Nueve de cada diez estudiantes de quinto año reconoce que hizo acoso virtual

Más de la mitad de los directivos mendocinos aseguró no tener herramientas para afrontar la problemática.

Nueve de cada diez estudiantes de quinto año reconoce que hizo acoso virtual
Nueve de cada diez estudiantes de quinto año reconoce que hizo acoso virtual

Contar con herramientas para trabajar en las aulas las situaciones que viven los estudiantes cada vez que envían un comentario, video o foto con la que se busca agredir a un par, es una deuda que tiene la educación argentina actual, en tiempos donde el pulso de los vínculos se expresa a través de la tecnología.

Entre los aspectos que fueron analizados a través de Operativo Aprender 2017, también se incluyó -sólo en quinto y sexto año de la secundaria- la temática del acoso virtual , entre otras que ayudaron a medir el “clima escolar”. Respondieron 13.964 estudiantes de los 382 colegios que se incluyeron en el examen. Y en esta oportunidad, la consulta también fue dirigida para los directivos mendocinos.

En este sentido, uno de los ítems incluidos en la consulta, fue el relacionado a la frecuencia con la que los alumnos/as utilizan las redes sociales o el celular para publicar ofensas, insultos o amenazas a sus compañeros: 13% nunca; 64% pocas veces; 21% muchas veces; 2% siempre.

Es decir, que una gran mayoría (87%) reconoció que al menos una vez realizó esta práctica. A diferencia del promedio Nacional -comparando el mismo  aspecto- vale decir que en Mendoza los que “nunca” lo hicieron son menos en porcentaje que los registrados a nivel Nacional, donde el porcentaje es de 18%.

Puertas adentro de los colegios mendocinos, las autoridades expresaron su inquietud y la hicieron saber en forma de datos concretos:  Un 54% de los directivos manifestó que la escuela no cuenta con herramientas para afrontar situaciones de acoso/hostigamiento a través de redes sociales y medios digitales.

El problema, se deduce de las mediciones, es más grave  si se toman los datos de todo el país, ya que en promedio, 65% de los directivos dijo no saber cómo frenar la problemática.

Lo cierto es que si bien nuestra provincia es una de las pocas que cuenta con un protocolo para intervenir en casos concretos, las autoridades escolares tienen la sensación de que es fundamental reforzar la prevención, lograr espacios de reflexión y escucha pero además, lograr una mayor capacitación entre los docentes. Claudio Peña, director de la escuela José Vicente Zapata, comparte la experiencia escolar que permitió a su comunidad educativa  ir en busca de soluciones más efectivas y duraderas a través del tiempo.

Haciendo hincapié más en el proyecto educativo propio, desde un análisis de la realidad del colegio, el Vicente Zapata se propuso formar y fortalecer a los docentes para que se actualizaran sobre el uso de las nuevas tecnologías, de manera que pudieron responder  y actuar de manera eficaz ante situaciones de cyber bullying entre compañeros.

Una experiencia que Peña explica que fue muy enriquecedora se dio durante un encuentro en el que los educadores contaron experiencias vividas en este sentido para luego dar lugar a la reflexión.

"Creo que la escuela tiene que responder a las diferentes situaciones que van surgiendo y esto tiene que ver con el proyecto institucional", opina Peña y agrega que la articulación con universidades para capacitarse fue otra herramienta que la escuela "salió a buscar".

Asegura que gracias a ello, los casos de cyber bullying bajaron a través del tiempo, aunque aclara que es un trabajo conjunto de la comunidad escolar que requiere de  un proceso. “Hay que adaptar e incluir en ese proceso al alumno, al docente, a los directivos y a los padres”, detalla Peña.

De hecho, aclara el director, la actualidad exige una escuela que priorice el trabajo interdisciplinario entre los docentes, de manera que sea posible abordar las problemáticas y los contenidos de manera transversal. Es fundamental, dice, no estancarse y organizar proyectos en conjunto de manera que sea posible lograr una mayor flexibilidad. “Trabajar con el contexto en el que se mueven los chicos o hacer visitas guiadas, armar actividades en otros espacios, son actividades que nos han servido de mucho”, puntualiza el director.

Una política de fondo

El investigador, psicopedagogo institucional y especialista en temas ligados a la violencia dentro de la escuela visualiza la problemática desde una perspectiva macro. Desde su punto de vista, en realidad el problema de fondo que obstaculiza a los directivos contar con herramientas adecuadas para prevenir y frenar los hechos de acoso entre compañeros a través de la tecnología, tiene que ver con la carencia de una política de fondo.

“A nivel país no existe formación de posgrado sobre estos temas”, dice al analizar la situación argentina. Compara que al abordar la aplicación de políticas de convivencia en México, por ejemplo, la experiencia resultó exitosa. “Resultó porque las directivas se bajaron desde un programa nacional para que cada Estado lo fuera aplicando”, detalla el especialista y agrega que en realidad, cuando un programa concreto se aplica con todas las variables posibles, el resultado es positivo.

“Lo que necesitamos es dejar de hablar de bullying y seguir una línea en concreto, buscar espacios para trabajar la convivencia, formar a los padres para esos temas, capacitar a los docentes es fundamental para que los chicos aprendan a gestionar las emociones”, expresa Castro Santander.

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