El tema quizá no sea nuevo. Pero hoy se ha vuelto moneda corriente en los medios del mundo querer llegar primero al lugar del crimen o del accidente para mostrarlo en todo su esplendor. “Si hay cadáver, hay noticia”, dijo alguna vez el editor de un periódico sensacionalista, convencido de que lo que siempre más moviliza al público, sobre todo hoy, es el morbo y el dolor ajeno. Y quizá no se equivocaba.
Eso es lo que hace el personaje de Jake Gyllenhaal en la película “Primicia mortal”, que hoy se estrena entre nosotros, y en la que encarna a un inescrupuloso vagabundo de Los Ángeles, llamado Lou Bloom, que termina convertido en un inesperado periodista cazador de imágenes o “nightcrawler” (merodeador nocturno), como los llaman los estadounidenses.
Gracias a su habilidad para recorrer las calles y atento a las radios de los coches policiales, en su vida aparecerá además una despiadada editora de televisión, Nina -interpretada por Rene Russo-, que verá en él un gran potencial para llenarse de dinero a través del impacto amarillista.
Los crímenes más sangrientos, los accidentes más espectaculares -si hay niños o mutilados, mejor- despiertan la avidez de rating de los canales televisivos que llegan a pagar esas filmaciones o las fotografías a precio de oro.
“Primicia mortal”, que dirigió el debutante Dan Gilroy, intenta ser una crítica a esta modalidad cuestionable desde el punto de vista ético, pero de la que se alimentan todos los medios gráficos del mundo y que es devorada por un público heterogéneo amante del impacto rápido y truculento.
Pero hay más, porque el personaje de Bloom crea a menudo una puesta en escena: reacomoda los cadáveres o los cuerpos heridos para tener un mejor ángulo de cámara, sin mostrar la más mínima empatía por las víctimas. En tanto que Nina manipula las noticias para generar el redituable temor en los televidentes de que cualesquiera de ellos podría ser la víctima. Tanto Bloom como Nina son expertos en el arte de mentir y chantajear para conseguir sus objetivos, que no es otro que hacerse de dinero a costa de los miedos de la gente.
Según opinó Gyllenhaal en una entrevista con diario Clarín: “todos somos cómplices de esto”. El actor de 33 años considera que todos tenemos algo del personaje que él interpreta en la película y que, de un modo u otro, “todos aminoramos la marcha y miramos embobados cuando pasamos frente a un accidente horrible” o clavamos la vista en el televisor cada vez que se nos muestran los cuerpos de una masacre o un asesinato.
Si bien el personaje de Bloom no ha cometido él mismo ningún crimen ni ha hecho nada considerado ilegal, “no creo que pueda ser considerado inocente”, dijo el actor nominado al Oscar en 2006 por “Secreto en la montaña”.