Ayer, a la misma hora en que se multiplicaban en las redes sociales la convocatoria para una marcha para hoy, a las 20, en San Martín y Peatonal (ver aparte), se conoció que la investigación por la violenta muerte del médico Sebastián Prado, de 36 años (y cuyos restos fueron sepultados el sábado), aún no encuentra respuestas y mucho menos culpables.
El profesional, con prestación de servicio en el hospital Central (con un sueldo que no superaba los 7.000 pesos) y varias clínicas privadas, fue asesinado a tiros el viernes a la noche cuando intentaba subir a su Renault Duster, vehículo donde ya se encontraban sus hijos, mientras que su pareja (con la que se casaría el próximo sábado 14) salió detrás de él.
Ayer a la tarde el pasaje López de Gomara (de escasos 100 metros de largo) estaba casi desierto. Sólo había movimiento en el complejo del 765, donde residía la víctima.
En el interior se encontraban Carla (que en una semana se recibe de Enóloga) y sus hijos Adriano y Augusto (2 años y 8 meses), junto a familiares y amigos que habían llegado para "acompañarlos" en ese difícil momento y al que nadie puede encontrarle razón.
Carla cumplió con el trámite de declarar como testigo ante Daniel Carniello, fiscal de Delitos Complejos a cargo de la investigación desde la misma noche del viernes cuando, ante la gravedad del hecho, tomó la posta que había iniciado en el lugar del crimen, la fiscal de Capital Laura Rousell.
Uno o tres disparos
En la puerta del complejo Los Andes pudo dialogar con Gastón, uno de los amigos "de toda la vida" de Sebastián. Vivieron en la zona de la plaza de San José y, como la víctima, hincha de Atenas. Y fue este joven, uno de los que llegaron hasta el domicilio del gobernador Francisco Pérez para pedir que la seguridad sea una prioridad para esta sociedad.
Así se pudo conocer que Sebastián al salir -el viernes cerca de las 21.30- para ir a un cumpleaños familiar, después de "acomodar" a los chicos en el asiento trasero de la 4x4, se vio sorprendido por un sujeto bajo (no más de un metro sesenta) con la cara cubierta con un pañuelo y con un arma en la mano.
Carla habría escuchado un "pará loco...!!!", como único comentario de Sebastián pero sin alcanzar a ver al agresor que apareció entre la reja del portón y la camioneta. En ese momento se sintió un disparo y el hombre cayó al piso. Y de acuerdo a una versión ese momento fue aprovechado por el asesino para disparar un par de veces más, uno de los tiros presumiblemente dirigido a la joven que, por fortuna, no fue alcanzada.
El delincuente, sin llevarse nada, optó por poner distancia corriendo hacia calle Perú (a unos 60 metros). Pero poco es lo que se pudo reconstruir. Algunos señalaron que tomó hacia Jorge A. Calle, aunque las cámaras de seguridad ubicadas en una estación de servicios no registra ningún movimiento extraño o fuera de lugar. Y tampoco se han encontrado vainas servidas en la escena del crimen lo que llevó a pensar a los investigadores que el crimen se cometió con un revólver, quedando por saber de qué calibre fue el arma utilizada.
Mientras continúa vigente la recompensa -de 50 mil pesos- ofrecida por el Ministerio de Seguridad para el esclarecimiento de este asesinato y que el hecho no quede -como otros- sin culpables.