Cuenta que se fue a dormir tarde, entretenida con unos festejos partidarios que se extendieron hasta la madrugada, pero a primera hora de ayer, la intendente electa Norma Trigo ya estaba en su despacho, leyendo en los diarios las crónicas que reflejaban el holgado triunfo que Cambiemos obtuvo sobre el peronismo, en las elecciones municipales del domingo.
“Sí, he dormido unas pocas horas pero valió la pena. Hubo mucha alegría y me emocionaron especialmente las lágrimas de viejos referentes del partido, que nunca habían visto al radicalismo ganar en Santa Rosa. Ahora finalmente se nos dio y el apoyo de la gente con su voto es señal de que vamos por buen camino, de que estamos saliendo de la peor crisis que hubo en Santa Rosa”, dice Trigo, que recién a fin de mes asumirá formalmente como intendente y hasta entonces, seguirá siendo la presidente del Concejo a cargo del municipio.
Para jurar como intendente y completar el mandato hasta diciembre de 2019, Trigo primero deberá renunciar al Concejo y su banca será ocupada por otro radical, Adrián González.
De todos modos, el peronismo mantiene allí una mayoría de cinco ediles, situación que hoy obliga al oficialismo a negociar cualquier proyecto pendiente.
“Hasta ahora no he tenido problemas con el Concejo, que ha estado dispuesto a acompañar y a sacar los proyectos que hemos presentado”, admitió Trigo: “De todos modos, aspiramos a que en las elecciones legislativas consigamos mayoría, que es ideal para gobernar sin presiones de la oposición”.
Mientras firma expedientes y atiende llamados, Trigo asegura que no habrá grandes cambios en su gabinete: “Sólo algunos movimientos, pero las áreas que han trabajado bien seguirán sin retoques”, dice aunque no da detalles y subraya que en su equipo hay gente de todos los sectores de Cambiemos: “En Santa Rosa nunca fuimos gobierno porque el radicalismo no estuvo unido. Hoy lo logramos y la idea es mantener esa unidad”.
En estos diez meses al frente del municipio, la concejal Norma Trigo se anotó algunos logros y apagó varios incendios: consiguió poner el sueldo de los municipales al día, comenzó a pagar viejas deudas a proveedores, reactivó los servicios públicos que tenían al departamento inmerso en la suciedad y puso en marcha obras paradas por falta de dinero: "Sigue Norma, sigue la normalidad", fue una de las oportunas frases durante la campaña, repetida en carteles y pasacalles.
Además, Trigo redujo notablemente la cantidad de empleados municipales: “Había mucha gente de la época de (Sergio) Salgado que no trabajaba en ningún puesto. En un momento se vencieron mil contratos. Mandé a que las distintas áreas me informaran quién realmente trabajaba y al final sólo renovamos 200 de ellos; fíjese que nadie vino a reclamar porque era gente que nunca pisó la comuna y que cobraba a cambio de votos. Hoy hemos optimizado el gasto, el municipio tiene 1.400 empleados, cuando hubo épocas en las que se llegó a 3.000 en un departamento con 16.000 habitantes”.
Con la ayuda de la Provincia, Trigo apuesta a que la obra pública sea generadora de empleo: “Apuntamos a reactivar las obras que Salgado dejó inconclusas: las cloacas para la villa cabecera que ya están en marcha, la refuncionalización de las avenida Remo Falciani, en La Dormida y Emilio Civit, en Las Catitas; un par de nuevas ciclovías, reparaciones en el barrio La Costanera, el más grande del departamento y todo con mano de obra local. Hay que ahorrar en gastos para invertir en obras y en trabajo, ésa es la idea”.
