Todos conocemos Nueva York. O, al menos, eso creemos. ¿Cuántas veces vimos la ciudad que Woody Allen mostró como pocos? Muchos tienen la impresión, incluso sin haber estado jamás, de conocer cada uno de sus rincones. Porque la Gran Manzana es un set de filmación a cielo abierto, una metrópoli exhibida desde todos sus ángulos. Picados y contrapicados, tomas aéreas, vistas panorámicas, escenas de amor en el Central Park, musicales en Broadway y persecuciones policiales por doquier, personajes que atraviesan la ciudad a bordo de un taxi amarillo, los neones de Times Square…
¿Hacia dónde caminar en una ciudad inabarcable? ¿Por dónde empezar cuando un lugar ofrece tanto? ¿Cómo optimizar el tiempo? ¿Cuál es la mejor forma de trasladarse? ¿Brooklyn o el Bronx? ¿El Metropolitan o el Moma? ¿La Estatua de la libertad o el EmpireState? ¿Wall Street, o el Soho y el Greenwich Village? ¿Ir de compras o al teatro? ¿Ver de todo un poco o un poco en profundidad? ¿Un partido de basquet o fútbol americano? ¿Un Paseo por el Central Park, o un almuerzo en Bryant Park? O todo.
Las opciones parecen no agotarse nunca en este conjunto de islas surcado por el Río Hudson, que fue comprado por los holandeses a los indígenas en 1626. La llamaron Nueva Amsterdam, pero les duró poco. Los ingleses se la arrebataron en 1664 y le dieron su nombre definitivo: Nueva York. Desde aquel entonces resulta inagotable, monumental, clásica, moderna, vanguardista, por ello es imprescindible trazar una hoja de ruta por sus calles, recovecos y atracciones diversas.
El secreto es planificar
Visitar la urbe sin hacer una buena planificación previa, puede ser un gran error, sobre todo si se tiene poco tiempo. La Gran Manzana puede transformarse en un monstruo que se lo devora a uno, que andará vagando sin rumbo, perdido en las entrañas de la ciudad de cristal, ensimismado y superado por el asombro, sin chance de probar una buena tajada de esta city deslumbrante. Para comenzar, hay que tener en cuenta que, si bien tiene una enorme cantidad de plazas hoteleras, los alojamientos casi siempre están colmados. Nueva York es una de las metrópolis más visitadas del mundo y hay eventos, congresos y festivales, durante todo el año.
La mejor forma de optimizar el viaje es entonces diseñar cada paso, aunque para ciertos viajeros con alma de aventureros esto resulte un consejo un tanto aburrido. Una gran fuente de información resulta la página www.nycgo.com, que es la guía oficial de la ciudad. Está en castellano e inglés, es muy fácil de navegar y tiene una gran cantidad de datos actualizados.
En la web se puede hacer reservas de hoteles, comprar entradas para obras de teatro y recitales, reservar en aquel restaurante del que tanto le hablaron pero que nunca hay lugar, chequear el calendario de eventos, que son muchísimos y variados, ver mapas, guías, medios de transporte y más.
La página tiene una pestaña con un sinfín de itinerarios sugeridos, desde los más clásicos a algunos más curiosos. Hay opciones para optimizar el tiempo y descubrirla en un día, en tres o en mini itinerarios. La guía también cuenta con Instagram, @nycgo
Además de aprovechar cada instante, también se puede aliviar el bolsillo. Existen cuatro pases que ayudan a ahorrar unos cuantos dólares y evitarse las filas para comprar entradas.
El New York CityPass, es un pase que incluye seis de las atracciones principales de la ciudad, ahorrando más de un cuarenta por ciento en el precio. El pase incluye el acceso al mirador del Empire State Building, el Museo Metropolitano de Arte, el Museo de Ciencias Naturales, el MOMA (Museo de Arte Moderno), el Rockefeller Center o el Guggenheim, y la Estatua de la Libertad, o un paseo en barco por la Bahía de Hudson.
Tiene una validez de nueve días desde el primer día de uso. Mientras, el New York Pass permite elegir entre ochenta de los principales puntos turísticos para utilizar a lo largo de una semana, y tiene también descuentos para algunos espectáculos de Broadway, restaurantes, algunos negocios y viene con una guía de bolsillo. Se trata de una tarjeta inteligente que permite la entrada libre a estas atracciones, como un tenedor libre en el que se puede comer todo lo que quiera.
El Explorer Pass cuenta con la opción de elegir de tres a diez de entre cincuenta de las mejores atracciones y tours, con la posibilidad de utilizarlo en cualquier momento por un período de treinta días, y viene también con una guía de bolsillo en varias idiomas. El Downtown Culture Pass ofrece tres días de admisión ilimitada a ocho de los diez museos del centro, más un tour guiado a pie y descuentos en los locales de souvenirs.
Manhattan
Si bien son cinco los distritos que componen esta gran isla, Manhattan es, por lejos, el más popular: en sus calles siempre agitadas, entre rascacielos y ejecutivos, turistas por doquier y transeúntes a la moda, se concentran los grandes encantos de esta ciudad cosmopolita por antonomasia: asiáticos, africanos, árabes, latinos, estereotipos que pueblan esta verdadera aldea global, en la que los hispanoparlantes parecen ser mayoría: el español suena en todos lados.
El Empire State Building es el techo neoyorquino. La cola es larga, pero fluida. Vale la pena elegir, dentro de las posibilidades, un día despejado. Subir hasta el observatorio del piso 86, donde hay una terraza circular al aire libre con binoculares de largo alcance, es un buen primer paso para dar en la ciudad, porque ayuda mucho a comprender desde esa panorámica en 360 grados por dónde uno andará caminando después.
En la entrada le entregan al visitante una audio guía, con la historia de la ciudad muy bien explicada. La terraza está dividida en sectores numerados y cada uno de esos sectores corresponde a otra porción de la manzana. Así, el relato se divide en las diferentes áreas en la que uno se detiene para observar.
El Central Park es el gran pulmón neoyorquino, un parque gigantesco de 337 hectáreas, dos veces el tamaño del principado de Mónaco.
El parque tiene varios accesos desde diferentes rincones de la ciudad. Años atrás, algunas zonas del parque eran sitios peligrosos, pero hoy en día la historia es otra y resulta un paseo muy agradable, entre lagos artificiales y naturales, ardillas que pululan por ahí y un sinfín de pájaros que convierten a este sitio, enclavado en medio de una de las metrópolis más grandes del mundo, en un sitio de observadores de pájaros. También hay dos pistas de patinaje sobre hielo.
Otro de los parques que sorprenden es el Bryant Park, ubicado en el midtown, una hectárea de verde entre la quinta y la sexta avenida, un oasis en un punto neurálgico rodeado de rascacielos. Al mediodía, es uno de los sitios predilectos de los oficinistas que trabajan en la zona para ir a almorzar. Hay varias mesitas, conciertos de piano al aire libre y Wi Fi libre. Por la mañana hay clases de yoga abiertas y, hacia noviembre, una parte del parque se transforma en pista de patinaje.
Hacia el lado conocido como el bajo Manhattan se encuentra el famoso distrito financiero de Wall Street, corazón de las finanzas del mundo y, muy cerca de allí, el Ground Zero, el memorial de las Torres Gemelas derribadas en el atentado del 11 de setiembre de 2001. Al lado se está construyendo el nuevo complejo de edificios del WorldTrade Center, que tendrá seis torres (una ya concluida).
Antes de salir de Manhattan hay que pasar por la Estatua de la Libertad, que se erige solitaria en medio del río como el ícono del sueño americano. También se puede dar solo un paseo en el barco por la bahía y alrededor de Ellis Island, y contemplar así el fabuloso skyline o paisaje urbano desde el río.
Compras y cultura
La oferta cultural en Nueva York es tremenda: desde el gigantesco Museo Metropolitano, pasando por el sorprendente Museo Americano de Historia Natural y el increíble MOMA (Museo de Arte Moderno) hasta una gran cantidad de galerías de arte dispersas sobre todo en el bohemio barrio del Soho, un vecindario de edificios bajos, de ladrillos y escaleras de incendio a la vista, con tiendas de diseño, bares y restaurantes dispersos en sus calles pintorescas. Pegadito, está el Greenwich Village, algo así como una vuelta al mundo en pocas cuadras. La calle Blicker por ejemplo alterna restaurantes italianos, hindúes, mexicanos y queserías con tiendas de zapatos y heladerías.
Si hablamos de teatro, cuenta con una oferta apabullante, seguramente la mayor del planeta, concentrada en la famosa calle Broadway, la meca a la que todo actor aspira llegar, reconocida por sus sorprendentes musicales. Ahí nomás, uno de los lugares más filmados y fotografiados alrededor del globo: Times Square, la famosa esquina de neón. Además de la oferta teatral, hay infinidad de eventos gratuitos al aire libre, conciertos en el Madison Square Garden y performances en el Lincoln Center, uno de los complejos de artes escénicas más grandes del mundo.
A la hora de las compras, aquí hay de todo y para todos. La oferta en indumentaria y calzados es descomunal. Existen locales de ropa deportiva inmensos, y muchas tiendas de departamentos, locales que venden prendas básicas, con gran variedad de tamaños, y verdaderas liquidaciones. Mientras tanto, sobre la Quinta Avenida y Madison Avenue se pueden ver las marcas más caras y exclusivas.
Brooklyn y el Bronx
Estos distritos, que antaño parecían peligrosos, y que el viajero esquivaba, hoy están revitalizados y de moda: son rincones amenos con alma de barrio, que contrastan con la muchedumbre de Manhattan. Para llegar hasta Brooklyn se puede tomar el metro pero, como siempre, la mejor alternativa resulta caminar. Es muy agradable atravesar a pie el hermoso puente de Brooklyn, uno de los tantos que cuelgan sobre el río Hudson. Una vez del otro lado, hay que caminar unas pocas cuadras hasta Brooklyn Heights, un apacible barrio de antiguas casas, locales de moda, y un paseo costero con una vista espectacular de los rascacielos al otro lado del río.
El Bronx, estigmatizado en otros tiempos como uno de los barrios más peligrosos, el ghetto afroamericano hoy forma parte del nuevo circuito turístico neoyorquino. Aquí, hay que dejarse llevar en las 2.700 hectáreas del parque PelhamBay, disfrutar de un buen plato de pasta italiana en la zona de Arthur Avenue,visitar el zoológico con más de 4 mil animales, o el jardín botánico. Pero sin dudas, la mística del Bronx está en las iglesias del barrio. Hay que entrar en alguna y sumergirse en el mundo de la música gospel, una experiencia inolvidable. Tanto, como un viaje a Nueva York.
Datos útiles
Cómo llegar: Aerolíneas Argentinas, United Airlines, y Lan, entre otras, vuelan a Nueva York desde Buenos Aires.
Más info: www.aerolineas.com.ar,www.united.com, www.aa.com, www.lan.com
Para viajar a Estados Unidos, los ciudadanos argentinos necesitan visa.
Más info: www.inmigracionusa.com
Dónde comer:
La oferta gastronómica neoyorquina es inmensa. Además del Soho y el Greenwich Village, hay un punto revitalizado llamado el HellsKitchen, en las inmediaciones del centro, que hasta hace unos años era un lugar peligroso. Hoy es un renovado paseo gastronómico.
Más info: www.nycgo.com