"Nos dispararon entre cinco y seis sujetos"

Fue lo que declararon los custodios de Prosegur al recordar el fallido y violento intento de asalto. El juicio continúa hoy.

"Nos dispararon entre cinco y seis sujetos"

Si bien ninguno de los cuatro testimonios aportados por el personal de seguridad del camión de caudales incriminó directamente a los acusados, esos relatos sirvieron para que el tribunal y las partes tuvieran un panorama claro de lo que se encuentra incorporado en el expediente de la causa por el asalto en el Carrefour de Godoy Cruz.

También hubo declaraciones que sólo indicaron haber escuchado los tiros, pero sin poder ver lo que ocurría. Uno de estos testimonios, en boca de una mujer, obligó al tribunal a sacar a los imputados de la sala. Flavia G. justificó su pedido aduciendo que un familiar de ella vive frente a la casa de la familia de los mellizos Funes, dos de los cuatro imputados.

En esta audiencia frente al Tribunal se sentaron Omar Gómez, Luis Cabral y Nelson y Néstor Funes, custodiados por agentes penitenciarios.

En primera persona

La tarde del viernes 9 de marzo de 2012, un blindado de una empresa de recaudación de valores, estacionó a un costado de la playa del hipermercado de avenida San Martín, en Godoy Cruz, con la misión de retirar el dinero de la Bolsa de Comercio, pero al salir con la saca se produjo un tiroteo que llevaba como fin el robo del dinero. El hecho quedó en intento, mientras que a cuadras mataron a Matías Quiroga (21), para apoderarse de su vehículo y así escapar de la escena.

En la sala de debates se escuchó el relato de José Pereyra, quien estaba al mando del camión recaudador; Orlando Lobos, responsable de transportar las sacas con el dinero, junto con los custodios Julio Quevedo y Guillermo Aveiro.

Cada uno a su turno contó lo ocurrido o lo que pudo ver en esos minutos. También respondieron preguntas del ministerio público y la querella, mientras que las defensoras oficiales, no participaron del interrogatorio. En todos ellos hubo coincidencia al señalar que el ataque lo cometieron "cinco o seis sujetos que nos dispararon" (encapuchados, con chalecos antibala y guantes), aunque en el debate hay cuatro acusados.

"Entre el ruido y el silencio"

Pereyra estaba en el interior del camión cuando escuchó los tiros. Desde su posición y por el espejo retrovisor alcanzó a ver a gente que disparaba y, por su conocimiento sobre armamento, dijo haber visto "una PA 3 y un revólver 38 largo", por lo que intentó "poner el vehículo como escudo de mis compañeros" y además activó la sirena, lo que sorprendió a propios y extraños.

Por su parte, Lobos relató que con la saca en la mano salió y caminó dos o tres metros "cuando empezaron a tirar", volvió sobre sus pasos, rompió un vidrio e ingresó de nuevo a la Bolsa de Comercio para entregar el dinero al cajero. Después salió para "ayudar a mis compañeros". Precisamente este hombre logró detener a uno de los imputados: Cabral, que pidió "no tiren" y arrojó el arma al costado de la pared que lleva al estacionamiento subterráneo del hipermercado. A Lobos el chaleco le salvó la vida.

Quevedo a su turno recordó que en un momento todo era ruido y después hubo un silencio. "Nos dispararon de todos lados y respondimos la agresión". Sin embargo no pudo precisar el tiempo transcurrido porque fue "todo muy rápido" y menos dar alguna característica de los delincuentes.

Ocho tiros

El último testimonio de los ocupantes del camión fue dado por Guillermo Aveiro, que mostró a su ingreso una ligera renquera. Sentado, prestó juramento de decir la verdad y después recordó que a poco de salir escuché: "Ahora vamos" y desde una camioneta saltaron varios sujetos a los tiros.

Y agregó: "Respondí con mi arma pero me dieron varios disparos (en total fueron 8 los impactos) en las piernas y caí al piso. Casi inconsciente pude ver que uno vino y me volvió a disparar en el pecho, pero me salvé por el chaleco".

Desde aquel 9 de marzo, Aveiro se encuentra con parte de enfermo, se le han practicado varias operaciones, entre otras la aplicación de clavos en una pierna y una plaqueta en la cadera, reconociendo finalmente que la secuela de aquel ataque es una "renguera permanente".

El final de aquella jornada fue cuando la Policía invadió el lugar y se hicieron cargo de los heridos, entre ellos los dos ladrones. El ya nombrado Cabral y Nelson Funes (escondido debajo del blindado), mientras que a las pocas cuadras, Matías Quiroga moría desangrado en la calle, después que los delincuentes le dispararan para apoderarse de su vehículo y escapar de la escena.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA