra 480.000. El PBI por habitante pasa de 12.000 a 15.000 dólares. Hay otro dato inquietante en las nuevas Cuentas Nacionales: la inversión en la década ha pasado de 22% del PBI a 18%. Una grave señal de alerta. La “década ganada” ha comprometido seriamente el crecimiento futuro.

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