Rodolfo Cavagnaro - Economista y columnista
Se conoció la primera versión del Indice Nacional de Precios al Consumidor, en la tercera versión, que esperemos sea la definitiva. Comparados con otros índices regionales no hay una gran diferencia, como tampoco con los de las consultoras privadas, aunque el oficial comprende una muestra mucho más grande.
Si bien no hay una serie para poder anualizar los datos, en las comparaciones con el del Gran Buenos Aires (GBA) muestra una inflación analizada del 23%. En las muestras regionales, se nota una mayor suba en el área metropolitana, donde mayor incidencia tienen los ajustes de tarifas. El aumento semestral refleja un 11,8. El objetivo es del 17%, que será muy difícil cumplir.
Sigue preocupando la fuerte incidencia de los alimentos en el incremento. En junio se destacó el crecimiento de la leche y todos sus derivados, tanto yogures como quesos. También se verificaron en panificados industriales.
Las complicaciones las darán, en principio, julio, agosto y setiembre. En agosto se espera un alza superior por efecto de los aumentos de combustibles, cigarrillos, prepagas y expensas. Se parte de un piso del 1%, pero algunos se animan a proyectar un índice cercano a 1,8%.
En agosto y setiembre, en la comparación interanual, incidirá la rebaja de los aumentos tarifarios que ordenó la justicia y que, en algunos casos, arrojó indicadores negativos.
La desaceleración es lenta, es gradual, y en eso tiene peso el volumen del gasto público. Dado que el gobierno eligió el camino gradual, también será gradual la baja de la inflación, aunque el gobierno tiene que pagar el precio del camino elegido, donde la gente no quiere inflación pero no quiere ajuste de los gastos.