Quien no conozca aún el caso de Jeffrey Epstein, tiene por delante una docuserie que lo dejará sin habla, que lo escandalizará y lo llenará de bronca. Pocos contenidos de Netflix resumen cómo el dinero y el poder mueven como títere la historia.
"Jeffrey Epstein: asquerosamente rico" estuvo esta semana entre lo más visto de la gran plataforma, y tiene su mérito. El argumento es el proceso de investigación policial que destapó uno de los casos de pedofilia más grandes a nivel internacional.
Jeffrey, magnate neoyorquino, asquerosamente rico, como reza el subtítulo, abusó a lo largo de los años de decenas y decenas de adolescentes, a las que atraía con su carisma y su inagotable dinero.
La táctica siempre era la misma: elegía menores de edad en situación de vulnerabilidad económica, les ofrecía unos dólares a cambio de unos masajes y, en ese momento, abusaba de ellas.
Hablamos de un hombre famoso y a la vez misterioso, muy conocido en los altos círculos estadounidenses. Era un tipo magnético y enigmático, como un Gatsby, y como este personaje literario tampoco se sabía muy bien de dónde sacaba sus millones.
Una mansión en Palm Beach (Florida), un rancho gigante en Nuevo México, un patit hotel en Manhattan, un departamento exclusivo en París y una isla propia en las Islas Vírgenes eran los escenarios en los que tendía sus trampas.
Los cuatro episodios, dirigidos por Lisa Bryant y producidos por John Scholl, tienen rigor y saben desplegar con justas dosis de suspenso la historia, que se destapó oficialmente en 2005, cuando la policía de Palm Beach empezó a investigarle.
Previamente había antecedentes y la Justicia, más los medios, se encargaron de echarle tierra rápidamente al asunto. La serie cuenta muy bien este tema.
La impunidad que dan el dinero y los amigos queda bien relevada en esta historia, que se arma justamente coralmente, en relación a las voces de las víctimas, que cuentan con coraje y por primera vez en público sus terribles experiencias.
Y sin embargo, nadie podría acusar a esta producción de morbosa, pues todo el tiempo prevalece la empatía al amarillismo.
En todo caso, la Justicia tardó demasiado en llegar. El año pasado, Jeffrey apareció ahorcado en la cárcel de Nueva York donde esperaba la condena. Aparentemente fue un suicidio, aunque hay muchos que lo dudan.
Es que "Jeffrey Epstein: asquerosamente rico" también echa luz sobre las amistades del abusador. Un círculo en el que estaban Harvey Weinstein, Kevin Spacey (ambos acusados y condenados por abuso sexual en el marco del #MeToo), el príncipe Andrés, Bill Clinton o un Donald Trump que llegó a darle numerosos elogios: "Es un tipo estupendo", dijo una vez, dejando en claro que compartían la predilección por "las mujeres guapas".
Aunque el aire incriminador sobrevuela, no hay elementos reales para acusar de nada al presidente de los Estados Unidos, aunque recientemente Anonymous difundió la supuesta lista de contactos de Epstein y ahí figuran nombres como Mick Jagger, Naomi Campbell, Will Smith y muchos más. En definitiva, nos quedamos con la sospecha de que queda mucha basura todavía por descubrir.
La ficha
"Jeffrey Epstein: asquerosamente rico". Estados Unidos. 2020. Serie documental. Dirección: Lisa Bryant. En Netflix. Opinión: Muy buena.