En sendas notas de nuestro suplemento "Fincas" del 27/5 y 3/6, se abordó la evolución y estado actual de dos cultivos que han ido tomando mayor importancia en nuestra agricultura, nogal y almendras.
Son varias las consideraciones y reflexiones que surgen del análisis de lo que puede considerarse una nueva realidad económica, importante en nuestra provincia.
Seguramente la primera es que la iniciativa empresaria procura encontrar alternativa a la actividad económica y que, si se la libera de ataduras, las encuentra. Solo hace falta que las instituciones acompañen en lo que les corresponde, sin interferir a los emprendedores.
Sostenía el presidente de la Bolsa de Comercio y de Pro Mendoza, Jorge Pérez Cuesta: “Hay que definir la Mendoza que podemos hacer, no la que nos gustaría”. El cultivo de nogales y almendros, su evolución en los últimos años, es ejemplo de lo que se puede hacer, se está haciendo. En ambos cultivos se advierte una “reconversión”, como ha ocurrido en la vitivinicultura. El reemplazo de variedades, como en el nogal, de menor calidad por otras de mayor calidad, mayor rendimiento, deriva en un fruto con buena demanda interna y externa. Ello agregado a nuevas formas culturales, con variedades de desarrollo más rápido, plantas de menor tamaño más manejables, sistema de riego por goteo, búsqueda de localización y terrenos más aptos. En el caso del almendro se advierte una situación similar, variedades más resistentes a las heladas por el ciclo de floración, mayores rendimientos, cualidades del fruto para llegar a los mercados internacionales.
Importante mecanización de cultivos y cosecha, sistemas mecánicos de defensa de heladas.
En ambos casos se aprecia una situación que, a veces, no es entendida correctamente desde la perspectiva económica: la incorporación de nuevos productores y empresas que enriquecen al sector y el aumento del tamaño de las explotaciones. En el caso del cultivo de almendros es llamativo, a lo largo de algunas décadas tuvo cambios marcados. Así por ejemplo, cuando se desató la grave crisis de la vitivinicultura a comienzo de los '80, hubo un fuerte crecimiento en plantaciones de almendros, en zonas como Maipú, y algunas de esas plantaciones subsisten y siguen en producción; otras volvieron a ser reemplazadas por viñedos o barrios residenciales. El punto llamativo ahora es la aparición en los últimos años de dos grandes emprendimientos llevados a cabo uno en San Martín por una empresa española especializada en ese cultivo y otro por Aceitera General Deheza (AGD) en Lavalle. Entre ambos suman más de la mitad del total cultivado con esa fruto seco.
En el caso del nogal hay también emprendimientos grandes, pero también medianos y chicos, entre los dos últimos censos agrícolas la superficie promedio creció de 6,4 a 10,1 ha. Los números de los cultivos de nogal y almendros en nuestra provincia son alentadores. En conjunto entre ambos suman ya unas 7.400 ha con un crecimiento del 33,5% en los últimos seis años. En nogales el crecimiento ha sido mayor, 57% en dicho período, la mayor superficie de este cultivo se localiza en el Valle de Uco y en San Rafael. Un relevamiento del IDR registra algo más de 600 propiedades dedicadas a frutos secos. Según datos consignados por técnicos y empresarios de sector ambos cultivos obtienen buenas rentabilidades, con costos de producción inferiores a la producción ictícola.
También, además de los cultivos, ha mejorado sensiblemente el tratamiento de la fruta en cosecha y post cosecha. Son muchos los productores que realizan el secado en sus propias fincas, aspecto que mejora la comercialización. La empresa AGD realiza la cosecha en forma mecánica y ha construido una planta industrial para procesar los frutos.
Tanto en nueces como almendras el mercado principal es el interno pero hay opciones de exportación. Son frutos con zonas limitadas de producción y el volumen de nuestro país es pequeño en relación al mundo. La demanda va por delante de la producción dice un especialista. Buena alternativa económica para diversificar la agricultura.