Hace poco se ha conocido la Segunda Encuesta de Cultura Constitucional, proyecto conjunto de Idea Internacional y Poliarquía Consultores. La lectura y análisis de los datos recolectados en los principales centros urbanos, incluido el Gran Mendoza, muestran las severa contradicciones e incongruencias de los argentinos frente a la Constitución y las leyes.
El trabajo se divide en cinco capítulos cuyos títulos de por sí son ilustrativos. (I) El modelo de sociedad: derechos, valores y cumplimiento de la ley. (II) Democracia e instituciones. (III) Interés en los asuntos públicos, conocimiento y confianza en los poderes del Estado. (IV) La Ley y la Constitución. (V) Medios de comunicación y libertad de prensa. Del extenso trabajo en el espacio de esta columna sólo podemos comentar algunos de los aspectos más llamativos.
En el capítulo primero se indaga sobre el consenso social. La respuesta es elocuente, más de 70% considera que en la Argentina no existe consenso social sobre lo que está bien y lo que está mal; no se respeta a los demás, las reglas de convivencia y los espacios públicos.
En materia de libertades democráticas se reconoce la existencia amplia de varias de ellas, pero hay serias restricciones para expresar lo que uno piensa y trabajar en lo que uno quiera.
En el segundo capítulo hay un dato muy positivo, 76% de los argentinos cree que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno. La encuesta compara los resultados de 2014 con los de 2004, el porcentaje anterior subió en ese período, pero sigue habiendo alrededor de 20% que piensa que en algunas circunstancias un gobierno no democrático puede ser mejor.
Frente a la pregunta para que se fortalezca la democracia qué es más importante, 45% responde que se respeten y apliquen las leyes, pero en la década ha habido un importante retroceso en la exigencia de honestidad del gobierno.
Otro aspecto positivo es que 70% prefiere un líder respetuoso de las leyes aunque no sea fuerte, pero una cuarta parte de la población prefiere un líder fuerte aún cuando no fuere muy respetuoso de las leyes. En materia de confianza en las instituciones sobresale la alta confianza en la universidad pública y en los maestros y la muy baja en la policía y en los políticos.
En el capítulo tercero, cuando se indaga sobre el interés en los asuntos públicos, 54% de los argentinos se interesan poco o nada por los asuntos que se discuten en el Congreso Nacional, pero el porcentaje fue bastante más alto hace diez años.
Muy serio es que 75% de los argentinos cree que los miembros del Congreso toman decisiones considerando poco o nada los intereses de la gente, aunque aquí también la situación es mejor que hace una década.
Se indaga sobre la conformidad con el Congreso le otorgue frecuentemente poderes especiales al Ejecutivo, 52% está en desacuerdo, pero llamativamente 27% está de acuerdo.
A la pregunta de qué grado de independencia tienen los jueces para tomas sus decisiones, 60% de la población cree que son poco o nada independientes del poder político, situación agravada en la última década. De las personas que en los últimos años han tenido que recurrir a la Justicia, un alto porcentaje evalúa negativamente la respuesta obtenida. Muy grave es que 80% considera que la Justicia no es objetiva ni ecuánime.
En el capítulo cuarto aparecen las incongruencias y los graves problemas que aquejan a nuestra sociedad. 91% considera que la Constitución Nacional es importante, pero a su vez el desconocimiento de la misma es altísimo, más aún de las Constituciones provinciales.
Luego aparece la anomia en sus aspectos más crudos; para 79% de la población, Argentina es un país que vive la mayor parte del tiempo al margen de la ley, la situación era peor hace 10 años.
Un situación muy interesante es frente a la pregunta sobre quién debe poner límites a la conducta de las personas, la respuesta es primero la familia y luego la ley. Pero 43% está dispuesto a ir contra la ley si cree que tiene razón y 83% considera que los argentinos son transgresores o desobedientes de la ley y un alto porcentaje que los ciudadanos no son iguales ante la ley.
Sin duda muchos datos para reflexionar.