Nobel para estudiosos del cerebro

John O’Keefe y la pareja de investigadores May-Britt y Edvard I. Moser recibirán el premio tras descubrir el complejo mecanismo por el cual el ser humano logra orientarse espacialmente.

Nobel para estudiosos del cerebro
Nobel para estudiosos del cerebro

¿Cómo logran los mamíferos orientarse en un entorno geográfico complejo? Para responder a este interrogante ligado a las funciones del cerebro, los científicos John O’Keefe (británico-estadounidense) y la pareja de noruegos May-Britt y Edvard I. Moser llevaron adelante estudios que implicaron largos años de trabajo, gracias a los cuales concluyeron que en realidad, la capacidad que tienen los seres humanos para ubicarse espacialmente, se explica gracias a la existencia de un tipo de células nerviosas ubicadas en la zona del hipocampo.

Los estudios iniciados en 1971 mediante una exhaustiva investigación (que en principio se aplicó a ratas), permitieron despejar varias dudas que durante siglos habían quitado el sueño de científicos y filósofos, quienes se preguntaron, por ejemplo, cómo era posible que los marinos de siglos atrás hayan logrado cruzar los mares teniendo como referencia el cielo.

Lo cierto es que en realidad, desde que comenzaron sus trabajos hasta la fecha, los científicos extranjeros que recibirán el Premio Nobel de Medicina el 10 de diciembre en Estocolmo, descubrieron que los seres humanos poseen un GPS (sistema de posicionamiento global) interno, que permite tener la capacidad de moverse de manera efectiva en un determinado medio. Es decir, que de este modo, el cerebro crea una especie de mapa sobre el espacio y conforme a esto las personas se desplazan.

Las investigaciones iniciales aplicadas a ratas por O’Keefe fueron el antecedente que dio lugar a nuevos descubrimientos y dejaron entrever la existencia de células (llamadas “de lugares”), que se activaban formado un mapa de la habitación en el cerebro del animal. Justamente, en 2005, May-Britt y  su esposo Edvard llegaron a la conclusión de que existe una segunda clave de este GPS, al identificar otro tipo de células nerviosas (denominadas de “red”), que generan un sistema coordinado para el posicionamiento preciso y el trazado de itinerarios.

De acuerdo a la información que ayer trascendió en los medios a nivel mundial, “estas investigaciones mostraron cómo las células de lugares y de red hacen posible determinar una posición y desplazarse”, según explicaron integrantes del jurado a cargo de elegir a los merecedores de esta mención honorífica, que además implica un premio de ocho millones de coronas suecas (1,1 millones de dólares, 881.000 euros).

En el campo de la ciencia, este avance permite abrir otras puertas que podrían explicar procesos que suceden a nivel neurológico en los casos de patologías como el  Alzheimer, ya que quienes viven con esta afección a menudo presentan dificultades para reconocer su entorno. “Por lo tanto, el conocimiento sobre el sistema de posicionamiento del cerebro puede ayudarnos a entender (...) la devastadora pérdida de la memoria espacial, que afecta a las personas con esta enfermedad”, agregaron los encargados de seleccionar la investigación más trascendental en el mundo de la medicina.

Los descubrimientos merecedores de este Nobel también abrieron nuevas vías para comprender funciones cognitivas como la memoria, el pensamiento y la planeación, dijo el comité que asigna el premio.

La explicación mendocina

Fabián Cremaschi, médico neurocirujano y titular del área de Neurología y Clínica quirúrgica de la Universidad Nacional de Cuyo consideró que si bien este descubrimiento por el momento no es aplicable a tratamientos concretos, ha constituido un avance muy importante en esta especialidad. Ocurre que este complejo mecanismo del cerebro, además de ser clave para orientarse, permite comprender cómo los grupos de células especializadas trabajan en conjunto con el cerebro.

Cremaschi detalló que las células halladas por los científicos años atrás, están ubicadas entre la zona del hipocampo y la corteza entorreal, ambas, consideradas zonas antiguas del cerebro humano que comandan las funciones intermedias de los mamíferos.

De acuerdo a la teoría de Paul Mc Lean, detalla el especialista mendocino, el cerebro humano está compuesto por tres áreas que se desarrollaron en diferentes etapas evolutivas. Por eso, se la denomina teoría del “cerebro Triuno”.

La más antigua de todas es la zona llamada “reptiliana”, que regula las funciones más básicas para la vida, como dormir o comer. La segunda, por su parte es la intermedia o “paleomamífera”, que rige otras capacidades, como en este caso, la de orientarse; en tanto que la tercera zona del cerebro (“neomamífera”) es la más evolucionada y permite desarrollar capacidades más complejas; en el caso del hombre, razonar.

Matrimonios nobel

Como los noruegos May-Britt y Edvard Moser, colaureados del Nobel de Medicina 2014, 3 matrimonios fueron recompensados juntos con uno de estos preciados galardones y uno más recibió premios por separado.

Pierre y Marie Curie (Francia) ganan juntos el Nobel de Física en 1903. Marie Curie se convierte entonces en la primera mujer premiada antes de verse atribuir, en solitario, el Nobel de Química en 1911.

Irene y Frederic Joliot-Curie (Francia) se adjudican el Nobel de Química en 1935.

Carl y Gerty Cori (Estados Unidos) reciben el Nobel de Medicina en 1947.

Gunnar Myrdal (Suecia) se lleva el Nobel de Economía en 1974, mientras que su esposa, Alva Myrdal, obtiene el Nobel de la Paz en 1982

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