Hace algún tiempo escribí una nota publicada en esta misma sección del diario Los Andes sobre el Zoológico de Mendoza, relacionada con el oso polar.
Días atrás los mendocinos supimos, por la información periodística, que el animal está inactivo e inapetente. Dada la edad del oso, que de acuerdo con lo que se sabe de esa especie, debe ser considerado como un verdadero geronte, no es de extrañar que pueda estar en una etapa terminal. Los ambientalistas quisieron trasladarlo a Canadá.
Aparentemente dicho país no lo recibiría, por no considerarlo oportuno. Por otro lado una junta de varios científicos también concluyó que el animal nacido en otro zoológico está bien adaptado a Mendoza, donde ha vivido la mayor parte de su vida y desaconsejó el traslado. ¡Una forma de terminar rápidamente con la vida del único oso polar de la Argentina sería decidir su traslado, en un viaje aéreo de muchas horas y sedado!
Hace unos meses murieron una cantidad de animales posiblemente envenenados. Nunca se informó sobre la causa real de muerte y se atribuyó a pasto contaminado con algún pesticida o con clavel amarillo. Explicación muy pobre.
Ahora han muerto 15 ciervos y la explicación dada sobre la causa de las muertes no resiste el menor análisis. La idea de que un ciervo, animal que vive en zonas frías, con lluvia y nieve, pueda morir por temperaturas no más bajas de 4 ó 5 grados centígrados y lloviznas invernales, es inadmisible.
Estimo que es imprescindible que se haga una autopsia prolija de los animales y, sobre todo, que se investigue la posibilidad de envenenamiento.
En mi opinión las muertes de animales en el Zoológico deben ser investigadas a nivel judicial.
¿Será la manera de eliminar el Zoológico de Mendoza, orgullo y patrimonio de los mendocinos?
Norma C. Magnelli
DNI 3.049.912