Un atentado suicida de los rebeldes talibanes con coche bomba cerca del aeropuerto de Kabul dejó el lunes al menos cinco civiles muertos y una decena de heridos, el último ataque de la ola que sacude la capital afgana desde hace una semana.
La reivindicación del ataque llegó por Zabihulah Mujahid, portavoz habitual de los insurgentes islamistas, quien indicó que los objetivos eran "dos vehículos de las tropas extranjeras".
Los soldados de la OTAN pero también y sobre todo la policía y el ejército afgano son los principales objetivos de los talibanes tras la caída del régimen en 2001, aunque los civiles son las principales víctimas de la violencia.
Según la ONU, 1.592 civiles murieron y 3.329 resultaron heridos en los seis primeros meses del año.
El ataque del lunes "mató a cinco civiles y dejó 16 heridos, entre ellos niños", según Ebadulah Karimi, portavoz de la policía de Kabul. "El atentado estaba destinado a dejar numerosas víctimas civiles", aseguró.
El ministerio del Interior afgano confirmó el balance y calificó el atentado de "acto odioso contra los valores de la humanidad".
Los talibanes son responsables de al menos otros dos ataques mortales en Kabul, uno de los cuales mató a 27 personas frente a la academia d policía el viernes, en el marco de la primera ola de ataques de envergadura desde la designación de un nuevo jefe de los talibanes, el mulá Ajtar Mansur, en reemplazo del difunto mulá Omar.
La explosión del lunes tuvo lugar en "la primera barrera que lleva al aeropuerto", explicó Sayed Gul Agha Ruhani, jefe adjunto de la policía de Kabul.
- Conexiones aéreas suspendidas -
La explosión tuvo lugar al principio de la tarde en la carretera a menudo congestionada del aeropuerto, cuyo acceso está salpicado de controles militares.
Según un responsable del aeropuerto internacional de la capital afgana, que prefirió mantener el anonimato, todos los vuelos han sido suspendidos, al menos "en las próximas horas". Y la autoridad paquistaní de la aviación civil anunció que los vuelos previstos entre Kabul y Afganistán también estaban suspendidos por el ataque.
El nombramiento de un nuevo jefe de los talibanes afganos, el mulá Ajtar Mansur, ha provocado divergencias en el seno de la rebelión islamista, en la que algunos, entre ellos una parte de la familia de su predecesor, denuncian una nominación "expeditiva y no consensuada".
Los observadores del conflicto afgano creen que esta ola sangrienta de atentados podrían servir al mulá Mansur para consolidar su autoridad y persuadir a los escépticos de su determinación a continuar la yihad en la misma línea que el mulá Omar.
Sin embargo, a principios de julio, pocas semanas antes del anuncio del deceso de este último, los talibanes iniciaron en Pakistán conversaciones de paz inéditas con el gobierno afgano.
A finales de julio debía tener lugar una segunda ronda de discusiones, pero tras el anuncio de la muerte del mulá Omar, las negociaciones han sido aplazadas sine die. Y dado el nivel de violencia actual en la capital afgana, no parece que vayan a reanudarse en una fecha próxima.