Nuevas alertas sobre el calentamiento global

Las advertencias se suceden, pero casi nadie parece contribuir para alcanzar una solución. Los científicos insisten en que el deterioro ambiental puede llegar a causar estragos en los próximos años, mientras la gente ya comienza a sufrir las consecuencias.

No es un tema nuevo. El 11 de diciembre de 1997, los países industrializados se comprometieron, en la ciudad de Kyoto, Japón, a ejecutar un conjunto de medidas para reducir los gases del efecto invernadero. Los gobiernos firmantes pactaron reducir en al menos un 5% en promedio las emisiones contaminantes entre 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de 1990.

El acuerdo entró en vigor el 16 de febrero de 2005, luego de la ratificación por parte de Rusia. Su objetivo principal fue el de frenar el cambio climático, cuya base es el efecto invernadero. De acuerdo con las cifras que manejaba la ONU en aquel entonces, la temperatura media de la superficie del planeta podría aumentar entre 1,4 y 5,8 grados en el período que va a 2100, aún a pesar de que los inviernos serán más fríos y más violentos.

Se estableció también que el compromiso será de obligatorio cumplimiento cuando lo ratificasen los países industrializados, responsables de al menos un 55% de las emisiones de CO2. Sin embargo China y la India consideraron que se les debía otorgar un tiempo más prolongado para su aplicación, en razón de que se encontraban con una economía recién integrada al esquema industrial, razón por la cual no eran los culpables de lo que estaba sucediendo.
 
Fue la excusa que utilizó Estados Unidos para no aprobar el acuerdo, quien con sólo el 4% de la población mundial consume alrededor del 25% de la energía fósil y es el mayor emisor de gases contaminantes del mundo. Aseguró en ese momento que resultaba injusto involucrar sólo a los países industrializados y excluir de las restricciones a algunos de los mayores emisores de gases en vías de desarrollo.

Han pasado casi 16 años desde aquella firma en Japón y la situación sigue igual. Así surge del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático que se reunió días pasados, basado en más de 9 mil estudios científicos, donde se deduce que la temperatura del planeta subirá entre 0,3 y 4,8 grados para 2100 y el nivel del mar aumentará, considerando "altamente probable" que la influencia humana sea la principal causa del calentamiento global observado desde mediados del siglo XX.

Pese a esas opiniones negativas, debe destacarse un hecho positivo: el secretario de Estado estadounidense (el país más contaminante y el que se negaba a suscribir el Protocolo de Kyoto) pidió a la comunidad internacional actuar con vigor, reclamando más cooperación y compromiso, porque "sólo una acción de los humanos puede salvar al mundo de los peores impactos".

Para Mendoza se trata de un tema esencial. El estudio indica que habrá más precipitaciones en las regiones húmedas y menos en las secas, con el agravante de que el cambio climático provocará menores precipitaciones níveas en la cordillera, mientras el calentamiento global hará licuar y retroceder los glaciares. Constituye también un desafío para los mendocinos la necesidad de tomar mayor conciencia del cuidado del agua, evitando el derroche, especialmente en las áreas urbanas.
 
Paralelamente, favorecer a través de medidas adecuadas la modificación en el riego agrícola, aprovechando al máximo la tecnología que puede llegar a utilizarse. Aún logrando que los países modifiquen actitudes y contribuyan a morigerar el cambio climático, todo lo que se haga en la provincia para cuidar el agua será poco para la actual situación.