El Gobierno provincial acaba de anunciar un ambicioso plan de obras para recuperar lo más rápido posible el Parque General San Martín, uno de los lugares más importantes de la provincia y casi único en Sudamérica.
Se ha mencionado una inversión cercana a los 100 millones de pesos, destinados a brindar mayor iluminación, restaurar las esculturas del paseo y mejorar su cubierta verde, malograda en muchos sectores de la extensa superficie, denominada el pulmón de la ciudad.
Es interesante el programa puesto en marcha por las autoridades del Parque, con dependencia de la Secretaría de Ambiente provincial. Y apoyamos todo lo que se pueda hacer para mantener en las mejores condiciones la joya ambiental de Mendoza. Pero no podemos desoír muchas voces del sector ecologista, que viene advirtiendo sobre la extrema sequedad imperante en ese perímetro y reclama la urgente regularización del riego de la gran creación del paisajista francés Carlos Thays, desde hace mucho tiempo Área Ambiental Urbana Protegida.
El sector oficial sostiene que se reemplazarán 715 árboles que están secos y en peligro de caerse, pero lo que demandan las organizaciones que bregan por el cuidado del paseo es que se informe fehacientemente cuáles son los ejemplares a talarse y cuál será el destino de esa madera. Afirman además que no hubo un estudio de impacto ambiental previo.
Asimismo, es reclamado que en paralelo a los trabajos que se harán se conciba un diseño específico sobre riego, que prevea el aumento de la dotación de personas destinadas a esa vital tarea, que según todas las evidencias son muy pocas en la actualidad.
Todo visitante observa cómo avanza la sequedad de prados y forestales, en espacios como las adyacencias a la Escuela Hogar Eva Perón, las entradas al estadio Malvinas Argentinas, el Parque Aborigen, a los costados de la avenida San Francisco de Asís y en las inmediaciones del ex Zoológico, hoy Ecoparque. Sí se riega a manto en el Prado Español y cerca de los clubes (Regatas y otros), que son los sitios más expuestos a la mirada del usuario, pero es evidente que hay carencia de personal que conduzca esa sencilla pero imprescindible labor.
Resumiendo: hay lugares que no reciben el necesario aporte hídrico a pesar de que circula agua por hijuelas y acequias, porque lo que faltan son operarios que conduzcan el líquido, resultando una irrigación despareja e insuficiente.
Estamos transitando un verano escaso en lluvias, pero afortunadamente con aceptable disponibilidad de agua. El riego es una tarea que no se puede suspender bajo ningún aspecto, hay árboles en notorio estrés hídrico, ramas secas que han caído peligrosamente, prados amarillos, forestales secos y plagas debido a la falta de vigor vegetativo de las plantas. El riesgo ambiental es absolutamente injustificado y de él muchas veces no se puede volver.
Otra recomendación que hacen los técnicos del sector privado -especialmente desde la Comisión Asesora de Defensa del Arbolado Público- es proceder a la recuperación de los viveros forestales que tenían los municipios y las reparticiones estatales, como Irrigación, las vialidades nacional y provincial y el propio gobierno.
Reiteramos entonces que convalidamos el programa de trabajos del Parque, pero sin olvidar que esas más de 400 hectáreas conforman un ente con gran contenido vegetal y ambiental, materia prima de la ingeniería agronómica, que es la gran olvidada desde el poder político.
Hay que reparar bombas para extraer agua, mejorar acequias y compuertas, además de desplazar al sitio en riesgo personal que permita un mejor riego y mantenimiento agronómico del gran paseo de los mendocinos.
