Luego de muchas inconsistencias, el Banco Central convenció a FMI de la necesidad de contar con herramientas idóneas para controlar las bruscas oscilaciones del mercado cambiario. A partir de ahora, la autoridad monetaria podrá intervenir en cualquier momento para corregir excesos de volatilidad dentro de la banda de flotación, que ya no será de “no intervención”.
De acuerdo a la nueva regla, el BCRA puede intervenir, sin límites, dentro de la zona para frenar oscilaciones bruscas y si supera el límite de $51,45 podrá subir al apuesta a u$s 250 millones diarios, aunque luego dice que pueden ser cantidades mayores, si fuera necesario, lo que significa que no tiene límites. También aclara que si la cotización de la moneda llegara caer debajo del piso de u$s 39,75 no intervendrá, lo que implica que habrá una especie de desajuste porque permite la volatilidad en el piso pero no la permite en el techo.
Esta nueva regla tiene varias consideraciones. En principio, el FMI acepta salir de su ortodoxia al comprender que el dólar en Argentina se mueve con una lógica distinta de lo que ocurre en otros mercados ya que no se comporta como un bien más de la economía, en los que los aumentos de precios restringen la demanda. Acá no es así. En Argentina, una disparada del dólar dispara una mayor demanda porque juega el factor pánico.
Las primeras reacciones del mercado fueron positivas. En los dos primeros días el valor de la divisa bajó 4% y cerró el mes con una suba de 1%, pero ahora habrá que esperar la reacción de los exportadores y de los inversores. El martes se conoció una recomendación de JPMorgan aconsejando a sus inversores salir de dólares y pasarse a tasas. Es que el BCRA convalidó niveles cercanos al 74% y esto debería trasladarse a los ahorristas pues las tasas supera ampliamente las expectativas de inflación.
Queda dando vueltas un interrogante ya que la tranquilidad del dólar debería calmar las expectativas inflacionarias, sumado al congelamiento tarifario ya anunciado la semana anterior. El problema viene del escenario internacional, donde la suba de petróleo sigue presionando el valor de las naftas en el mercado interno. El crudo cerró a u$s 68 en marzo y en u$s 75 en abril, lo que supone un incremento del 10%. Por ahora, YPF acompaña para amortiguar las subas, pero acumulan una deuda hacia el futuro.
Otro tema está ligado a la inestabilidad internacional y al fortalecimiento de la economía de EE.UU. que fortaleció el valor del dólar generando una devaluación de todas las demás monedas. En caso de mantenerse esta tendencia, ante la posibilidad de una eventual suba de tasas de la Reserva Federal, habrá que ver el nivel de respuesta, que debería ser el de evitar movimientos bruscos pero permitiendo la actualización de los valores para no quedar desubicado respecto del resto de la monedas, sobre todo las de la región.