En el corazón de la Alameda hay una movida que crece más y más. Lo hace entre canciones, coreografías, lentejuelas, risas compulsivas... Y nos confirma que Mendoza también tiene el potencial, y los suficientes talentos, para ser una plaza de la comedia musical argentina.
Aunque no es un género que se cultive poco aquí, sí ha logrado formar una audiencia que la demande y que sostenga cada espectáculo todos los fines de semana, dando pie a que florezcan temporadas y a que los actores se especialicen: todo un circuito mainstream.
Sucedió el año pasado en el Tajamar con "SorPresas", "La Parka", y ahora seguramente también con "El eunuco", que estrena mañana en la misma sala del Paseo Alameda.
A todas estas propuestas las une no solo el género, sino también un grupo de actores y actrices irresistibles, verdaderos virtuosos en varias técnicas, desde el canto hasta el tap.
Un clásico para reír
"El eunuco" es una historia que viene de la literatura latina, que ha sido remozada para convertirse en lo que mañana se verá. La pieza, firmada por Terencio en el siglo II A. C., fue tomada por los catalanes Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez y ajustada así a las particularidades del teatro musical.
Ésta es la versión que ahora aterriza.
Significa así un debut absoluto en el país, porque ni siquiera pasó antes por Buenos Aires.
La historia reúne a nueve personajes, motivados por una variedad de pasiones que van desde la avaricia a los celos, siempre con situaciones delirantes y los enredos infaltables.
Y el propio escenario ya nos pone en situación: un burdel administrado por una madama en decadencia, Thais (Adrián Sorrentino), cuyos dos clientes más fieles son un soldado (Darío Martínez) y un poeta (Rodrigo Navarro Sardá).
En este mundo tiene lugar la historia de amor, entre un presunto eunuco, un siervo castrado (interpretado por Gastón Häusler), y una esclava que llega al prostíbulo (Luisina González).
Además de la madama y sus clientes, tenemos a Jorgelina Jenón, David Laguna, David Paez (una voz excepcional) y Aníbal Villa, quien asumió la dirección del espectáculo, al igual que el año pasado con "SorPresas".
Villa nos cuenta que si bien la línea argumental pasa por la historia de amor, son los personajes que la rodean los que le van poniendo el humor. Y también vale sumar a los créditos al productor Nicolás Hemsy, director también de la Escuela de Comedia Musical de Valeria Lynch, que funciona en el mismo espacio.
-¿Costó adaptar la obra desde el humor español al argentino?
-No tanto. Lo que a mí me brindó una visión más amplia de la obra fue haber leído primero la obra de Terencio. Me pareció maravillosa, y después cuando me encontré con la obra de los españoles en la mano me pareció muy bien, llevada a una especie de lugar ecléctico, con un grupo ecléctico que está marcado mucho por los vestuarios. Una forma para correrla de la época y justificar volverla comedia musical.
Los vestuarios marcan mucho el eclecticismo, al igual que el lenguaje, más los usos y las costumbres. Entonces no está completamente basada en una obra grecorromana. Hay como un 60 o 70 por ciento de cosas que tienen que ver con sus usos y costumbres, pero después están las fugas, que son las que permiten el humor.
-Y yendo a un nivel más actoral, la mayoría de los intérpretes ya deben conocerse muy bien...
-Sí, porque tenemos la base de “SorPresas”. Los chicos ya fluyen: se miran y ya se conocen. A eso le hemos agregado el juego, la improvisación y la frescura que tiene Jorgelina Jenón. Es un placer trabajar con ella.
-Mirando para atrás, ¿cómo evaluás el suceso de "SorPresas", que llenó tantas funciones seguidas?
-Tengo dos miradas, y todavía estoy sorprendido. Primero: nunca pensé que fuera a tener esa repercusión. Después, creo que es muy difícil, con un éxito así como precedente, encarar otro proyecto. Estás comparando todo el tiempo, tratando de superarlo, pensando que hay que tratar de que sea diferente.
En este caso, con Nicolás nos hemos basado en lo distinto que es “El eunuco”. Es un desafío enorme: la historia es muy fuerte, los nueve personajes son importantes, y a todos los atraviesa un conflicto personal con otro personaje. Es un típico sainete criollo, o una forma de la Commedia dell’Arte italiana, donde todos los personajes se relacionaban entre sí.
-¿Y se han propuesto como elenco encarar proyectos así todos los años?
-Es la idea. Tenemos las ganas de que sea así, pero ahora queremos que “El eunuco” ruede, quizás el rodaje que no pudieron tener las monjas por una cuestión de los derechos. Los derechos que teníamos que pagar a Broadway eran muy caros. Ahora, en cambio, los autores nos dieron absoluta libertad para trabajar con la obra. Es otra historia. Queremos que a la gente le guste y hacerla hasta que “ya no dé más”, digamos...
-Es que, después del éxito del año pasado, se percibe que la gente pide ver espectáculos así. Hay una especie de auge de la comedia musical en Mendoza.
-La verdad es que hemos encontrado un nicho. No porque otra gente no haga acá comedia musical, pero me refiero a encarar un proyecto de este género para adultos, invirtiendo el dinero necesario (en la medida que se pueda hacer en nuestra provincia, que no es Broadway ni Buenos Aires).
Queremos entregarle al mendocino un producto absolutamente genuino y que vale la entrada: por el vestuario, por el cuidado que tiene la música, por las actuaciones... en eso tratamos de que la gente venga a ver un “flor de obrón” y no sienta que le han robado con la entrada.
La ficha
"El eunuco", adaptación de la versión libre de Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez de una comedia de Terencio.
Actúan: Adrián Sorrentino, Darío Martínez, Aníbal Villa, Jorgelina Jenón, Rodrigo Navarro Sardá, David Laguna, Luisina González, Gastón Häusler y
David Páez.
Dirige: Aníbal Villa.
Fecha y hora: Mañana, a las 22. Continúa en cartelera todos los sábados de junio y julio.
Lugar: Teatro Tajamar (San Martín 1921).
Entrada: $200, en boletería del teatro.