El año pasado, momentos antes de llegar al Congreso para dar su primer discurso ante la Asamblea Nacional, el Presidente Mauricio Macri culpó a la lluvia por la poca cantidad de gente que había en las calles. Ayer, con un sol pleno, fueron pocos los vecinos que se apostaron en las veredas para saludarlo.
Dentro del Pro relativizan las lecturas que atan directamente la adhesión a las políticas de Cambiemos con las movilizaciones callejeras.
El triunfo electoral del macrismo en 2015 consolidó esa idea: recuerdan que el uno de marzo de ese año hubo una masiva movilización kirchnerista para acompañar el último discurso de Cristina Fernández como presidenta ante el Congreso, pero meses después la fórmula oficialista de entonces, Scioli-Zannini, fue derrotada, eso sí, en un ajustado balotaje.
La UCR, que supo encabezar históricamente potentes movilizaciones, ha perdido cierta gimnasia al respecto. En la reciente cumbre radical de Villa Giardino, el viejo partido de Alem, Yrigoyen y Alfonsín reclamó al Pro espacios institucionales en los que se puedan discutir medidas trascendentes del gobierno, previo a su aplicación.
"Avanzar hacia una coalición de gobierno", ejemplificaba ayer el diputado nacional radical mendocino Luis Borsani. Está claro que a ese espacio, al menos por ahora, no lo reclamará por vía de la presencia partidaria en las calles.
Lo cierto es que tampoco la oposición se manifestó de manera masiva fuera del Congreso. El vallado de seguridad implementado varias cuadras a la redonda, celosamente custodiado por centenares de policías, cumplió su misión disuasoria.
Apenas un grupo de unos 500 manifestantes docentes pudieron romper el cerco y llegar hasta el Congreso. ¿La oposición reservó fuerza y músculo para la movilización convocada por la CGT para el próximo martes 7?
La cúpula cegetista no estuvo en los palcos de la Asamblea Legislativa. Héctor Daer, integrante del triunvirato de la CGT, asistió pero en su calidad de diputado nacional del Frente Renovador.
Así como el ex presidente Eduardo Duhalde presenció el discurso del presidente Macri sentado junto al jefe de gabinete Marcos Peña, otros dos ex primeros mandatarios faltaron a la cita: el senador Carlos Menem y Fernando de la Rúa, este último de viaje por Alemania.
Como era previsible, tampoco estuvo las dos veces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Entre los diputados brillaron dos ausencias: el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, de gira por Israel, y Máximo Kirchner, jefe político de La Cámpora. Tampoco se vio en la Asamblea a referentes del campo de los Derechos Humanos.
En el Salón de los Pasos Perdidos, un espacio dentro del Congreso donde los legisladores ejercitan el “off” con los periodistas, un senador nacional del Frente para la Victoria justificó el rechazo del triunviro cegetista, Juan Carlos Schmid, al apoyo explícito que Cristina Fernández dio a la marcha de la CGT del próximo martes: “Ella fue muy despreciativa del movimiento obrero organizado. A la CGT le pareció muy oportunista la adhesión”. La grieta peronista sigue abierta.