Las características de las relaciones de pareja dependen de cada cultura y de la época. En la actualidad, es frecuente que las parejas permanezcan como noviazgo durante varios años antes de casarse o que incluso opten por no contraer matrimonio. Décadas atrás, en cambio, la convivencia sin matrimonio solía ser condenada a nivel social.
Al estar en pareja, una persona asume un compromiso con la otra. Uno de los principios implícitos en las relaciones de pareja del mundo occidental es la monogamia: cada individuo sólo mantiene relaciones sexuales con su pareja. Violar la monogamia suele ser motivo de ruptura.
En algunos casos, los integrantes de la pareja aceptan que el otro tenga una vida sexual activa más allá del noviazgo, concubinato o matrimonio. De esta manera, la relación de pareja se califica como abierta y el concepto de monogamia deja de tener sentido.
Uno de los mayores problemas de la vida en sociedad para los seres humanos es que sentimos la presión de comenzar una relación de pareja cuando alcanzamos la adolescencia, ya que todo a nuestro alrededor parece someternos a dicha presión. La confusión típica de los años de adolescencia puede limitarse a la búsqueda de nuestra identidad sexual, algo que resulta necesario para el desarrollo psicológico, pero también es posible que nos cause daños irreparables si no vivimos en un entorno sano y tolerante. Los seres humanos no somos especialistas en disfrutar de la vida, sino que convertimos lo que para el resto de las especies era un planeta posible de mantener en equilibrio en un campo de batalla plagado de enfermedades y dificultades que no deberían existir.
Una relación de pareja sana puede ser muy beneficiosa para una persona, ya que abre las puertas a una serie de experiencias imposibles de vivir en soledad. Si bien no es correcto generalizar y es cierto que algunos disfrutan de no compartir su vida, otros sienten que de a dos todo es más fácil, todo se disfruta más; para éstos últimos, por lo tanto, tener a su media naranja es un regalo invaluable.
Continuando en este cuadro positivo y libre de las infecciosas cargas de la sociedad, una relación de pareja hace que los problemas resulten menos pesados, ya que se enfrentan con la ayuda del otro, y que los momentos agradables se potencien, porque la felicidad tiene esa particularidad de crecer si se comparte.
Pero el amor como lo conocemos hoy no siempre fue así. Durante siglos, instituciones como el matrimonio no tenían en cuenta la atracción física, el afecto o la intimidad. Más bien, se regían por el linaje, las alianzas de poder o la procreación. Nuestra idea de las relaciones actuales está basada en el "amor romántico", expresión que vio la luz en la Edad Media, bajo el nombre de "amor cortés", pero que o se arraigó más allá de la literatura hasta comienzos del siglo XVIII. Estas relaciones se asociaron a términos como el de "media naranja", "juntos para toda la vida" y la validación de los celos como prueba de amor.
La monogamia es uno de los preceptos básicos de ese amor romántico. Esta condición, cuestionada y cuestionable desde el punto de vista científico, sigue siendo normal en la sociedad actual. Sin embargo, movimientos y teorías que promueven otras formas de vivir las relaciones sexoafectivas.
Relación abierta
Relación romántica que, de manera consensuada, no tiene un acuerdo de exclusividad sexual. Se permite el sexo con terceros, más no una vinculación afectiva. En algunos casos hay transparencia en cuanto a los encuentros con las otras parejas. También existe la posibilidad de que ninguno quiera saber detalles.
Poliamor
Permite tener relaciones románticas o afectivas con varias personas, de manera consensuada por todos los involucrados. Dentro de esta categoría hay un sinnúmero de matices. El poliamor jerárquico, en el que existe una relación privilegiada sobre las demás; o no jerárquico, si ninguna prima sobre las demás. Los sexólogos y psicólogos afirman que para mantener este tipo de “vínculos”, las parejas deben ser fuertes y seguras, para no hacerlo solo por complacer al otro. S deben establecer acuerdos transparentes.
Relación híbrida
La pareja llega al acuerdo de que ambos se sienten cómodos con que el uno prefiera adherirse a la monogamia, y el otro quiere tener más de una relación, o buscar vínculos sexuales o afectivos con más personas.
Flexisexuales
Es una de las tendencias preferidas entre los más jóvenes. Se trata de experimentar con diferentes parejas, sin importar el género.
Monógamos en serie
Conocidos como el “Tarzán” de de las relaciones, de pareja en pareja, los monógamos en serie no dejan pausa entre relaciones. Siempre tienen pareja y valoran tanto como cualquiera la fidelidad, exclusividad y el compromiso. Y todo porque en general la soltería es vista como algo negativo. Y así, para huir de la soltería terminamos involucrándonos en relaciones que realmente no nos llenan.