No hay duda de que la sustentabilidad ambiental, social y económica de la provincia de Mendoza depende en gran medida de los árboles y de los espacios verdes, públicos y gratuitos.
Vivimos en una ciudad bosque, todo un privilegio, sin embargo hace varias décadas que los gobiernos y autoridades de turno parecen no comprenderlo, y no se ha implementado una política de arbolado público a mediano y largo plazo, a pesar de contar con leyes de protección del arbolado que así lo mandan.
El arbolado público y su sistema de riego están en estado crítico, es por esto que en 2013 un grupo de vecinos de distintos departamentos nos reunimos y conformamos la Asamblea por el Árbol. Varios de los asambleístas hace muchos años que venimos trabajando solidariamente en la defensa del arbolado y ocupándonos de diversos temas ambientales: educar, informar, influir en las decisiones públicas, controlar que se cumplan las leyes vigentes y denunciar si no es así, son algunas de las actividades que realizamos junto a los vecinos que nos convocan para defender arboledas y espacios verdes, que lejos de desarrollarlos y protegerlos, los vamos perdiendo de una forma alarmante poniendo en riesgo varios aspectos de la vida de los mendocinos.
Hay factores ambientales que perjudican a los árboles, pero lo que más los afecta es el incumplimiento de la ley, en particular la 7.874, que define qué repartición controla que se cumpla; qué reparticiones deben proteger, desarrollar, regar y reponer el arbolado; los tipos de podas; la forma de construcción de las acequias, y todos los aspectos que debemos cumplir vecinos y gobierno.
Somos conscientes de que lo que hacemos es absolutamente insuficiente, pero también sabemos que hay muchos árboles y espacios verdes que no estarían si no hubiésemos intercedido junto a los vecinos.
Nuestra mayor aspiración es que nos encontremos ociosos en la defensa del arbolado porque funcionarios sensibles a los problemas socioambientales adopten políticas en favor de la vida, porque se cumplan las leyes y porque la gente participe activamente en la defensa y protección del ambiente.
La Mendoza del futuro debe ser limpia, sana, arbolada, inclusiva y sustentable. Todos debemos comprender que no tenemos ningún derecho a hipotecar la calidad de vida de las generaciones más chicas y futuras.
Es nuestro deber dejar la provincia, al menos, en las mismas condiciones que la recibimos, deberíamos dejarla mucho mejor, es una gran deuda que ya mismo deberíamos empezar a saldar.
